La geolocalización de los móviles enfrenta al exmarido de Ana Henao al delito de asesinato
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El trabajo de la Brigada Central de Desaparecidos y Homicidios de la UDEV española, con el apoyo del FBI, ha logrado lo que hasta hace poco parecía un improbable: David Knezevich, 'Dusa', nacido en Serbia pero residente en EE.UU. y de 36 años, se sentará en el banquillo de la Corte de Florida acusado de asesinato. Así lo ha podido saber ABC tanto por fuentes policiales de toda solvencia como de informantes de la judicatura. El logro es todo un giro de guion en esta historia, porque, hasta ahora, la imputación que caía sobre él era de secuestro, por la desaparición de su exmujer, Ana María Henao, con doble nacionalidad colombiana y estadounidense. El delito agravado se veía lejos al no haber rastro de sus restos. El suceso ocurrió a inicios de este febrero en Madrid, donde residía desde hacía un mes la víctima, tras una dura separación de David. Fue capturado al llegar al aeropuerto de Miami desde Belgrado tras presuntamente matar a Ana. El trasfondo del crimen sería que el empresario se negaba a dividir en la separación sus 12 millones de dólares. Los tiempos judiciales en Norteamérica son muy distintos a los españoles. En octubre debía haber empezado la vista oral, que ya había sido aplazada, pero finalmente, como anunció ABC, comenzará el 15 de febrero de 2025. Ese tiempo ha sido providencial para que nuestros agentes hayan emitido comisiones rogatorias a compañías telefónicas de otros cinco países: Francia, Italia, Croacia, Serbia y Eslovenia . Son los territorios por los que pasó Knezevich en su periplo de ida y vuelta entre su país y España. La triangulación tanto de sus tres terminales como el de la propia Ana, ya muerta, en parte de ese viaje de regreso para entregar en Belgrado el coche de alquiler con el que se desplazó para el crimen y montar una coartada que por ahora («por pruebas circunstanciales», dicen los americanos) se está logrando arruinar. ABC publicó hace un mes el informe prácticamente íntegro de las geolocalizaciones, que revelaba que efectivamente David, tras matar a Ana, la llevó en el coche al menos hasta Francia; el terminal de ella emitió señal dentro del país galo. Luego, por un rodeo que dio en una zona boscosa del norte de Italia y que hizo que tardara con el Peugeot 208 un total 27 horas y media, en vez de 8 y media, los investigadores sospecharon que había decidido deshacerse del cadáver de su exesposa, que nunca ha sido encontrado. Los agentes de Desaparecidos y Homicidios se desplazaron hasta el país transalpino para peinar toda esa área, sin éxito. Según los repetidores franceses, David mandó a través de WhatsApp a las amistades de ella, haciéndose pasar por Ana, el siguiente texto a una de las allegadas, Sanna, el 3 de febrero a las 14.03: «Conocí a una persona muy chévere. Tiene una casa de recreo a unas 2 horas de Madrid. Ahora nos vamos y pasaré unos días allí. Aunque apenas hay señal. Te marco cuando vuelva». Al parecer, le pidió a una exnovia que le redactara el mensaje en español previamente para luego remitirlo él, según declaró esta misma persona. A las 16.16, otra amiga recibió un WhatsApp aparentemente de Ana María Henao, en el que justificaba su ausencia. Era el mismo texto que el anterior, pero en inglés. Algunos informantes confiaban en una confesión de Knezevich para lograr imputarle el asesinato, y no secuestro. Pero el acusado siempre ha negado no solo que se llevara y matara a la mujer; sino incluso que haya estado nunca en España. Su abogado solicita directamente la absolución, mientras que el de la familia Henao y el propio hermano de la víctima destacaron el jueves, tras conocer la noticia, el valor de las publicaciones periodísticas y de las pesquisas de la Policía española para lograr que el tribunal acepte que pase de ser presunto secuestrador a un uxoricida de libro. Y aquí juega un papel fundamental otra prueba de cargo: las cámaras captaron su coche alquilado, al que el serbio le cambió las placas por unas robadas en Alcalá de Henares, cuando acudió a comprar pintura en espray a una ferretería de Coslada; un bote negro con el que también se le captó en el edificio de Francisco Silvela, 65 (distrito de Salamanca), donde Ana había alquilado un piso rociando las cámaras interiores de vigilancia. Ese 2 de febrero de 2024 iba disfrazado con un casco de motorista, para que no se le reconociera, y eso ocurrió poco antes de que, supuestamente, la matara. La Policía Nacional cree que lo hizo por asfixia mecánica, pues la Científica no halló ni una gota de sangre en el apartamento. Y que David luego metió el cuerpo de la mujer, de menuda complexión, en una maleta que se llevó en el Peugeot. Los controles de peajes y cámaras de tráfico también lo sitúan en territorio español desde Madrid hasta el paso fronterizo de la Junquera (Gerona), y los repetidores de los otros cinco países lo ponen también contra las cuerdas. Y eso que él le había dicho a su madre que saldría a pasar unos días en Montenegro, llegando incluso a enviarle fotos supuestamente hechas en la costa de aquel país. «El plan lo había tejido minuciosamente; pero quizá pensó en que no íbamos a investigar tan a fondo. No conoce a la Policía Nacional española«, destaca uno de los miembros del equipo que han conseguido darle la vuelta al calcetín al complicado caso. Florida es uno de los estados en los que se aplica aún la pena de muerte. El siguiente paso es que la Fiscalía americana emita su escrito inicial de acusación, en el que deberá aclarar si solicita la pena capital para Knezevich o pide cárcel. El empresario lo tiene complicado. Donald Trump, durante la reciente campaña electoral que lo aupará de nuevo a la Casa Blanca el 20 de enero próximo, anunció más mano dura con estos casos y se mostró partidario de anular más ejecuciones. Un castigo rechazado por consenso legal y social en Europa pero que, pese a ser considerada la mayor democracia del mundo, sigue vigente en buena parte de los cincuenta estados en que se divide la Unión. Y que, además, tienen aún un nicho de aceptación popular lo suficientemente holgado en determinados casos al menos.