Indignación, asco y pena
Lo ocurrido la semana pasada en Valencia ha sido la gota que ha colmado mi vaso de indignación, la falta de escrúpulos, de empatía, de solidaridad, ayuda y todo lo que se le supone que un presidente de gobierno debe hacer en casos de catástrofes como la ocurrida, es de tal gravedad que no sé cómo no le apalearon cuando se presentó en Paiporta. Personalmente no me gusta la violencia, pero era comprensible que lo pudieran haber hecho.