Los 7 Estados que van a decidir las elecciones en EE UU
Más de 244 millones de estadounidenses son elegibles hoy para votar. Aunque es cierto que cada voto es importante, ambos partidos tienen sus ojos puestos en siete Estados que la historia ha demostrado que no son fieles a ningún candidato. Como ya ocurrió en las elecciones de 2016, en EE UU no gana el candidato que consiga mayoría de votos, sino quien se haga con más votos electorales de un total de 270, y por eso estos estados son la llave a la Casa Blanca.
La joya de la corona es Pensilvania. Reparte 19 votos electorales y ha sido demócrata desde 1992 hasta 2012, pero en el 2016 Donald Trump consigue arrebatárselo a Hillary Clinton con un discurso populista que cala en muchos votantes blancos sin estudios y de clase trabajadora que habían visto cómo el declive de la industria manufacturera se estaba llevando por delante sus empleos. En el 2020, Joe Biden recuperó este Estado por un ajustado margen del 0,72%. Muchos ya no creen en la promesa que Trump no fue capaz de cumplir en sus cuatro años de liderazgo. Puede que no se conozcan los resultados mañana, como ya ocurrió en las pasadas elecciones, lo que podría llevar a los falsos rumores de que ha habido fraude. Sus funcionarios están preparados y hay centros de votación que se han blindado con bolardos en las puertas y ventanas antibalas. Al cierre de esta edición, las encuestas proyectaban un empate técnico en un Estado de más de 13 millones de habitantes.
Georgia y sus 16 votos electorales también están en el punto de mira. Es el centro de las falsedades electorales de Trump, cuyas causas legales están pausadas hasta que pasen las elecciones. Aquí el expresidente clamó en 2020, sin pruebas, que le habían robado las elecciones, no llevó bien que un territorio republicano durante más de dos décadas se quedara en manos de Biden por menos de 12.000 votos. Las zonas rurales siguen siendo el fuerte de Trump, con una mayoría blanca y siendo la religión su mejor aliado en un territorio con una gran proporción de votantes evangélicos. Los ojos estarán puestos en Atlanta, donde la intención de voto de los suburbios no ha dejado de cambiar en las últimas semanas, y será clave para inclinar la balanza que, a pocas horas de la apertura de urnas, parece inclinarse a favor de Trump por menos del 1%.
Arizona a es otro campo de batalla crucial y sus 11 votos electorales se repartirán con la cuestión migratoria muy presente. Prueba de ello es el discurso xenófobo de Trump y la construcción de un muro de diez metros de altura cuya obra interrumpió Biden en su primer día en la Casa Blanca, pero su sucesora Harris no sigue esta línea. Aunque se mostró en contra de su construcción en 2019, ahora la vicepresidenta apoya la financiación del proyecto y este giro de guion no está claro cómo le afectará en las urnas. Biden ganó en 2020 por un 0.3%, el segundo candidato demócrata en hacerse con este Estado en casi 70 años de dominio republicano. Trump puede estar contento porque las últimas encuestas apuntan a que le lleva una ventaja del 2% a su rival. Los demócratas han ido ganando terreno, sobre todo gracias a la movilización de las mujeres, que ven en Harris una esperanza para que sus derechos reproductivos sean protegidos. En la última década Arizona, ha sido destino de ciudadanos de otros Estados más liberales, como California, y esto ha supuesto un importante cambio en el mapa electoral.
En Michigan, las encuestas dan a la victoria a Harris, que va 2 puntos porcentuales por delante de su rival. Este Estado, que reparte 15 votos electorales, es considerado el corazón árabe del país, con un 54% de los habitantes procedentes de Líbano, Irak, Yemen o Siria. Aquí la victoria pasa por la política exterior, y el conflicto en Oriente Medio ha alejado a muchos votantes de ambos candidatos. El electorado posiblemente castigue a Trump y Harris porque ninguno se ha comprometido a dejar de enviar armas a Israel y frenar lo que la líder del Partido Verde, Jill Stein, ha calificado en varias ocasiones de «genocidio».
Wisconsin pasó a manos republicanas en 2016 por menos del 1%, pero en el 2020 Biden recupera sus 10 votos electorales. Las ciudades están en manos de los demócratas y las zonas rurales pertenecen a los republicanos. La realidad sobre el terreno está cambiando y este 2024 se han podido ver carteles de la fórmula Harris- Walz en zonas que antes apoyaban a Trump. Biden hizo un gran esfuerzo por tratar de recuperar la confianza del sector agrario en el Estado lechero, una industria que representa el 12% del empleo. Harris ha continuado la conquista prometiendo ayudas fiscales para las pymes, mientras Trump defiende más producción Made in America, y aumento de aranceles para ganar la guerra comercial entre China y EE UU.
Los 15 votos de Carolina del Norte podrían depender del electorado negro, que representan el 30% de la población. Aquí el discurso de una mujer negra que consigue convertirse en vicepresidenta ha calado en los votantes, que ya vieron en Barack Obama un líder del cambio cuando consiguió ganar este territorio, que desde 1968 había estado en manos republicanas. En 2020, por un 1% Trump recuperó Carolina del Norte y ahora las encuestas le dan la victoria por estrecho margen.
Nevada es el premio más pequeño de los siete campos de batalla. Cualquier candidato podría llevarse ahora mismo sus 6 votos electorales porque las encuestas apuntan a un empate técnico. Ha sido uno de los terrenos más amigables para los demócratas en las últimas elecciones, menos en 2004 cuando el republicano George Bush se hizo con la victoria. Como la población de Nevada es pequeña y bastante centralizada, es sencillo comprender su mapa electoral. Los demócratas no lo van a tener fácil para mantener la victoria de hace 4 años, porque a nivel nacional están perdiendo apoyo entre los votantes latinos y la clase trabajadora, que representa a la mayor parte del electorado en este territorio.