Netanyahu coloca a Israel Katz, un fiel aliado, al frente de Defensa
En la noche de las elecciones estadounidenses muchos israelíes se disponían a pasar la velada pegados a las pantallas viendo a sus corresponsales desplegados compartiendo algunas informaciones y muchas especulaciones sobre la presidencia entrante. Era la noche de Kamala Harris y Donald Trump, era la noche de Estados Unidos, hasta que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, despidió a su ministro de Defensa Yoav Gallant a las 20:00.
A algunos de los presentadores de los telediarios se les notaba cierta irritación y varios comentaron que ellos que pensaban dedicar el espacio noticioso a EE UU y no a Israel por una noche, se veían abocados a no cambiar de escenario. Se supo que Netanyahu le entregó personalmente una carta a Gallant quien, según los analistas, estaba preparándose para este momento desde hacía meses, sin embargo el momento elegido por el primer ministro probablemente lo sorprendió también a él. Gallant ya había sido dispensado de su cargo hacía algo más de un año, cuando se opuso a la modificación judicial que el gobierno de Netanyahu estaba llevando a cabo –ahora en pausa por la guerra– en la que el objetivo más claro es anular las prerrogativas del poder judicial. Gallant fue fulminantemente despedido y miles y miles de israelíes salieron a la calle a exigir su retorno. Cientos de soldados reservistas, entre ellos muchos pilotos del Ejército del Aire, manifestaron que no asistirían a los entrenamientos (imperativos en unidades como esa). Los pilotos, símbolo y élite del israelismo, señalaron que su dedicación es puramente voluntaria y que el contrato con el Estado se había roto. Y, en una acción sin precentes, Netayahu revertió su orden y reinstauró al ministro de Defensa en su puesto.
Y entonces llegó el 7 de octubre y todos, pilotos, tanquistas, para médicos, se personaron en sus unidades. El pequeño ejército israelí descansa sobre todo en los reservistas, más de 450.000, porque los soldados regulares son algo más de 169.000. En lo que va de contienda, los reservistas han entrado en Gaza y Líbano en múltiples ocasiones, abandonando familas, negocios y vida. Desde el 7 de octubre 780 soldados han muerto, y la sociedad israelí laica está cada vez más intolerante con el hecho de que los ultraortodoxos no participen del esfuerzo bélico.
El día antes de su despido, Gallant apobó siete mil órdenes de reclutamiento para miembros de la comunidad ultraortodoxa. Se dirime en el Parlamento, una vez más, la muy llevada y traída exención de los haredim (ultraortodoxos).
Varios informes indican que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) necesitaban 10.000 soldados más al comienzo de la guerra y, desde entonces, se calcula que 12.000 han resultado heridos en combate. Entre la población judía de Israel, los aproximadamente 60.000 hombres haredíes en edad militar son la única reserva de personal lo suficientemente grande para cubrir esas necesidades.
Pocos minutos después del anuncio de Netanyahu, quien argumentó en un video que el despido se debía a la falta de confianza hacia Gallant por «lagunas significativas en cómo [debería] gestionarse la guerra» y a quien acusó también de filtrar información sensible de seguridad en un momento en el que es la Oficina del primer ministro la que está siendo investigada precisamente por eso, la respuesta del público fue espontánea. Las calles y cruces se llenaron de miles de manifestantes, en Jerusalén, Tel Aviv, Haifa y otros lugares, las protestas duraron cuatro horas, hubo más de cuarenta arrestados y la policía usó agua fétida por primera vez en esta guerra.
El líder de la oposición Yair Lapid declaró que la medida y el momento en que se había tomado eran «el evento más insano en la historia de este país». El ex primer ministro Naftali Bennett calificó la decisión de «enferma y desquiciada». Altos cargos de seguridad dijeron, sin revelar su identidad, a la emisora estatal «Kan», que era «un acto de extrema irresponsabilidad» despedir al minsitro de Defensa mientras Israel libra una guerra multifrontal. Además, mientras en Israel se espera otro ataque iraní, sospechan que usarán por lo menos el doble de misiles que en la ocasión anterior, el hombre que había estado coordinando de cerca la respuesta a Irán con el Pentágono, Gallant, está fuera de juego. Lo sustituye una persona que no representa ninguna oposición para Netanyahu, el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz.v Lo que lleva a algunos analistas a señalar que con Katz como titular, el verdadero ministro de Defensa será el propio Netanyahu.va