Yolanda Díaz cede para salvar Sumar: repartirá el poder en los nuevos estatutos
La líder de Movimiento Sumar, Yolanda Díaz, está completando un cambio radical en su manera de dirigir la coalición. Los críticos, tanto de dentro del partido, como en el resto de aliados parlamentarios, han aprovechado la salida de Íñigo Errejón —ya fuera de la vida política— para exigir una lista de cambios que la vicepresidenta segunda ha aceptado estudiar, con el fin de salvar de la división su proyecto.
Tras las acusaciones de agresión sexual al portavoz, la dirección de Movimiento Sumar decidió aplazar sin fecha la asamblea prevista para mediados de diciembre.
El ruido interno era tal, que la formación necesitaba más tiempo para recuperarse del terremoto que supusieron las denuncias a Errejón y todos los reproches —hasta entonces ocultos— que salieron a la luz tras el estallido del escándalo.
Más democracia interna
El principal reclamo al que se abre Díaz es que a sus propios miembros participen más en cada decisión.
El primer paso que demuestra esa voluntad de cambio ha sido la elección de Verónica Martínez como nueva portavoz en el Congreso. Por primera vez, la dirección ha consensuado internamente y con el resto de formaciones el nombramiento de la nueva cara de SUMAR en la Cámara.
Martínez, al igual que Errejón y Marta Lois —primera portavoz parlamentaria— representan, en gran medida, a todo el espacio, ya que no todos los partidos englobados en SUMAR tienen portavoz propio. Fue la dirección de Movimiento Sumar la que decidió quién sí y quién no, dejando fuera, por ejemplo, a Podemos. Una decisión que colmó el enfado de los morados y precipitó su salida al Grupo Mixto.
Además de eso, la “constante confusión” —en palabras de los diputados a ECD— entre la coalición y el partido de Díaz —otra de las quejas principales—, han potenciado, precisamente, que la voz del portavoz de Movimiento Sumar lo sea también del resto de formaciones en este primer año de legislatura.
Tanto los miembros de Movimiento, como el resto de parlamentarios pertenecientes a otros partidos, llevan meses exigiendo más transparencia y más democracia interna. Poder debatir los nombramientos, acordarlos, y establecer una dirección más horizontal que vertical. Un cambio que contradice los ‘estatutos’: según el documento organizativo, compete exclusivamente a Movimiento Sumar el nombramiento del portavoz.
Repartir el poder
Pero consensuar los nombramientos no es todo. Los partidos territoriales son conscientes de que conforman la espina dorsal de SUMAR y de que constituyen gran parte de la potencia electoral, por poca que sea: las últimas encuestas publicadas dejan a la coalición en tan solo 15 escaños.
Aunque Compromís, Más Madrid, Izquierda Unida y En Comú Podem siempre se han mostrado a favor de crear un “frente amplio” que englobe a toda la izquierda situada a la izquierda del Partido Socialista, en los últimos meses se han abierto grietas que han puesto en riesgo la continuidad de algunos de esos partidos.
“Se han convertido en Podemos”, aseguraban, antes del verano, fuentes de IU a ECD. Una crítica que se ha extendido al resto de organizaciones, que ahora exigen una condición para no abandonar el barco: que sean las formaciones regionalistas las que capitaneen el proyecto en sus propios territorios. Compromís en la Comunidad Valenciana, Más Madrid en la madrileña y los Comunes en Cataluña.
El objetivo principal de Movimiento Sumar pasaba por implantarse en las autonomías y arraigarse allí con la ayuda de esas formaciones, pero los partidos regionalistas detectan cierto peligro de que Díaz termine aprovechando su impulso para conseguir en esas zonas un apoyo que ahora no tiene y que depende casi exclusivamente de las organizaciones autonómicas.
Movimiento Sumar no frenará su implantación, pero sí lo hará de manera mancomunada, bajo la tutela de las confluencias y respetando la hegemonía actual de las mismas.
Cargos y diputados del partido de Díaz han pedido incluso que se incorpore a los socios en la Asamblea, a pesar de que es un acto del partido, no de la coalición; pero consideran fundamental implicarles en la fundación para evitar discrepancias en el futuro.
Actualmente, según el documento organizativo de SUMAR —homologable a unos estatutos provisionales—, de las 110 personas que formen el Grupo de Coordinación, 76 pertenecerán a la formación de Yolanda Díaz y 33 a las catorce restantes. De ahí que se abran a cambiar ciertos puntos de los estatutos, como el que les reserva también la elección del portavoz parlamentario.
Los batacazos electorales: claves para este giro de guion
Para este cambio de postura ha sido clave el carrusel de fracasos electorales que cosechó SUMAR en el primer semestre del año. En Galicia no consiguieron representación, y en el País Vasco solo un diputado. Dos territorios donde no había un socio regional al que agarrarse. En Cataluña, gracias a En Comú Podem, pudieron salvar en cierto modo el resultado, aunque perdieron dos escaños.
En las europeas, con Estrella Galán como cabeza de lista nominada por Yolanda Díaz a dedo y sin consenso, solo obtuvieron tres parlamentarios, ante lo cual líder anunció su dimisión como coordinadora general de SUMAR.
Involucrar al resto de partidos y a la ciudadanía
En las reuniones internas, los críticos han insistido en la importancia de involucrar mucho más a la ciudadanía. El proyecto que comenzó Díaz hace año y medio era crear una organización política inédita en España: un frente amplio comparable al de Chile. “Ni nos hemos acercado. Estamos mucho más cerca de una coalición de partidos”, advierten cargos de la formación.
Para configurar dicho frente, consideran fundamental la participación directa de los ciudadanos. Pero los documentos orgánicos ni siquiera lo mencionan. Fuentes de Movimiento Sumar aseguran que es uno de los objetivos que sí se está estudiando ahora junto con la dirección, y esperan poder establecer dicho sistema de participación directa antes de la Asamblea. Precisamente, para ratificarlo en dicho evento.
Diferenciar SUMAR (coalición) y Movimiento Sumar (partido) con un cambio de nombre
Otra de las peticiones que la dirección del partido se ha abierto a estudiar es un cambio de nombre. Se trata de un reclamo que no es nuevo. Hace meses que los críticos lo han planteado, como solución a la confusión que existe entre SUMAR y Movimiento Sumar, tal como adelantó ECD.
El último ejemplo fue la salida de Errejón. La cúpula difundió una nota anunciando que investigaría las sospechas de conductas machistas del portavoz, pero lo hizo bajo el logo de toda la coalición. “No puedes publicar un comunicado del partido con el sello de SUMAR”, criticaron distintos diputados en los días posteriores al cese del fundador de Podemos.
Izquierda Unida, a través de su dirigente Antonio Maíllo, lo ha planteado públicamente, con el objetivo, también, de dar un nuevo impulso a la formación. Aún no ha habido acuerdo al respecto, y de momento mantendrán el nombre actual, aunque la dirección se ha comprometido a escuchar las críticas y tratar de diferenciar ambos espacios.