El Banco de España avisa al Gobierno de Sánchez
Marcelo Bielsa, futbolista y entrenador argentino, popular también por sus sentencias, a veces perogrulladas, dice que «imaginar lo que sucederá siempre tiene mucho riesgo». El Banco de España, ahora gobernado por José Luis Escrivá, habla sobre todo de riesgos en su último informe de estabilidad financiera. No está claro cómo le sentará al Gobierno de Sánchez, aunque ocupado en salir de otros charcos, quizá no preste a esto mucha atención. Los expertos del Banco de España, no obstante, defienden que el sector bancario español presenta una situación favorable y, antes de la catástrofe de la DANA, también la economía española en general. No obstante, enumeran una larga serie de vulnerabilidades y riesgos que están ahí y que pueden hacerse realidad o no, aunque recomiendan tomar precauciones por lo que pudiera pasar en un futuro próximo.
El mayor riesgo que detectan en el Banco de España es la incierta situación geopolítica, que puede agravarse o entrar en vías de normalización. El resultado electoral en Estados Unidos influirá mucho. Por otra parte, hay muchos activos financieros muy sobrevalorados y también una muy elevada concentración de inversión en renta variable en unas cuantas empresas tecnológicas. Esos riesgos podrían devenir en una corrección abrupta de las bolsas, algo que traducido al román paladino no es otra cosa que un batacazo bursátil, de magnitud poco cuantificable. Nadie anuncia que vaya a ocurrir, tan solo hay advertencias de que es bastante probable.
La economía española es una de las que más crece en la Unión Europea, pero en el Banco de España creen que la actividad podría moderarse en los próximos meses, mientras recuerdan que la fortaleza del aumento del PIB se basa en el turismo y en el consumo –gasto– público. Además, insiste en los peligros de la inmensa deuda pública española y explica que la cacareada reducción en porcentaje solo se debe a que el PIB ha crecido y además prevén que mantenga su senda alcista en los próximos años. Todo con el lenguaje algo críptico de los bancos centrales, pero que no oculta la realidad y tampoco que imaginar lo que ocurrirá es otro riesgo, como decía Bielsa.