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La clase media soporta el 91% de la recaudación del IRPF

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Una política fiscal «seria y ajustada» debe reconocer «siempre» que la adopción de un tipo impositivo elevado «no siempre garantiza una mayor recaudación». Es más, según el último estudio del Instituto Juan Mariana, el incremento de la presión fiscal y de los impuestos «ha tenido un efecto destructivo sobre la base imponible, que se ha traducido en una caída de la recaudación». En base a la Curva de Laffer –que ilustra la relación entre tipos impositivos y recaudación fiscal–, los analistas del Instituto determinan que «cuando los impuestos son bajos, las subidas tributarias generan un aumento creciente de los caudales públicos. Sin embargo, cuando se rebasan ciertos niveles de imposición, esta relación empieza a revertirse y la recaudación disminuye».

Esto es lo que ha sucedido en España entre 1995 y 2022 –los años investigados–, en los que en 25 de los 28 años analizados el tipo medio del IRPF ha superado el umbral de equilibrio «lafferiano» y, por tanto, se paga más pero se recauda menos.

Las evidencias mostradas por el estudio apuntan a que el tipo medio de equilibrio del IRPF entre 1995 y 2022 sería del 10,77%. Sin embargo, este indicador alcanzó el 13,94% a lo largo de 2022. Por tanto, «España presenta hoy un IRPF claramente superior a los niveles que sugeriría la búsqueda de una mayor eficiencia», señala el Instituto. En el caso de los rendimientos del trabajo, el punto de inflexión del IRPF se alcanza con un tipo medio del 13,72%, pero en la actualidad se ha rebasado en casi tres puntos, hasta el 16,53%. En el caso de los tipos sobre la Renta, la escala oscila entre el 19% y el 47% por ciento, muy por encima de lo que se necesita para la eficiencia recaudatoria basada en la Curva de Laffer, que sugiere adoptar tipos más bajos, de entre el 14,5%y el 36%, 4,5 y 11 puntos menos. A medio plazo, «dichos umbrales generarían mayor actividad económica, que ensancharía las bases imponibles y mejoraría la eficiencia recaudatoria del tributo». En el caso de los rendimientos del trabajo, el punto de inflexión sería del 13,72%, frente al 16,53% de ahora. Para los rendimientos del capital, la referencia sería un 18,53%, nuevamente por debajo del 19% actual.

El informe también constata que siguen siendo las clases medias las que asumen la práctica totalidad de la recaudación de la Renta. Así, las estadísticas de la Agencia Tributaria para los últimos ejercicios muestran que, de un total de 21 millones de liquidaciones, en torno a 12,5 millones corresponden a personas que declaran ingresos por debajo de los 21.000 euros. Dicho segmento supone, por tanto, el 59%de las liquidaciones y genera «únicamente el 9% del total recaudado», por lo que el tipo medio, de casi un 14%, «puede parecer bajo a primera vista». Por contra, el 41% de los contribuyentes restantes aportan el 91% de la recaudación y sitúa su tipo efectivo medio cerca del 35%.

El documento, que toma como referencia el tipo medio para el conjunto de los trabajadores y combina los datos obtenidos de la recaudación con el tipo medio, muestra que «aumentar la presión impositiva no siempre se ha traducido en mayores ingresos fiscales. De hecho, los analistas observan que, en distintos periodos, el aumento del tipo medio «coincide con una desaceleración e incluso con una disminución de los ingresos obtenidos».

Esta circunstancia evidencia la necesidad de encontrar «determinados puntos de equilibrio a la hora de diseñar la política fiscal», que como apuntó Arthur B. Laffer, «adoptar un tipo excesivamente elevado puede desincentivar la actividad económica, reduciendo la base imponible del gravamen y limitando, en última instancia, la capacidad recaudatoria del impuesto». Según evidencia el Instituto Mariana, «los ingresos fiscales crecen a medida que el tipo medio del impuesto aumenta hasta llegar a un punto de saturación. A partir de dicho umbral, los ingresos se desaceleran e incluso se reducen». Tal evolución decreciente se produce «a pesar de que los formuladores de políticas públicas opten por mantener o incluso seguir incrementando los tipos impositivos». Esto sugiere que, en la práctica, «los tipos aplicados en el IRPF español se han situado más allá del punto de equilibrio».

En sus conclusiones, el informe incide en «la importancia de aplicar una estrategia fiscal basada en la eficiencia y el equilibrio, en lugar de aumentar los tipos, con el fin de maximizar la recaudación», por lo que «un ajuste a la baja podría ayudar a mejorar la eficiencia recaudatoria», merced a un ensanchamiento de la base imponible y un aumento de la actividad económica propiciada por el alivio de la presión impositiva».