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El Cinturón Bíblico, o cómo buena parte de EEUU cree que Trump es "el favorito de Dios": "Esto es una guerra contra el mal"

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Oklahoma, Arkansas, Luisiana, Misisipi, Tennessee, Alabama, Carolina del Sur, Georgia y Carolina del Norte. Son el nombre de nueve de los cincuenta estados que componen EEUU, todos ellos diferentes unos de otros, pero con un parámetro en común: componen el llamado Cinturón Bíblico de Estados Unidos, en el que líderes religiosos creen que Trump debe ganar las próximas elecciones a la Casa Blanca del 5 de noviembre al considerar los comicios como "una guerra entre el bien y el mal".

Históricamente, el Cinturón Bíblico se ha caracterizado por promover el cristianismo (la religión mayoritaria en EEUU) como base fundamental para la identidad y el estilo de vida de la población. El nombre es un término utilizado de forma coloquial en la nación norteamericana, acuñado por primera vez en los años veinte del pasado siglo por los medios de comunicación del país.

Qué es el "Bible Belt" o Cinturón Bíblico de Estados Unidos y por qué juega un papel fundamental en la carrera de Trump por la Casa Blanca

Tiene sus raíces en la expansión del cristianismo en los movimientos de avivamiento de lo siglos XVIII y XIX (como el conocido como el Gran Despertar) en el sureste y centro sur de Estados Unidos, perdurando durante el siglo XX y vigente en nuestros días. Otras regiones de estados como Kansas, Virginia o Florida son también incluidas en esa región, aunque el empleo más genérico del término radica en los nueve estados anteriormente mencionados.

En esta zona de Estados Unidos, la población está fuertemente influenciada por la religión, especialmente los cristianos protestantes o evangélicos. De hecho, según los informes, la asistencia semanal a la iglesia es significativamente más alta que en otras partes de EEUU, y los valores religiosos influyen en muchos aspectos de la vida comunitaria. De esta forma, hay un profundo arraigo social por el cristianismo protestante en el "Bible Belt", caracterizándose por ser "ultraconservadores y fervientemente religiosos".

Así, la mayoría de las políticas aplicadas en esta parte de EEUU o los deseos de que se implanten a nivel nacional pasan por la derogación del aborto y el derecho a la vida, el rechazo a la educación sexual, la necesidad de unión entre la Iglesia y el Estado o la negativa a enseñar biología o la teoría de la evolución en los centros educativos.

Fervientemente religiosos y seguidores de un "enviado de Dios": Cómo Trump ha hecho del Cinturón Bíblico de EEUU su fortín para las elecciones

Por ello, el sentido religioso tiene un papel muy importante en la política local y nacional, de ahí que muchos en esta región consideren a Trump como "el enviado de Dios" para "la lucha contra los demonios que quieren acabar con la religión", tal y como explican ciudadanos de algunos de esto estados a BBC. Trump arrasó en las anteriores elecciones presidenciales respecto a los escrutinios obtenidos en las regiones que componen el Cinturón Bíblico, y se espera que suceda de nuevo en los comicios venideros.

Trump, a su vez, se ha alineado siempre con los valores conservadores, apoyando políticas que favorecen el cristianismo tradicional. Durante su mandato, por ejemplo, apoyó a la causa anti-abortista y trabajó para reducir el acceso al aborto en Estados Unidos, a la vez que su administración impuso restricciones a clínicas de planificación familiar que ofrecían referencias para abortos. Esto le ha hecho ganarse el respaldo de ciertos grupos religiosos y, por supuesto, de los estados que componen este Cinturón Bíblico.

Prueba de ello son sus mítines realizados en esta parte del país, donde sus seguidores han mostrado su fervor hacia Trump. En Georgia, donde asistió esta semana a uno de los eventos organizados por el activista conservador Charlie Kirk, una serie de oradores que acudieron invocaron tonos marcadamente religiosos y describieron a Harris y al Partido Demócrata como "malvados" y "representantes de todo lo que Dios odia", mientras consideraban estas elecciones como "una batalla espiritual". "Este es un estado cristiano (Georgia), y debería seguir siéndolo", se podía oír entre los más de diez mil asistentes al mitin. Por otro lado, el expresidente también usó un lenguaje de persecución para hacer una afirmación general de que solo él podría proteger a los electores cristianos en Carolina del Norte.

Su campaña, en definitiva, ha adoptado un tono religioso. Y es que los cristianos, en especial los más integristas en la unión entre religión y política, son un pilar del Partido Republicano. Ocho de cada diez evangélicos en Estados Unidos apoyan la candidatura del expresidente, consolidando una tendencia que comenzó en 2016, primera vez que se presentó a las elecciones, según una encuesta nacional difundida este jueves por la consultora Lifeway Research. "Trump ha hecho más por el movimiento evangélico que cualquier otro presidente desde la época de Ronald Reagan", afirmaba en entrevista en 2018 a BBC Mundo el reverendo Samuel Rodríguez, un pastor latino que profesa el evangelismo.

Donald Trump es cristiano presbiteriano, mientras Kamala Harris, conocida por sus teorías y políticas progresistas, se desmarca de las creencias religiosas. Según datos gubernamentales, casi nueve de cada diez estadounidenses profesan alguna de las ramas del cristianismo. Mientras temas como la inmigración, el feminismo o la libertad de mercado están presentes en la mayoría de mítines, debates o intervenciones de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, la religión podría declinar la balanza definitiva, en especial en el sudeste de Estados Unidos, una región clave en este contexto.