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Ноябрь
2024

Seis detenidos y un policía herido tras una reyerta en la urbanización okupa de lujo junto al aeropuerto de Barajas

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Abc.es 
La Policía Nacional detiene a seis personas, una de ellas menor de edad por la reyerta que ocurrió la tarde del martes que tuvo lugar en la Calle Flores en el distrito madrileño de San Blas, junto al conocido 'Hotel Okupa', según han informado fuentes policiales a este periódico. Después del aviso, la Policía Municipal y la Policía Nacional acudieron a la zona, donde comenzó una persecución. Los implicados no obedecían las ordenes de los agentes que pedían su detención. Finalmente estos alcanzaron a los involucrados, que iban armados con machetes y objetos contundentes. Durante la detención uno de los policías resulto herido y tuvo que ser atendido por los servicios médicos. El altercado en el que se vieron involucradas alrededor de 10 personas, dejó un joven herido con una contusión en la cabeza causada por un objeto contundente. Posteriormente fue trasladado al Hospital Ramón y Cajal para ser atendido. La antigua urbanización de lujo, levantada a un costado de la A-2 con cientos de pisos loft, piscina, garaje, cafetería y pista de tenis, es uno de los edificios okupados de la calle Lola Flores , donde solo el más cercano a la entrada de la calle, resiste. Pero fue en uno de estos bloques donde se escondía Ramón Santiago Jiménez, alias 'Ramón', uno de los cuatro violadores y asesinos de la joven getafense Sandra Palo. Esa misma comunidad que aguanta, hace ya unos dos años que cortaron la luz. Los afectados denunciaron entonces que detrás de sus casas estaba Rafael Gómez Arribas, el dueño del aeropuerto de Ciudad Real y un fijo en la lista de grandes morosos de Hacienda durante los últimos años. Tres meses después del apagón, llegaron las pancartas de protesta, las promesas incumplidas de la propiedad y hasta un correo masivo en el que se comunicaba a los inquilinos que de un día para otro debían abandonar sus casas. Los habitantes tuvieron que recurrir a velas y linternas, y después costearse sus generadores particulares. En este contexto, muchos vecinos se acabaron marchando, algunos se quedaron y otros, tal como pudo conocer este diario, entraron a vivir por motivos dispares, «Mi jefe me pidió que viniera a vivir a su piso para que no se lo okupen», explica, testigo de la grave situación extendida desde hace un año. Hasta este edificio empezaron a llegar también decenas de okupas, que poco a poco fueron colonizando la finca. A día de hoy, la alarmante situación es tal que el bloque de los inquilinos 'legales' mantiene prohibida la entrada al resto por su patio, además la ruina se extiende por todo el perímetro, con paredes y falsos techos desprendidos, muebles y elementos de hogar reventados y las paredes se manchan de murales y pintadas tras el paso de los grafiteros.