El efecto Dunnig-Kruger: así es el atrevimiento de la ignorancia
Al igual que en otras causas, el conocimiento profundo resulta en algunos casos intimidante. No tanto por su poder sino por su magnitud. Es por eso pertinente el respeto hacia un tema desde el desconocimiento puesto que, aunque a priori pueda parecer una materia manejable en su conjunto, las capas que escoden la sitúan un escalón por encima del crítico. Pongamos un ejemplo que nos atañe directamente a todos, la música, si bien alguien podría considerar este arte como uno más, aquellos que son capaces de empatizar con su naturaleza no se centran en cuestionar 'x' o 'y' sino en entender el porqué.
Sin embargo, este suceso afecta de manera adversa a aquellos que verdaderamente son conocedores de lo que hablan. Estos valoran el esfuerzo, la comprensión y la intención porque saben cuáles son las características reales del asunto, todo el universo que lo abraza. A pesar de ello, esto no es una ciencia exacta y hay que tener en cuenta las excepciones. No obstante, la tendencia no miente y es por eso que las estadísticas nos explican lo que indica este barómetro. Este fenómeno se conoce como efecto Dunnig-Kruger.
¿Cómo surge el efecto Dunning-Kruger?
Encuentra el origen de su nombre en sus creadores. En la década de 1990, los psicólogos David Dunning y Justin Kruger se formularon una pregunta, ¿hasta qué punto las personas incompetentes eran incapaces de saber que lo eran debido precisamente a su propia incompetencia?
La respuesta de esta cuestión llega hasta nuestros días. Aquellas personas que no conocían mucho sobre la temática de la que hablaban creaban en sus formas un sentimiento de falsa confianza. Esto se debe al error del entendimiento de la complejidad, de la percepción de uno mismo, como consecuencia de un fallo en la metacognición. Durante su estudio analítico, este se basaba en la aplicación de dicha fórmula con un examen general. Para ello llevaron a cabo un proceso de selección de estudiantes y los evaluaron en razonamiento, gramática y humor.
Los resultados fueron reveladores, siguiendo con la dinámica pidieron a los estudiantes que calificaran su práctica en base a su percepción con respecto a la prueba realizada. De esta manera, en su mayoría los alumnos se pusieron una nota por encima de sus posibilidades. De hecho, aquellos que se encontraban más confiados fueron los que menos calificación obtuvieron, mientras que las mentes más brillantes tendieron a subestimar su entendimiento. Este efecto supone uno de los males de nuestra sociedad porque en gran parte son uno de los motores primarios de la propagación de las fake news.
¿Cómo evitar caer en la ignorancia?
En primera instancia, la evasión de este efecto se centra en el desarrollo del pensamiento crítico. Es lícito cuestionarse todo lo que no tiene una alta veracidad pero sin caer en el escepticismo. Para ello siempre hay que caer en la cuenta de que las opiniones son eso, opiniones. Hay que basarse en lo objetivo para analizarlo desde la verdad y no desde el sensacionalismo. Por eso, las personas que rebasan estos límites optan por la humildad como fin común, un gesto de confianza en realidad, no con tu persona sino con el resto.
Asimismo, la curiosidad contribuye al discernimiento de los argumentos. A través de un espíritu valiente e inquieto también entendemos las fronteras de lo que hablamos. También hay que evitar perder las formas, porque con ellas perdemos la razón, es viable pensar que estamos equivocados porque vivimos en sociedad y, además, probablemente lo estemos. Sin embargo, no hay que olvidar que el de enfrente puede estar pasando por el mismo proceso, tampoco es plan de ser demasiado benevolentes solo hay que ceñirse a lo justo, lo verdadero.