Arqueólogos descubren estructuras de una civilización oculta en el desierto del Medio Oriente hace más de 4.000 años
Un equipo de arqueólogos ha descubierto la ciudad oculta de al-Natah en el desierto de Arabia Saudita ha desafiado la percepción tradicional sobre la Península Arábiga durante la Edad del Bronce. Escondido por más de 4.000 años bajo una capa protectora de rocas basálticas, este asentamiento fortificado presenta evidencias de una civilización con una compleja estructura urbana y organizada en torno a un sistema de oasis. Según la investigación encabezada por el arqueólogo Guillaume Charloux, el hallazgo de al-Natah podría representar un punto de inflexión en el estudio de los pueblos del noroeste de Arabia.
Los investigadores han revelado que esta civilización pudo albergar hasta 500 habitantes en viviendas robustas que, en algunos casos, constaban de varios niveles. En la necrópolis se encontraron objetos valiosos, como piedras preciosas y armas de metal, que reflejan no solo la habilidad en metalurgia de estos pueblos, sino también su participación en redes comerciales de gran alcance.
¿Cómo era la civilización perdida en el Medio Oriente?
La ciudad de al-Natah fue un asentamiento singular en su contexto. A diferencia de las grandes ciudades-estado de Mesopotamia o Egipto, caracterizadas por su expansión rápida y monumental, al-Natah demuestra un proceso de urbanización adaptado al entorno árido. Los muros y estructuras permanentes del asentamiento sugieren una organización social compleja y una administración en torno a un modo de vida que integraba la agricultura en oasis y el comercio.
Las excavaciones indican que la comunidad contaba con un sistema de defensa y organización militar, como evidencian las armas halladas en las tumbas. Según Charloux, estos oasis fortificados no eran simples aldeas, sino puntos estratégicos de contacto y comercio, especialmente con el intercambio de bienes valiosos, como el ágata. Además, las construcciones y la disposición de la ciudad reflejan un urbanismo que, aunque menos sofisticado que en otras civilizaciones, permitió a esta sociedad desarrollarse de forma estable en una región mayormente desértica.
¿Cómo se descubrió esta civilización en el desierto?
Al-Natah se mantuvo oculta por milenios debido a la capa de rocas volcánicas que cubría sus murallas, protegiendo al sitio de saqueos y excavaciones ilegales. Fue mediante estudios aéreos recientes que los arqueólogos lograron identificar patrones en el suelo, revelando senderos y cimientos de estructuras antiguas. Estas evidencias iniciales llevaron a una investigación en profundidad, descubriéndose estructuras residenciales, tumbas y muros que habían perdurado casi intactos.
El análisis de las piedras y otros objetos recuperados en el sitio sugiere una sociedad que dominaba la metalurgia y las técnicas constructivas. La cerámica encontrada en al-Natah, de estilo simple pero de excelente acabado, revela que sus habitantes mantenían un estilo de vida más bien igualitario, en contraste con las jerarquías marcadas de otras civilizaciones. Estos hallazgos han permitido a los expertos construir una imagen de al-Natah como un enclave fortificado, capaz de sostener a sus habitantes y de resistir las adversidades del entorno desértico.
La ruta del incienso como punto clave de comercio
Uno de los aspectos más fascinantes de al-Natah es su posible relación con la ruta del incienso, una antigua red de comercio que conectaba el sur de Arabia con el Mediterráneo. A través de esta ruta, se intercambiaban bienes preciosos como el incienso, las especias y la mirra, artículos altamente valorados en culturas como la egipcia, mesopotámica y romana. La ubicación estratégica de al-Natah sugiere que pudo haber sido un punto de descanso y comercio para las caravanas que recorrían la Península Arábiga.
Este tipo de asentamientos fortificados permitía la interacción entre pueblos nómadas y comunidades urbanizadas, favoreciendo el intercambio de bienes y conocimientos. Charloux enfatiza que estos oasis protegidos proporcionaban seguridad en una región hostil y fomentaban la integración de las sociedades de la Edad del Bronce. Así, al-Natah y otros asentamientos similares en Arabia Saudita contribuyeron al desarrollo de las primeras estructuras económicas y políticas en la región, sentando las bases de una red de contactos que trascendió las fronteras locales.