Una ofrenda muy especial para el Niño Jesús de la Virgen de Linares de Córdoba

El Niño Jesús de la Virgen de Linares estrena traje y esto no sucedía desde hace más de dos siglos, 212 años para ser exactos. Una dama camarera de la hermandad de Linares ha donado dos prendas, una en verde y otra en rojo. La última fecha de la que esta corporación tiene constancia de que se regaló a la Virgen de Linares un manto (morado) por su estancia en Córdoba fue en el año 1812, según explica la hermandad en sus redes. Ahora el Niño luce su nuevo traje gracias a la donación de una dama camarera, a petición de la junta de gobierno que lidera Isabel Carrión . Esta dama camarera ha confeccionado dos trajes , uno de color verde para el tiempo ordinario y otro rojo, para el Domingo de Ramos, Viernes Santo y Pentecostés, que estrenará cuando llegue este tiempo, según detalla la corporación. Están realizados en tela de damasco con cenefa dorada: el verde tiene un pequeño bolsillo ciego y ambos poseen una cenefa blanca plisada como cuello de camisa. Según la descripción que realizó Enrique Redel de los mantos de la Virgen de Linares no se le hizo posteriormente ningún traje ni a la Virgen, ni al Niño, desde la fecha anteriormente citada. A La Virgen de Linares se la representa vestida en todas las tablillas de sus milagros, cuadros y láminas, que se encuentran en el Santuario, llevando estas vestiduras hasta el siglo XIX, hasta que el padre Juan Bautista Moga, jesuita, en una visita que realizó al santuario en 1881, «al contemplar la imagen de la Virgen tuvo la curiosidad de levantar la falda con la que entonces se cubría», cuenta la cofradía. «Tras descubrir que la imagen estaba pintada y policromada, fue solemnemente despojada de sus vestiduras y se dejó al descubierto la belleza artística de su artística forma escultural», como rememora la hermandad estos días al hilo de esta donación. Con la última restauración que acometió Miguel Arjona en 1993, la Virgen de Linares volvió a su apariencia del siglo XV: se le devolvieron los rayos que adornan toda su silueta tal y como se descubrió tras su limpieza y que es cómo se encuentra en la actualidad. Entonces, ante la imposibilidad de poder lucir sus mantos, éstos se guardaron , pero la Real Hermandad suele vestir al Niño en las fiestas principales, ya que éste no sufrió ninguna modificación y conserva trajes de damasco blanco, morado y azul. De la Virgen se usa uno azul de raso y ramos de plata, en los funerales de los hermanos más destacados y queridos de la hermandad. Sólo le faltaban estos dos colores al Niño para vestirlo según el tiempo de la liturgia: el blanco (Pascua), el verde (tiempo ordinario), el rojo (Domingo de Ramos, Viernes Santo y Pentecostés), y el morado (Adviento y Cuaresma). Además, esta dama camarera ha confeccionado con el mismo tipo de tela los forros para los dos atriles, el del altar y el de las lecturas.