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Ноябрь
2024

Hugo Ortiz: Los 1001 usos de la e.firma

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En China, existe una aplicación muy popular llamada WeChat, que es como una navaja suiza digital, es un todoterreno que combina mensajería, redes sociales, pagos, servicios de transporte, juegos, entre otros. Todo lo que quiera hacer en su día a día digital, probablemente lo encontrará en WeChat.

Estimado lector, ¿qué pensaría si le dijera que en México tenemos algo similar, pero con un enfoque diferente? En lugar de facilitar su interacción en el mundo digital, busca darle seguridad, protección y transparencia al interactuar de manera digital con entidades principalmente públicas y algunas privadas.

Se trata de la e.firma, también conocida como firma electrónica, desarrollada por el SAT en la década de los 2000. Es la llave maestra en la burocracia: valida su identidad y le dice al mundo digital que usted es quien dice ser. Es ideal para firmar documentos, acceder a servicios que requieren que la identidad esté verificada.

La firma electrónica ha permitido simplificar procesos, reducir costos y mejorar la seguridad en la interacción entre los contribuyentes y la autoridad fiscal.

Para que se dé una idea, enlistaré algunos de los trámites que requieren la e.firma para poder realizarse:

· Declaraciones de impuestos: permite la presentación de declaraciones mensuales y anuales tanto de personas físicas como de morales.

· Facturación electrónica: permite la emisión de los certificados de sello los cuales son indispensables para la emisión de las facturas electrónicas.

· Devolución de impuestos: se requiere para solicitar la devolución de saldos a favor de impuestos.

· Recurso de revocación: es necesaria para su presentación.

· Dictamen fiscal: su envío requiere tanto la firma del dictaminador como la del contribuyente.

· Comercio exterior: es necesaria para realizar trámites como pedimentos de importación.

Hasta aquí, pareciera que, en lugar de similitudes, lo que acabo de redactar son diferencias. Deme oportunidad para mostrarle cómo la e.firma tiene probablemente más usos y aplicaciones que WeChat

La firma electrónica, al permitir validar su identidad, está siendo utilizada por múltiples instituciones ajenas al SAT, lo cual es una bendición y una maldición a la vez. Una bendición, ya que no se requiere tramitar otro medio de autenticación, y una maldición porque para acceder se requiere contar con la e.firma, cuya obtención implica, en la mayoría de los casos, estar en paz con el SAT.

Por ejemplo, se necesita para realizar algunos trámites ante el IMSS y el INFONAVIT, lo cual quizás no le sorprenda ya que son “primos hermanos” del SAT. También se requiere para hacer trámites ante el poder judicial. Esto podría considerarse el equivalente al servicio de mensajería o redes sociales de WeChat.

El firmar un contrato con la e.firma, obtener el título profesional o registrarse para alguna licitación o contratación con el gobierno es la opción de “juego” de WeChat, al tomar responsabilidades de adulto y comprometiéndose a cumplirlas.

La firma electrónica también tiene que ver con el mundo financiero, quizás más de lo que usted cree. Hoy en día, es común que los bancos, al abrir cierto tipo de cuenta le soliciten el número de su certificado de e.firma; sin esa información no podrá realizar operaciones. Si aún no se convence su relevancia en las finanzas considere que la comunicación entre el Banco de México y las instituciones financieras se da a través de la e.firma.

Si bien es cierto que la firma electrónica no es una aplicación, es el eslabón crítico en la interacción o realización de un sinfín de operaciones y compromisos que tomamos a lo largo de nuestra rutina.

Hace aproximadamente 2 semanas, al revisar la vigencia de su firma electrónica en el portal del SAT, muchos contribuyentes encontraron que aparecía con estatus “revocado”. Esto representó una señal de alarma y provocó que muchos contribuyentes entraran en estado de emergencia. Al revisar a consciencia su situación no detectaban nada que justificara la revocación de su e.firma. Esta pequeña novela la vivieron miles de contribuyentes. Como consecuencia, muchos se vieron imposibilitados para presentar declaraciones de impuestos, realizar importaciones, realizar trámites ante el IMSS, REPSE, etc.

El SAT reconoció la situación y, en pocas palabras, dijo: “fue sin querer, queriendo” (frase icónica del Chavo del Ocho). Se limitó a decir que ya estaban trabajando en solucionar el problema. En algunos casos se resolvió al día siguiente; en otros, demoró más tiempo.

La reciente crisis de revocación de e.firmas por parte del SAT dejó claro cuán profunda es su implicación en la vida diaria de los contribuyentes, demostrando que la e.firma, aunque no sea una aplicación brillante y multifuncional como WeChat, es esencial para el funcionamiento de la maquinaria administrativa y económica de México.

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Contacto: huorsa@ortizgarza.com.mx