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El partido de fútbol que legalizó la ikurriña prohibida por Franco por ser "falsa"

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El Fútbol es tan grande que su influencia no se queda en el césped o en las gradas. En su larga historia esconde leyendas, secretos y gestos que han influido en la sociedad, la política o el devenir de un país. La “guerra de banderas” forma parte del deporte español desde hace décadas. Los sectores más radicales del soberanismo catalán y vasco siempre han visto las competiciones deportivas como una plataforma para lo que ellos llaman la “internacionalización del conflicto”. Este fin de semana un nuevo escándalo volvía a unir deporte e independentismo con el agravante de la sombra del terrorismo.

Nadie quiso ayer impedir el homenaje de San Mames a Martin Zabaleta,el montañero que, en 1980, coronó el Everest y posó con una ikurriña en la que había dibujada un logo de la banda terrorista ETA. Se ha celebrado en el partido contra el Espanyol de LaLiga, que ha ganado el Athletic. Pero aquí el resultado fue lo de los menos y el acto precedió al partido provocaba numerosas críticas de todos lo estamentos sociales, político o mediáticos hasta eclipsar el fútbol.

"Un despropósito"

Incluso la asociación mayoritaria de guardias civiles JUCIL calificó este sábado de "auténtico despropósito" el homenaje que el Athletic Club de Bilbao brindó en San Mamés a Martin Zabaleta, el montañero vasco que alcanzó la cima del Everest en 1980 y depositó una ikurriña con el anagrama de ETA. En declaraciones EFE, el secretario general de Comunicación de Jucil, Agustín Leal, criticó este homenaje: "Sin ser Zabaleta un terrorista hizo apología en la cumbre del Everest y más en un año, 1980, especialmente sanguinario, con 91 asesinados por ETA".

Sin embargo, no es la única vez que una Ikurriña adquiere más protagonismo que el balón en un partido de fútbol.

Han pasado casi 48 años del denominado “Derbi de la Ikurriña”, un gesto histórico que acabaría con la prohibición de la bandera vasca, ilegal durante el franquismo. El derbi entre Real Sociedad y Athletic Club disputado en Atocha el 5 de diciembre de 1976 pasará a la historia por diversas razones como la goleada (5-0) lograda por la Real o el impresionante tanto marcado por Satrustegi a Iribar pero, sobre todo, por un hecho extradeportivo.

 

Apenas un año antes había fallecido Franco y España iniciaba su transición. Todas las banderas regionales habían sido legalizadas excepto la vasca por su “vinculación con el separatismo y el terrorismo”.

“Separatista y falsa”

No en vano, en mayo de 1976, Manuel Fraga -ministro de Gobernación- viajó a Venezuela donde fue entrevistado y se mostró tajante ante los periodistas sobre este asunto: “Todas las banderas regionales están permitidas menos la vasca porque no es una bandera regional, sino que es una bandera separatista y porque es una bandera, que si usted me permite que lo diga, Falsa. Las banderas regionales, provinciales, de Guipúzcoa y Vizcaya por ejemplo son muy respetables y las que son locales se exhiben todos los días. Pero la llamada ikurriña, mal llamada bandera vasca, fue dibujada a fin del siglo pasado por Sabino Arana con fines separatistas y es una mala copia de la bandera inglesa. Para muchos vascos es un insulto de hecho y para todos los españoles por supuesto”.

Con este panorama, los dos principales equipos vascos no duraron en desafiar al Estado. Los jugadores de Real Sociedad y Athletic saltaron al campo con una ikurriña, bandera que aún no estaba legalizada, portada por los capitanes José Ángel Iribar e Inaxio Kortabarria.

Precisamente Kortabarria, defensa central y capitán de la Real Sociedad en la década de 1970 y principios de los años 1980, se convertiría poco después

Así llegó a escondidas al estadio

La ikurriña había sido llevada al campo clandestinamente por el también jugador de la Real, José Antonio de la Hoz Uranga. La bandera salió de su casa, según relata su hermana Ane Miren en el documental de ETB ‘La década de los 70 y la legalización de la ikurriña’. “Me pidió que cosiera una ikurriña, pero nadie me dijo para qué”, declaró. Su hermano la llevó desde su casa al estadio de la Real. Tuvo que superar un control policial en el que su coche fue registrado, pero los agentes no encontraron la bandera.

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Los dos conjuntos decidieron salir a la vez al terreno de juego, algo insólito en aquella época. Y lo hicieron con la ikurriña vasca entre medias. En aquellos momentos aún era una bandera ilegal y prohibida y lucirla aún podía ser motivo de detención. Iríbar y Kortabarría, los dos capitanes, eran los portadores. “El llevarlo en sigilo fue la clave para que todo saliera bien”, confesaría años López Ufarte en diario El País. “Fue una decisión unánime”, recordó.

La bandera fue ubicada en el centro del campo, alrededor de la cual se colocaron los jugadores de ambos equipos. Era mucho más que un gesto. Era una declaración de intenciones, y era el hermanamiento de ambos conjuntos en la defensa del País Vasco y el desafío a España.

La prensa nacional se hacía eco al día siguiente de la goleada pero poco decían del insólito gesto. Sin embargo, su influencia el devenir de la Ikurriña sería clave. Cuarenta días después, el 19 de enero de 1977 la ikurriña era finalmente legalizada y, tras la aprobación del estatuto de autonomía, se convirtió en la bandera oficial de Euskadi.