La 'regla del semáforo' para estudiar cuando no tienes ganas ni fuerza de voluntad

Popularmente, muchas veces se decía que había personas que 'valían para estudiar' y personas que no. Hoy en día, con todo lo que se ha avanzado en técnicas de aprendizaje e interiorización de contenidos, esta afirmación ha ido perdiendo vigencia. Todo el mundo es 'válido' para estudiar, el problema es que debe saber cómo hacerlo de forma más eficiente.

Los viejos modelos de 'memoriza y escupe' de la educación a la antigua usanza parece haberse demostrado ya que han quedado desfasados, siendo mucho más eficaz, sobre todo de cara a la larga y no solo poniendo la mira cortoplacista en el siguiente examen, llegar a interiorizar los contenidos y saber cómo gestionarlos. Francisco de Goya dejó dicha e inmortalizada aquella frase para el recuerdo de que "la letra con sangre entra", pero para ella caben muchas interpretaciones.

Obviamente, el genio de la pintura español no estaba hablando de violencia, sino de trabajo duro. Y es que no se puede pretender aprender ni aprobar un examen (aunque sea con un suficiente) aplicando la 'ley del mínimo esfuerzo', ya que esta solo lleva a la mínima calificación. Una de las maneras de leer este aforismo de Goya es pensar que, en efecto, con la dedicación y las herramientas adecuadas, cualquiera puede aprender hasta las nociones más complejas.

Hay otras ocasiones en las que no se trata de falta de trabajo, sino de que se está poniendo muchísimo esfuerzo, pero como el método es inadecuado, no surte demasiado efecto. Para el estudio, como para todo en la vida, se necesita saber y querer hacer. Ya sea por falta de motivación o por dificultades para concentrarse, hoy compartimos un método de aprendizaje para aumentar el rendimiento.

La 'regla del semáforo' para estudiar cuando no tienes ganas ni fuerza de voluntad

Es importante saber que este método se enfoca en la optimización, tanto del tiempo como de la importancia que se le confiere a cada apartado o concepto del temario a estudiar de cara a un examen. Para una prueba de secundaria es idóneo, pero de la misma forma se puede utilizar tanto para una prueba de oposición a funcionariado estatal o de cualquier otro tipo.

Se conoce como 'regla del semáforo' porque se basa en tres colores distintos para marcar los contenidos, que deben ser muy diferenciados entre sí (no vale utilizar rojo, naranja y marrón, por ejemplo) para que creen un contraste visual que asimile mejor el cerebro a la hora de procesar la información. A cada uno de los colores se le asocia una valoración más positiva o negativa.

Los colores de los semáforos (rojo, amarillo y verde) son geniales porque ya poseen una connotación previa y nos pueden servir de regla mnemotécnica. El esquema de colores funcionaría de la siguiente manera:

• En verde. Los conceptos o apartados que resulten más fáciles de asimilar o de los que ya se conozca gran parte.

• En amarillo. Aquellas secciones que no se lleven al día, pero que con un poco de esfuerzo puedan memorizarse bien.

• En rojo. Para las secciones o conceptos que nos resulten más complicados de entender o que no hayamos visto nunca antes.

El principal objetivo de esta 'regla del semáforo' es conseguir que en el día antes del examen o prueba, todos los contenidos estén marcados en 'verde'. Para ello, durante las primeras etapas de estudio se debe incidir con mucho más ahínco en las secciones que hayamos indicado con 'rojo' y 'amarillo'. Una vez que conozcamos los conceptos, para el día o sesión de estudio siguiente, las partes en las que se haya progresado habremos de cambiarlas de categoría.

Así lo explicaba la ' influencer' @caarlyhal en TikTok recientemente, asegurando que a ella le funcionaba muy bien.

Así se consigue avanzar poco a poco con el estudio, progresando paulatinamente sin llegar a 'pegarse un atracón' de conceptos los días previos al examen. Además, al ver cómo todos los temas o apartados a aprender van moviéndose a categorías más positivas, sentiremos una mayor motivación y satisfacción por haber completado la tarea. Es un buen método para cuando se siente falta de motivación o nos sentimos abrumados por la gran cantidad de temario a aprender.