«Somos una entidad cercana, con vocación social y arraigada al territorio»
Con 150 años de historia y una vocación arraigada en el territorio aragonés, Ibercaja está centrada en estos momentos en ofrecer soluciones integrales y personalizadas a sus clientes. Con una base de capital sólida del 12% y activos improductivos en solo un 4%, la entidad se ha enfocado en crecer, expansión en el que la división de empresa juega un papel fundamental. Teresa Fernández , directora esta área, tiene claro que las empresas son el motor de la economía y que banca tiene una responsabilidad muy importante como canalizador de los recursos que las compañías necesitan.
Ibercaja tiene dos áreas bien diversificadas: particulares y empresas. ¿Qué beneficios aporta esta separación en su modelo de negocio?
Dividir nuestras áreas nos permite enfocar mejor el servicio al cliente. Esto significa adaptar nuestras soluciones a las necesidades específicas de cada uno. En el caso de los clientes empresariales, la demanda va mucho más allá de productos financieros, ya que buscan soluciones integrales y personalizadas.
El rol de Ibercaja no es solo de financiar a empresas...
Con 150 años de historia, entendemos que las empresas son el motor de la economía y nosotros, en cierto modo, somos el sistema circulatorio del dinero. Al provenir de un modelo de caja de ahorros, tenemos una vocación natural de impulsar la economía y el desarrollo. Por ejemplo, en los años 40, Ibercaja creó el primer centro de capacitación agraria en Aragón, que fomentó el desarrollo agrícola en la región. De igual manera, hemos apoyado otros sectores estratégicos, como el de la nieve en Aragón, donde tenemos el 50% del Grupo Aramón, un proyecto que ha dinamizado el turismo en el Pirineo. Hemos participado también en el impulso de denominaciones de origen en Aragón, tomando participaciones en empresas cuando el sector requería impulso, como en Viñas del Vero o en proyectos de Jamón de Teruel. Recientemente, nos hemos enfocado en la logística y movilidad. El año pasado inauguramos el Mobility Museum en Zaragoza, y nuestro apoyo ha sido fundamental para el desarrollo del Zaragoza Logistics Center, el primer centro europeo adscrito al MIT.
La banca también se está mostrando solidaria con los afectados por la DANA, ¿qué acciones están realizando desde Ibercaja?
Estamos prestando ayuda a los clientes y empresas afectados, poniendo en marcha varias medidas de ayuda a través de donaciones que hemos realizado, así como una plataforma que hemos puesto en marcha para canalizar la ayuda a través de la Cruz Roja.
Después de la crisis de 2008, ¿cómo han evolucionado los objetivos de Ibercaja?
Tras la crisis, los planes estratégicos de la banca se centraron en fortalecer la solvencia y limpiar los balances para enfrentar las exigencias regulatorias. También hemos pasamos de un modelo de caja de ahorros a banca comercial, y hemos tenido que aprender a operar en un entorno de tipos de interés negativos que duró 10 años. Desde 2020, con una base de capital sólida del 12% y activos improductivos en solo un 4%, hemos vuelto a enfocarnos en crecer.
¿Y cómo prevén hacerlo?
La línea de empresas ha ganado gran importancia. Aunque la financiación empresarial en España ha caído, nosotros hemos crecido un 20% en saldo, sumando 500 millones anuales y llegando a un volumen de actividad de 12.500 millones con 100.000 empresas como clientes. Nuestro objetivo es situarnos en una cuota superior al 2%.
¿Cómo ha impactado la subida de los tipos de interés?
La velocidad del aumento ha sido el mayor desafío. Subir 400 puntos base en 14 meses cogió por sorpresa a algunas compañías que habían hecho grandes inversiones a tipos variables y con financiación a corto plazo. Esto generó tensiones de tesorería. No tenían problemas estructurales, sino por un incremento inesperado de los costes financieros.
¿Cuál es la principal debilidad del tejido productivo español?
La baja inversión. Llevamos siete años con inversiones por debajo de lo necesario, lo que afecta la competitividad. Además, las empresas expresan preocupaciones relacionadas con la incertidumbre política, la falta de mano de obra cualificada y la eficiencia en la aplicación de tecnología e inteligencia artificial.
¿Es buen momento para que las empresas se animen a invertir?
Sí, sin duda. A pesar de una ralentización económica, España tiene perspectivas positivas. Los tipos de interés están en un nivel adecuado, y la estabilidad económica es la mejor plataforma para incentivar inversiones.
¿Cómo ha impactado la llegada de los fondos Next Generation?
Han tenido un efecto positivo, aunque más lento de lo esperado, ya que el 80% ha ido al sector público. Hemos lanzamos un asistente digital para ayudar a las empresas a acceder a información sobre licitaciones y subvenciones. Además, hemos creado productos Next Generation específicos para financiar y adelantar ayudas.
Se ha hablado mucho de la viabilidad de la banca mediana, ¿qué opinión tiene al respecto?
La banca mediana tiene un modelo muy valioso. Aunque tenemos menos capacidad de inversión que las grandes, la tecnología nos permite mejorar nuestra productividad y competir a buen nivel.
¿Y cuál es su visión sobre las fusiones?
Ibercaja tiene su propio proyecto de crecimiento, y nuestras fundaciones están satisfechas con el modelo actual, así que no hay interés en cambiarlo. Somos una entidad cercana a nuestros clientes, con vocación social y arraigada al territorio, por lo que estamos muy cómodos con nuestra estructura.