La victoria de Trump provocará tensiones al Gobierno por la exigencia de subir el gasto militar
- Amenazó a los socios que no gasten más
- España, última en % de PIB para Defensa
- Podemos, ERC, Bildu... contra un mayor gasto militar
- Compromisos de Sánchez incumplidos
- Israel, Ucrania, Rota...
“Trumpista” es un adjetivo que Pedro Sánchez ha utilizado varias veces en público para atacar al Partido Popular y a Vox, para identificarles como parte de una corriente internacional “reaccionaria” y de ultraderecha que tendrían al presidente electo de Estados Unidos como máximo referente. En el marco de esas diferencias ideológicas, el Gobierno de España tendrá durante los próximos cuatro años a una administración republicana al frente de Estados Unidos.
Cuando Sánchez llegó a la Presidencia del Gobierno, en junio de 2018, el presidente de la primera potencia mundial ya era Donald Trump, pero a finales de 2020 dejó paso al demócrata Joe Biden, con el que el presidente español se mostró mucho más cómodo y con quien quiso estrechar lazos.
Al confirmarse la victoria de Trump, los análisis ya apuntan cambios en las prioridades estratégicas de Estados Unidos en política exterior, como puede ser la posición dentro de la OTAN.
En su primera etapa en la Casa Blanca, el presidente republicano ya dejó claro que iba a dar batalla para que los socios europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte aumenten la inversión pública en defensa, en vez de confiar en que la potencia militar de Estados Unidos les cubrirá ante cualquier amenaza.
Amenazó a los socios que no gasten más
En los cuatro años transcurridos desde que Biden desalojó a Trump al final de su primer mandato, el ex presidente republicano ha expresado nuevas opiniones muy críticas con la OTAN.
En un mitin que ofreció en febrero de este año, Trump relató una supuesta conversación que durante su etapa como presidente de Estados Unidos mantuvo con “uno de los presidentes de un país grande” de la OTAN. No relevó el país.
Trump presionaba para que todos los socios de la alianza aumentaran el gasto militar. Ese otro mandatario le planteó el siguiente escenario: ¿Qué ocurriría si no subían la inversión pública en defensa? ¿Estados Unidos seguiría comprometido a defender a esos otros países aliados, si alguno de ellos fuera atacado por Rusia?
“No, no te protegería”, recordó Trump haberle dicho a ese presidente. “De hecho, los alentaría a hacer lo que quieran. Tienes que pagar. Tienes que pagar tus deudas”.
España, última en % de PIB para Defensa
Las declaraciones causaron un gran escándalo y rechazo tanto en el gobierno de Biden como en la OTAN y en gobiernos de algunos países. Cumpliera o no este órdago, lo cierto es que la hostilidad de Trump señala especialmente a España.
El secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, felicitó este miércoles a Donald Trump con un mensaje en el que destacó que “el presidente electo Trump demostró un fuerte liderazgo estadounidense durante su primer mandato, un mandato que cambió el rumbo del gasto de defensa europeo, mejoró la distribución de la carga transatlántica y fortaleció las capacidades de la Alianza”.
Añadió que “cuando el presidente electo Trump asuma nuevamente el cargo el 20 de enero, será recibido por una Alianza más fuerte, más grande y más unida. Dos tercios de los Aliados gastan ahora al menos el 2% de su PIB en defensa, y el gasto y la producción en defensa siguen una trayectoria ascendente en toda la Alianza”.
España no está entre esos dos tercios de todos los países miembros que gastan al menos el 2% de su Producto Interior Bruto en Defensa. De hecho, el último informe de la OTAN sobre gasto militar de los socios sitúa a España en el último lugar en el gráfico de inversión en defensa en porcentaje del PIB.
De los 31 países, la OTAN calculó a mitad de este año que en 2024 España invertiría en Defensa el 1,28% del PIB, por detrás de Eslovenia y Luxemburgo (1,29%), Bélgica (1,3%), Canadá (1,37%), Italia (1,49%), Portugal (1,55%) y Croacia (1,81%).
Son ocho los países que no alcanzan el 2% del PIB en gasto militar, el objetivo que la OTAN se fijó en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que celebraron en Gales en 2014, cuando el presidente no era Donald Trump, sino Barack Obama, demócrata y además Premio Nobel de la Paz.
De todos ellos, España es el de peor porcentaje de gasto militar sobre su PIB, pese a los aumentos presupuestarios que el Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado en los últimos años para demostrar a la Alianza Atlántica su compromiso de alcanzar el 2%.
Podemos, ERC, Bildu... contra un mayor gasto militar
Antes y justo después de la Cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid en 2022, y en un contexto en el que la opinión pública estaba muy sensibilizada por los primeros meses de la guerra en Ucrania por la invasión rusa, Sánchez dio el paso de anunciar públicamente el compromiso de su gobierno de aumentar progresivamente el presupuesto público de Defensa con vistas a alcanzar un gasto del 2% del PIB hacia 2029, con cifras cada vez más cercanas a ese objetivo cada año.
El aumento del gasto destinado a Defensa es otro obstáculo en la complicada relación que el PSOE de Pedro Sánchez mantiene con su socio de Gobierno -ahora Sumar, antes Unidas Podemos- y con los otros partidos que conforman la “mayoría de investidura” y que le permiten sacar adelante en el Congreso de los Diputados los proyectos de ley y los Presupuestos Generales del Estado.
En los presupuestos que planeaba para 2024, el Gobierno planeaba llegar al 1,3% del PIB en gasto militar. Ese aumento ya provocó críticas, duras de Podemos, más suaves de Sumar. Los presupuestos no llegaron ni a presentarse, y el Consejo de Ministros aprobó aumentos de crédito para Defensa por más de mil millones que ya causaron una brecha entre el PSOE y Sumar, que criticó en público ese mayor gasto.
Sin presupuestos de 2024, España no iba a llegar ni al 1,3% del camino progresivo que planteó el presidente del Gobierno, y las previsiones de la OTAN era que se quedaría en el 1,28%.
Sánchez se enfrenta así a presiones en sentido contrario. Sumar, pero sobre todo Podemos (ahora fuera del Gobierno y por tanto con menos ataduras), Esquerra Republicana de Catalunya, Euskal Herria Bildu... son contrarios a mejorar el presupuesto público para Defensa, lo que condiciona las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado.
La negociación de los Presupuestos de 2025 va a ser decisiva para la continuidad del Gobierno, después de ya haber prorrogado los de 2023 para este año 2024. Al mismo tiempo, el compromiso con la OTAN no admite nuevos retrasos, sobre todo porque ya ha habido incumplimientos anteriores.
Compromisos de Sánchez incumplidos
Cuando apenas llevaba un mes en La Moncloa, Sánchez viajó a Bruselas en julio de 2018 para participar en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN. En esa reunión, Trump se despachó a gusto contra Alemania por su bajo gasto en Defensa. Días antes de la cumbre, el presidente de Estados Unidos había mandado cartas a Angela Merkel, a Pedro Sánchez y a Justin Trudeau (primer ministro de Canadá) para exigirles que gastaran más en Defensa.
La presión fue efectiva, porque Sánchez declaró entonces: “Este Gobierno asume la hoja de ruta marcada en anteriores cumbres por anteriores gobiernos. En nuestro ánimo estará llegar al 2% en 2024”.
Margarita Robles reconoció meses después que ese compromiso era inviable, algo que el tiempo ha terminado confirmando este año 2024, cuando España sigue muy lejos del 2% del PIB en gasto en defensa.
La inversión de los países de la OTAN en defensa no es una obsesión solitaria de Donald Trump, sino un asunto de debate en Estados Unidos. En el Congreso estadounidense, representantes republicanos han criticado duramente a España como uno de los socios de la Alianza Atlántica que menos gasta, y también que menos ayuda militar envía a Ucrania.
Ese desequilibrio enfurece a muchos políticos y votantes estadounidenses, que concluyen que los países europeos prefieren gastar el dinero público en otros ámbitos, y dejar que sea Estados Unidos quien invierta en tener un músculo militar potente en la OTAN.
El enfado es transversal entre demócratas y republicanos, pero Trump en la presidencia supone menos flexibilidad y más dureza en la exigencia de que los aliados que menos gastan en defensa, entre ellos España, eleven de forma importante el gasto en defensa.
El tiempo corre en contra de España, porque el 2% ya no se considera un techo, sino un mínimo, y Estados Unidos y otros países que sí cumplen hablan ya del 3% o el 4% del PIB como objetivo para toda la OTAN.
Israel, Ucrania, Rota...
El gasto militar será uno de los puntos más espinosos, pero puede que no el único en temas de Defensa que separen a la nueva Administración Trump del Gobierno de Pedro Sánchez.
Así lo prevén altos mandos militares españoles consultados por Confidencial Digital, que pronostican cambios en las prioridades de Estados Unidos.
El giro más concreto que esperan afecta a los dos conflictos más candentes para Estados Unidos: Ucrania y Oriente Próximo.
Las previsiones de esos altos mandos es que Trump oriente su política en apoyar militarmente a Israel en su guerra en múltiples frentes: contra Hamas en Gaza, contra Hizbulá en Líbano, contra Irán, contra los hutíes de Yemen...
Al mismo tiempo, dan por hecho que Estados Unidos recortará el suministro de armas a Ucrania. Por un lado, Trump se ha mostrado partidario de acabar con esa guerra mediante acuerdos con la Rusia de Vladímir Putin. Por otro lado, el compromiso de Biden de sostener la resistencia ucraniana con el envío continuo de armamento empeora el agujero de déficit público y deuda que arrastra Estados Unidos.
Así que estas fuentes dan por hecho que Donald Trump dejará en manos de los países europeos la ayuda a Ucrania.
El conflicto de Oriente Próximo es relevante, porque las fuentes militares consultadas señalan que las bases electorales que le han dado la victoria a Trump apoyan la postura de Israel, y en Estados Unidos no pasa desapercibida la posición del Gobierno de Sánchez, que reconoció el Estado palestino y que se apoya en partidos que no han condenado los ataques de Hamas.
Esas diferencias ideológicas y de visión geopolítica y geoestratégica no favorecerán las relaciones entre España y Estados Unidos en cuestiones de política internacional y de defensa.
Eso sí, dan por hecho que por debajo de esos desacuerdos, la asociación militar de ambos países se mantendrá en líneas generales. Por ejemplo, Trump anunció en 2019 una nueva estrategia de defensa antimisiles que citaba la base naval de Rota como punto estratégico.
Posteriormente, con Biden, el despliegue de destructores de la US Navy en Rota ha aumentado de cuatro a seis con Biden. Pero no se espera que haya marcha atrás en este y otros ámbitos: para las fuerzas armadas estadounidenses, la base gaditana es una pieza clave en su despliegue en Europa, África y el Mediterráneo, y eso no varía con los vaivenes políticos y los cambios de presidente.