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El horizonte cuántico se encoge en la sequía de talento

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Abc.es 
Cuando aún estamos asimilando las enormes posibilidades que nos ofrece el uso de la IA, otra auténtica revolución aparece en el horizonte: la computación cuántica. En esencia, esta tecnología permitirá realizar acciones mucho más complejas y de una manera mucho más rápida que la que alcanzan los ordenadores convencionales. El secreto reside en los cúbits o bits cuánticos: mientras que un bit clásico representa un único valor binario, es decir 0 o 1, un cúbit puede representar ambos valores al mismo tiempo gracias a las leyes de la mecánica cuántica. Y eso se traduce en encontrar soluciones innovadoras para problemas complejos en tiempos extraordinariamente reducidos. Las posibilidades que la computación cuántica va a ofrecer son fascinantes: se aplicará, por ejemplo, al ámbito farmacéutico, acelerando el descubrimiento de nuevos medicamentos ya que va a permitir simular complejas interacciones moleculares en tiempo récord; respecto a la ingeniería de materiales, permitirá creaciones más eficientes y resistentes; también complementará a los navegadores actuales diseñando rutas logísticas más rápidas y eficientes; en agricultura, optimizará cultivos y creará fertilizantes más sostenibles; en el sector financiero, los algoritmos cuánticos podrían optimizar portafolios de inversión, mejorar la detección de fraudes y prever crisis con una precisión sin precedentes… y estos son sólo algunos ejemplos de cómo esta tecnología emergente transformará industrias enteras y mejorará nuestra calidad de vida. Por ello, la inversión empresarial en tecnología cuántica ya es una realidad. La consultora Juniper Research estima que los ingresos comerciales que generarán las tecnologías cuánticas alcanzarán alrededor de 9.400 millones de dólares en 2030, frente a los 2.700 que se prevé que alcancen al cierre de 2024, lo que supone un incremento del 243%. Y este crecimiento se logrará con un reducido número de computadoras cuánticas, ya que esta misma consultora predice que apenas habrá 300 equipos en funcionamiento en 2030, «lo que refleja que estamos ante una etapa muy temprana del mercado, donde los costes de instalación son aún muy elevados». Hay que subrayar las condiciones tan especiales a las que ha de estar instalado un ordenador cuántico para mantener la estabilidad y precisión de los cúbits: primero, el entorno debe tener una presión atmosférica casi inexistente, similar a la del espacio exterior. Además, la temperatura debe estar próxima al cero absoluto (-273°C) para minimizar el ruido térmico que puede interferir con los cúbits. También es crucial aislar el sistema del campo magnético terrestre para evitar que los átomos se muevan y colisionen entre sí, lo que podría causar errores. Eso explica que en la actualidad existan apenas 20 ordenadores cuánticos en el mundo, y que el futuro pase por la nube: las empresas y los investigadores ya pueden acceder a ordenadores cuánticos a través de internet sin necesidad de poseer el hardware cuántico físicamente. Proveedores como IBM, Google y Microsoft ofrecen servicios de computación cuántica en la nube, permitiendo a los usuarios ejecutar algoritmos cuánticos y experimentar con cúbits desde cualquier lugar del mundo. Esto democratiza el acceso a la computación cuántica. Otro importante escollo es la falta de profesionales para trabajar en esta tecnología. IBM y Google, por ejemplo, ya han establecido colaboraciones con universidades y centros de investigación españoles para impulsar la investigación y el desarrollo en esta área. IBM, en concreto, ha lanzado el programa IBM Q Hub en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center (BSC). Este programa proporciona acceso a sistemas de computación cuántica avanzados y ofrece oportunidades de formación para estudiantes y académicos. Google, por su parte, ha firmado acuerdos con varias universidades españolas para apoyar proyectos de investigación y desarrollo. «La computación cuántica es un paradigma nuevo de computación para el que se requieren conocimientos de física, matemáticas y computación -explica Rodrigo Gil-Merino y Rubio, director del Máster Universitario en Computación Cuántica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)-. Pero, actualmente, no existen grados universitarios orientados a la computación cuántica, lo que origina un déficit de profesionales formados en esta nueva disciplina. La única formación universitaria actual que existe son los másteres, con la dificultad que implica equilibrar los currículos académicos de los aspirantes para garantizar que todos realizan estos estudios de posgrados con los mismos conocimientos iniciales. Cuando esto no es posible, los egresados pueden adolecer de una visión y preparación completa en el campo de la computación cuántica, que podría originar falta de confianza para aspirar a algunas profesiones altamente demandas, incluso después de haberse especializado». UNIR cuenta con una tupida red de colaboración con empresas y centros de investigación y ha diseñado este máster para «profesionales que quieran trabajar en el diseño de chips cuánticos, en la creación de nuevos algoritmos cuánticos o para trabajar en diversos aspectos de inteligencia artificial cuántica». «Lo que pretendemos con nuestro modelo de formación online es que los alumnos puedan formarse sin perder su ritmo laboral, pero aprovechando el contacto continuo con profesionales académicos y empresariales de la computación cuántica. Teniendo en cuenta que la previsión de crecimiento en inversión en todo el mundo en computación cuántica es de un 20-25 % cada año, al menos hasta 2030, los egresados van a tener una probabilidad mayor del 90% de conseguir sus objetivos de empleabilidad en esta disciplina», explica Rodrigo Gil-Merino y Rubio. Y desde luego talento no nos falta. Como explica Alfonso Rubio, cofundador de Multiverse Computing, una de las empresas líderes en Europa de software cuántico e IA, «cinco de las más importantes empresas que hacen cuántica en el mundo están dirigidas por españoles». De ahí que sea fundamental apostar por la colaboración entre empresa, universidad y organismos oficiales que faciliten la creación de un ecosistema cuántico en España, y como Rubio apunta «eliminar burocracia». El gobierno español, con iniciativas como el programa Quantum Spain y la conferencia 'Quantum Technologies in Europe', está intentado impulsar esta tecnología. Por su parte, la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) han financiado proyectos y grupos de investigación relacionados con las tecnologías cuánticas, con una inversión de 45 millones de euros destinados a recursos humanos y proyectos específicos. Aunque aún es temprano para la computación cuántica, ya existe una creciente demanda de profesionales: según un estudio reciente de LinkedIn, el número de trabajos en esta tecnologái publicados en la plataforma aumentó un 40% en el último año. Según los últimos datos del informe 'Quantum Technology Monitor', elaborado por la consultora McKinsey, el reclamo de perfiles triplica a la de graduados en disciplinas asociadas a este ámbito. Araceli Venegas-Gomez, ingeniera aeroespacial, fundó Qureca (Quantum Resources and Careers) con el objetivo de ayudar a empresas e instituciones a participar en la segunda revolución cuántica tendiendo puentes entre la investigación y la industria. «Intentar encontrar individuos cualificados con experiencia laboral previa en el mundo de los negocios o la ingeniería, es como buscar una aguja un pajar en el campo cuántico. El estrechamiento del cuello de botella empeora cada vez que se añade algo más a la lista de los requerimientos del perfil laboral -explica-. Debemos asegurarnos de que haya suficientes personas con las habilidades adecuadas para ocupar esta explosión de puestos de trabajo en los próximos veinte años. La única manera de poder educar la fuerza laboral del futuro es introduciendo conceptos cuánticos al nivel de la educación primaria y secundaria, y crear cada vez más oportunidades y programas específicos de ingeniería cuántica».