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Rescates milagrosos, cadenas humanas de ayuda y otros destellos de esperanza en la catástrofe por la DANA en Valencia

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Abc.es 
Difícil encontrar resquicios positivos en medio de la catástrofe natural del siglo -la DANA en Valencia - y, sin embargo, algunas vivencias de las últimas horas alimentan la esperanza de ir poco a poco encaminando a los afectados hacia la normalidad en sus hogares, en la medida de las posibilidades. Rescates milagrosos y la entrega de los voluntarios a través de acciones como una cadena humana o la generosidad de quienes lo han perdido casi todo, son algunos ejemplos. Una de las protagonistas de estos episodios felices se llama Raquel y está embarazada de siete meses. Sus vecinos la han rescatado con una cuerda desde la azotea del centro de salud después de haberse encaramado a una reja cuando el nivel del agua en tromba por la calle le llegaba casi al pecho. «Que me peguen a mí los trastos, pero que no me den en la barriga, por no perder a la criatura», pensaba antes de ser salvada in extremis, atemorizada y temiendo también por su vida, cuando multitud de enseres pasaban ante sus ojos arrastrados por la inundación. Por fortuna, los médicos la han tranquilizado porque el feto no ha sufrido daños, aunque ella se ha lastimado en la cabeza y los brazos en sus esfuerzos para trepar por la fachada cogida como podía a una cuerda de la que tiraban sus vecinos. Otra mujer también ha dado la alegría este sábado al encontrarla con vida después de cuatro días encerrada dentro de su coche , debajo de otros vehículos arrastrados en Benetússer. Los servicios de emergencia han oídos sus gritos de socorro y han podido auxiliarla después de tantas horas aislada en un espacio tan reducido. Cristian, un trabajador del polígono Oliveral de Ribarroja ha sorprendido felizmente a su familiar al recorrer una docena de kilómetros a pie para regresar a su hogar. Se había quedado en su empresa sin posibilidad de salir del área industrial y al no disponer de cobertura, tampoco pudo avisar de la situación. Noticias similares se suceden cada jornada y reducen la lista de desaparecidos, por suerte, como ha ocurrido también con una madre rescatada con su bebé en brazos y en helicóptero por los Bomberos del Consorcio Provincial de Alicante, desplazados para reforzar a sus colegas valencianos en estas misiones, en ocasiones como esta, tan gratificantes. A veces, el damnificado se ha convertido a su vez en héroe, como un autónomo al que el desastre le cogió en Paiporta y, además de abandonar su coche para ponerse a salvo, utilizó su escalera de mano del trabajo para subir a árboles y socorrer a otras personas en peligro. Una anciana de 87 años de edad ha conseguido sobrevivir sola en casa sin ayuda en Massanassa, si bien su caso no está exento de tristeza, porque ha convivido con su cuñada fallecida, ya que estaba enferma y no ha conseguido mantenerse con vida en esas circunstancias extremas, sin agua ni luz. Y en algunas situaciones, la ausencia ha representado precisamente la mejor noticia, como en el hallazgo de varios coches sin ocupantes en un túnel entre Benetússer y Alfafar. Se temía lo peor, porque este paso subterráneo se había convertido en una auténtica ratonera , pero los vehículos habían sido arrastrados sin nadie en su interior o habían conseguido salir a tiempo. Aparte de estas experiencias vitales cuando estaba en juego lo más preciado y prioritario, dentro de la debacle se están viviendo momentos de emoción, como el de voluntarios cantando el himno de la Comunidad Valenciana entre el barro en las calles de Algemesí, o la cadena humana para retirar con más rapidez todo tipo de objetos y fragmentos de objetos en las tareas de desescombro de la vía pública, en Paiporta. Por su parte, Moisés Pitarch, vigilante de seguridad de Alfafar, lleva desde el miércoles echando una mano a sus vecinos para limpiar sus pisos anegados y también su tramo de la calle Alzira, donde sigue habiendo una montaña de coches apilados. Se encarga de buscar voluntarios y recorre piso por piso, sobre todo en los que viven personas mayores, para ver qué necesitan. Para otros, la tristeza de haber perdido los bienes materiales no ha sido óbice para mostrar una gran generosidad. Como Laura, quien después de ver cómo la DANA se lo llevaba todo en su tienda de ropa, ha lavado las prendas que ha podido salvar del lodo para enviarlas a otros municipios afectados y que tengan un nuevo uso, solidario y providencial en esta emergencia nacional. Entre las múltiples razones por las que se puede conseguir transmitir coraje a la población valenciana en estos duros momentos, una más puede ser la cercanía con un famoso, caso del chef José Andrés , cuya ONG coopera con el Ayuntamiento de Valencia para el reparto de alimentos. Su figura siempre asociada a la ayuda humanitaria contribuye, sin duda, a que muchos damnificados se sientan arropados y de alguna manera este cocinero se convierte en notario de que lo ocurrido esta semana junto al Mediterráneo importa a todos.