Dana Kids, La Tribu de Carla, un cuento exprés y otras iniciativas para atender a niños y niñas afectadas por la DANA
Varias iniciativas se están centrando atender las necesidades de los menores tras la DANA: de insumos básicos a espacios de cuidados a los que puedan acudir mientras sus familias están limpiando y hasta un libro que sirve para explicar el desastre con perspectiva de infancia
“Hay que sacar a los niños del lodazal”: la DANA deja 22 pueblos sin colegios
Una semana después de que el desastre de la DANA afectase a la Comunitat Valenciana, la ola de solidaridad que se está viviendo en las localidades más dañadas está tomando diferentes formas. Algunas de las iniciativas están centradas en una parte de la población especialmente vulnerable: los niños y niñas. Al menos 22 localidades de la región se han quedado sin un solo colegio o instituto útil. Padres y madres, asociaciones de familias y profesorado denuncian que los más pequeños no tienen lugares seguros a donde acudir en medio del desastre.
Ante esta situación, algunas personas han comenzado a organizarse para ofrecer una atención especializada con enfoque de infancia, que incluye espacios seguros de cuidados donde los niños y niñas puedan estar mientras sus familias participan en las tareas de reconstrucción, cobertura de sus necesidades más básicas –pañales, leche de fórmula, ropa infantil, material escolar, algunos juguetes–, atención psicológica especializada y actividades lúdicas o educativas que les permitan salir durante unas horas de la situación extrema que están viviendo.
Dana Kids, espacios de cuidados infantiles
Uno de esos proyectos es Dana Kids, una iniciativa popular centrada en ayudar a las familias cuidando de los más pequeños mientras los adultos realizan tareas de limpieza y reconstrucción.
Cuenta Rubén Gadea, uno de sus impulsores, que la idea se le ocurrió el pasado fin de semana y tardó apenas dos días en ponerla en marcha. “El viernes estaba sacando barro en Benetúser, y pensé que era importante que alguien cuidase de los niños y niñas en un espacio seguro para que sus familias pudiesen seguir limpiando, y también para que pudiesen salir por unas horas de los pueblos más destrozados”, explica. El sábado se puso en marcha, y con la ayuda de dos compañeros, Miguel Jiménez y Marta Castro, consiguieron un espacio y miles de voluntarios: “Ahora mismo somos ya 2.700 voluntarios, entre profesores, monitores de tiempo libre y profesionales del sector, todos ellos con su certificado de delitos para construir espacios seguros, legales y de calidad para la infancia”, explica Rubén.
El Espai Rambleta, en Valencia (Bulevar Sur, esquina Calle Pío IX, s/n, Jesús) les ha cedido su espacio para poder organizar actividades deportivas, culturales y lúdicas para niños y niñas de entre 3 y 12 años. Para participar hay que rellenar este formulario, pero si alguna familia no puede cubrirlo por falta de conexión o porque la herramienta falla, se pueden inscribir directamente en el centro. De momento ofrecen este servicio todas las mañanas, de 9 a 14, pero están buscando ampliar horarios y lugares de reunión, especialmente en los pueblos más afectados: “La gente se ha implicado muchísimo, tenemos mucho espacio, mucho material que nos han traído y muchos voluntarios, pero las familias que están en los pueblos más necesitados no pueden sacarles de allí porque no tienen cómo moverse. Así que estamos intentando buscar lugares seguros en las poblaciones más necesitadas para que no tengan que desplazarse”, asegura Rubén.
La tribu de Carla, “ayuda de madre a madre”
Carla García es psicóloga perinatal y logopeda. Por su trabajo tiene contacto con madres y familias de las zonas más perjudicadas, así que en cuanto supo el alcance del desastre sintió que quería hacer algo para ayudar a mujeres embarazadas, madres y bebés afectadas por la DANA. A través de distintas aplicaciones de mensajería, fue añadiendo a gente que podía echar una mano, pero las dos herramientas que utilizaron colapsaron en pocas horas ante el aluvión de peticiones y ofertas de apoyo. Ahora trabajan a contrarreloj para montar una plataforma web donde coordinar la ayuda. Lo hacen además con el objetivo de ser sostenibles en el medio y largo plazo: “Queremos construir una web para cubrir las necesidades de las madres y los bebés, un lugar que sea un refugio que ofrezca acompañamiento para madres a largo plazo. Ahora mismo, con la emergencia, hay muchísima gente volcada, pero hay que seguir apoyando a las madres de aquí a unos meses, el tiempo que necesiten para reconstruir sus vidas”, explica Carla por teléfono.
De momento están canalizando toda la ayuda a través del perfil de Instagram La Tribu de Carla. Leche, medicamentos, pañales, carritos y botas de agua infantiles son algunas de las peticiones más urgentes. También ha surgido un grupo de ayuda profesional que presta sus servicios de manera solidaria a quien pueda necesitarlo: matronas, ginecólogas, psicólogas infantiles, profesoras y cuidadoras ofrecen su trabajo a las familias más afectadas. E incluso han nacido otras iniciativas que ya no gestiona directamente Carla, sino algunas de las personas voluntarias con las que colabora: “A este proyecto le han salido pequeñas raíces con otros proyectos derivados, como voluntarias exclusivas para madres y bebés o puntos donde solamente se reparte material infantil”, explica esta psicóloga perinatal. Y añade: “Queremos que las madres y los bebés sigan manteniendo la tribu y el sostén, que se genere una red que no olvide el proceso de reconstrucción, un espacio donde escuchar las necesidades que tienen e ir lanzando iniciativas para poder cubrir esas necesidades”.
Un libro para que entiendan lo que ocurre
Otra de las necesidades específicas que tiene la infancia es entender lo que está ocurriendo. Dependiendo de su edad, pueden tener dificultades para comprender el alcance de la tragedia, especialmente si han tenido pérdidas cercanas. Así que hay que hacer un esfuerzo para explicarles la situación de manera que puedan empezar a asimilarla. Con ese objetivo nació en tiempo récord el cuento Valentina y la dana, un relato infantil que explica, a través de la voz de la protagonista, la niña Valentina, lo que ha ocurrido estos días en la Comunitat Valenciana. Lanza un mensaje esperanzador, de unidad ante la tragedia, y busca desactivar algunos de los miedos más habituales en la infancia. El libro está colgado en abierto en este enlace y se puede difundir libremente. Al poco tiempo de publicarlo, distintos profesionales se ofrecieron para traducirlo e ilustrarlo. Ahora mismo está disponible ya en siete idiomas e incluso en formato audiolibro.
Su autora es Elena Santamarta Rodríguez, pedagoga y futura maestra de Primaria. Cuenta que la idea se le ocurrió a las pocas horas del paso de la DANA. “Trabajo con niñas y niños de Educación Infantil y Primaria. Cuando sucedió todo esto, uno de los peques comenzó a hablar de que había visto imágenes de lo sucedido pero no sabía muy bien lo que estaba pasando. En ese momento mi cabeza se puso a pensar en cómo explicar tanto a él como al resto lo que estaba pasando y lo que es una DANA, y aquí es donde me di cuenta de que existen muy pocos recursos que estén preparados para trabajar situaciones como esta. Ese mismo día me puse a darle vueltas a cómo crear un recurso que pudiese dar respuesta a esta necesidad y después de escribir, borrar y diseñar, salió a la luz ”Valentina y la dana“, asegura.
Campañas de ONGs enfocadas a la infancia
Además de las iniciativas populares, distintas organizaciones del tercer sector están focalizando su ayuda en los niños y niñas de las zonas más afectadas. La Plataforma de Infancia, una red que agrupa a más de 70 organizaciones, ha creado un directorio donde se listan las campañas específicas de las distintas ONGs. Algunas de las más conocidas son Save the Children, que está recaudando donativos para hacer llegar ayuda urgente a las personas que lo necesitan, especialmente niños y niñas; UNICEF, que también está pidiendo fondos para restablecer el acceso a la educación y ofrecer apoyo psicológico a las niñas y los niños afectados; o Educo, que trabaja en coordinación con entidades locales para ofrecer apoyo psicosocial a la infancia.