Los perros están entrando en una nueva 'fase evolutiva': cada vez son 'más humanos'
Hay un mito muy generalizado a pensar que después el ser humano no ha evolucionado desde que salió de la cueva y estableció las civilizaciones. Aunque los cambios anatómicos sean lentos y graduales, ciertamente sí ocurren, lo que pasa es que se necesita una perspectiva histórica incompatible con la relativamente 'corta' vida de una persona promedio.
No solo los cruces genéticos influyen en la evolución de las especies, también las costumbres y territorios donde habitan, pues siempre perecerán los menos adaptados físicamente. El ser humano, por suerte, hace uso de la tecnología para suplir todas aquellas carencias y ser capaz de sobrevivir en cualquier entorno. Aún así, esto no detiene la evolución y el cambio genético, ya que son un proceso constante.
Y lo que es más, somos los Homo sapiens una especie tan influyente y moldeadora del entorno que no solo hemos intervenido en nuestra propia evolución, sino también en la de otras clases de animales, plantas y microorganismos. La selección genética por parte de las personas se lleva practicando miles de años, desde que se comenzó con la agricultura y la ganadería.
Gracias a antiguos antepasados hoy podemos disfrutar de cierta clase de levaduras que consiguen fermentar el cereal y darnos la rica cerveza, o los plátanos 'domésticos' sin semillas. Los llamados 'toros de lidia' también son un gran ejemplo, al igual que los perros, que son la descendencia directa de miles de generaciones de lobos domesticados por el humano y sometidos a una meticulosa selección.
Los perros están entrando en una nueva 'fase evolutiva'
El criterio de aceptación o discriminación de los individuos ha variado a lo largo del tiempo, pues no en todas las épocas existían las mismas necesidades. Tampoco en los mismos lugares ni profesiones: hay perros protectores, perros guía, perros ganaderos, perros de compañía y un largo etcétera que ha dado lugar a más de 350 razas de can reconocidas a lo largo y ancho del mundo.
Después de la primera domesticación de los lobo salvajes y tras muchos siglos de elección selectiva y cruce de individuos, se obtuvieron perros con capacidades genéticas muy específicas para tareas concretas, especialmente de protección, vigilancia y acompañamiento. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, Estados Unidos) apunta a que 'el mejor amigo del hombre' podría estar entrando en una "tercera ola de domesticación".
Según Brian Hare y Vanessa Woods, los encargados de esta investigación, las formas modernas de vida urbana y uso de los perros simplemente como animales de compañía está haciendo que evolucionen hacia seres más calmados, sociables y acostumbrados a los espacios cerrados. La inclusión de los canes en la vida familiar y el interior del hogar provocaría así una adaptación de los perros a los lugares urbanos y alejados de la naturaleza como son las ciudades.
Así, los canes estarían evolucionando y convirtiéndose en animales más acostumbrados al sedentarismo y el ajetreo de la vida urbana, mostrándose cada vez menos inseguros en espacios colmados de gente y menos desconfiados hacia personas desconocidas. Al igual que sucede con los humanos, la vida moderna incidiría fuertemente en el temperamento y la psicología de los perros.
Tras varias generaciones alejados de los entornos naturales abiertos y sometidos a una fuerte selección artificial por intervención humana, nuestros 'amigos peludos' se estarían acostumbrando cada vez más a su nuevo cometido como animales de compañía. Es resaltable que los individuos con mejor capacidad de atención, instinto de protección y calma en entornos abarrotados de gente son elegidos para servir muchas veces como 'perros guía' de las personas invidentes.