El PIB por persona se recupera, pero la crisis de vivienda, el recorte de la inversión y el parón del consumo enfrían la economía
La evolución de la economía española hasta el segundo trimestre de 2024 destaca al alza en la recuperación del PIB por persona en edad de trabajar (PET), que ha alcanzado durante el primer semestre de 2024 los niveles prepandemia, pero se atisban más sombras que luces. Primero porque aún se sitúa un 1,3% por debajo de su tendencia de largo plazo, con un consumo privado por PET que sigue por detrás de los alcanzados antes de 2019; segundo porque el consumo privado continúa "rezagado" y la inversión a la baja; y tercero porque la crisis de vivienda enturbia los datos y la inflación sigue presionando porque su tendencia al alza los próximos meses. Pese a ello, la tenencia a largo plazo del PIB por PET ha sido de un crecimiento medio sostenido del 1% anual desde el año 1990.
Así lo constata el Observatorio del Ciclo Económico en España, elaborado de forma conjunta por la Fedea, la Fundación Rafael del Pino y BBVA Research, que creen que el PIB por PET ha mostrado una mejora respecto a los trimestres anteriores, "con un crecimiento interanual por encima de la tendencia histórica" motivado por la alta demanda existente y por su estabilización gracias a la integración de la población inmigrante, que ha aliviado los desajustes del mercado laboral. Sin embargo, por el lado de la oferta, la economía española todavía se ve marcada por el desajuste del mercado de la vivienda o la inflación.
También advierte sobre los shocks de oferta, que fueron fundamentales en el crecimiento del año 2022, pero que en el primer semestre de este ejercicio han afectado negativamente con 0,2 puntos porcentuales, y de la falta de pulso del consumo privado, del mercado laboral y de la productividad, que "no se encuentran todavía en el estadio óptimo", apunta el informe. Si se compara con el resto de Europa, España mantiene todavía una gran dependencia del consumo privado sobre el PIB, con un 9% superior al promedio de la UE-8 en lo que va de siglo.
En este sentido, este consumo no ha recuperado su dinamismo, "continúa rezagado" durante el primer semestre y se encuentra un 4% por debajo de los niveles de 2019 y un 6,2% por debajo de su máximo en 2007. Este "pobre desempeño", en contraste con el crecimiento del PIB, ha ocurrido al mismo tiempo que el aumento de la tasa de ahorro de los hogares, alcanzando el 14,2% en el primer trimestre de 2024, que el Observatorio achaca a factores como el aumento en el precio de la vivienda y las menores expectativas sobre la situación económica.
Respecto al mercado laboral, los analistas también encuentran grandes desajustes, tanto del indicador de tensión -relación entre vacantes y desempleo-, que ha aumentado un 51% en comparación con los niveles anteriores a la pandemia y sigue necesitando de "una gran demanda de mano de obra, como por la baja inversión y el estancamiento de la productividad.
El documento concluye que, aunque los indicadores de ahorro y empleo han mostrado mejoras, la recuperación plena del consumo "dependerá de la capacidad de la economía española para mejorar su productividad y enfrentar los retos estructurales que aún persisten". A este sentido, el documento señala que el crecimiento del PIB en 2024 ha sido impulsado por la demanda, pero alerta en el corto plazo de "los cuellos de botella en el mercado de la vivienda y la falta de inversión", dos cuestiones que "han limitado una recuperación más amplia".