La residencia incendiada en Zaragoza cumplía la normativa
Las banderas oficiales en los edificios públicos de Aragón ondean a media asta este sábado en señal de luto tras el incendio del viernes en la residencia psicogeriátrica de Villafranca de Ebro (Zaragoza), en el que diez personas perdieron la vida y otras dos resultaron heridas.
Fuentes del Gobierno de Aragón han indicado que el centro tenía la licencia de actividad correspondiente –tanto del ejecutivo autonómico como del ayuntamiento–, y que cumplía la normativa antitincendios y la ratio de personal por número de residentes aconsejada por los técnicos, informa Efe. El reglamento marca la presencia de un trabajador por cada 35 residentes en el turno de noche, aunque de hecho en el momento en el que se produjo el incendio había dos trabajadoras para 69 usuarios de las 72 plazas disponibles.
Los 57 residentes que resultaron ilesos fueron reubicados el viernes en la residencia Vitalia de Huesca, donde se encuentran bien, «tranquilos y en periodo de adaptación», y en la que reciben visitas de sus familiares.
Hasta allí estaba previsto que se desplazara este sábado la alcaldesa de Villafranca de Ebro, Volga Ramírez, junto al resto de su corporación para trasladarles el cariño de la población, de 860 habitantes, ubicada a 30 kilómetros de la capital aragonesa, que sigue consternada por lo sucedido y a cuyos vecinos «ha tocado» la tragedia por la proximidad existente entre los vecinos de un pueblo pequeño.
La alcaldesa ha señalado que los cuerpos de los fallecidos fueron trasladados este viernes al Instituto Anatómico Forense para la realización de las autopsias y que este domingo se celebrarán tres funerales de víctimas.
La Guardia Civil continúa las investigaciones para determinar las causas del incendio, que se originó en una de las habitaciones de la residencia, en la que había ingresados mayores dependientes y algunas con enfermedad mental, y cuyo origen podría ser un cigarro que una residente habría fumado en una de las habitaciones siniestradas.
De los dos heridos, uno de ellos, de 72 años, fue ya subido a planta este viernes tras permanecer por la mañana en observación en Urgencias, mientras que el otro, un hombre de 65 años, continuaba al cierre de esta edición ingresado en la UCI estable, en estado grave.
Personal de la residencia siniestrada y voluntarios del Colegio de Trabajadores Sociales atienden por turnos a estas 57 personas mayores dependientes, que se encuentran «sorprendentemente tranquilos» y que habían pasado buena noche, aunque a algunos les costó más dormir.
El personal que les atiende les ha llevado libros y música para entretenerles y porque les ayuda a tranquilizarse, porque aunque algunos no son conscientes de lo sucedido en la residencia Jardines de Villafranca, otros sí lo son, según explicó a los medios Belén, una de las terapeutas ocupacionales de la residencia zaragozana que forma parte del equipo de auxiliares y técnico que los atiende en el centro oscense.
Hasta Huesca se han desplazado familiares de los supervivientes para visitarlos y comprobar que están bien, y también voluntarios del colegio de trabajadores sociales que se organizan por turnos para atender a los residentes, algunos de los cuales ya lo hicieron el viernes en la propia residencia incendiada.
Permanecerán todo el fin de semana «por turnos» en el centro de Huesca, según explicó una de ellas, Yolanda Obón, que pertenece al grupo de intervención de trabajadores sociales del colegio profesional.
Según Obón, los residentes están «agradecidos» de poder estar en las instalaciones de Huesca, «tranquilos y en periodo de adaptación», porque quieren «volver a sus rutinas».