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Hamás, a la espera de un líder fuerte para combatir a Israel

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Las imágenes de un Yahya Sinwar moribundo tirándole una tabla de madera a un dron y de un Sinwar muerto con el cráneo destruido en los medios de comunicación israelíes recuerdan que esta zona del mundo se rige por otras normas culturales, sociales y estéticas. En la televisión estatal Kan, por ejemplo, se recocijaban por la victoria que esa muerte representa y la describían como la humillación del líder que murió solo y sufriendo como merecía. Mientras, el mundo árabe que apoya a Hamás veía exactamente lo contrario: a un mártir loable luchando valientemente hasta su último aliento. «Al publicar los últimos momentos de la vida de Yahya Sinwar, la ocupación ha extendido su legado más que el de su asesino», escribió en X Osama Gaweesh, editor en jefe de EgyptWatch, con sede en Londres.

Y así como la decisión de mostrar las imágenes para lograr un cierto efecto en el enemigo y en la retaguardia puede salir por la culata, la mayor parte de los análisis políticos, tanto árabes como israelíes, indican que la propia muerte de Yahya Sinwar no parece que vaya a modificar la actual situación entre Israel y Hamás.

El segundo al mando en el politburó de la organización en Catar, Jalil Al-Hayya, y candidato a suceder a Sinwar, dijo que Israel se arrepentirá de haberlo matado y agregó que su «martirio» solo los fortalecerá. En un discurso desafiante también dijo que los rehenes israelíes «no regresarán (…) a menos que cese la agresión contra nuestro pueblo en Gaza». Por su parte, el brazo armado de Hamás prometió en seguir luchando contra Israel hasta la «liberación de Palestina». Los aliados de Hamás respaldados por Irán, Hizbulá en Líbano y los hutíes en Yemen ofrecieron sus condolencias y también prometieron seguir luchando.

Sinwar, tras su reciente elección como jefe de la organización tras el asesinato de Ismail Haniye en Teherán en julio pasado, aunó el liderazgo militar y político, pero parece que ese no es el camino a seguir en esta ocasión. Según analistas árabes es probable que el elegido sea un político que esté fuera de Gaza, mientras se espera que su hermano, Mohamad Sinwar, asuma un papel más relevante en la dirección de la guerra contra Israel en la franja.

Hamás ha sobrevivido hasta ahora al asesinato de muchos de sus dirigentes por parte de Israel. La larga lista comenzó en 2004 con la muerte del cofundador del grupo, el jeque Ahmed Yasin. Justo después de él mataron a su sucesor, Abdel Aziz Rantisi.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, elogiando la acción de los soldados que mataron, sin saberlo, a Sinwar, prometió seguir adelante con la guerra en Gaza y El Líbano. También se dirigió a los gazatíes que retienen rehenes israelíes diciéndoles que se salvarían si deponen las armas y liberan a los secuestrados. Sin mencionar futuras negociaciones con Hamás.

Fuentes del ejército de Israel consideraran que la muerte del líder islamista hará que algo se mueva en las estancadas negociaciones y creen que el gobierno de Netanyahu debe aprovechar esta oportunidad. Sinwar había sido el gran obstáculo para el avance de las negociaciones en muchas ocasiones, bien negándose en redondo a las propuestas de los mediadores o no respondiendo y desapareciendo, como cuando la escalada entre Israel, Hizbulá e Irán le hicieron creer que comenzaba una guerra regional, y el silencio de Sinwar hizo creer a estadounidenses e israelíes que estaba muerto.

Sin embargo, se sabe que Netanyahu tampoco trata de que se alcance un acuerdo, probablemente por las presiones de la exterma derecha de su coalición que se opone a negociar con Hamás, también a costa de la vida de los secuestrados.

El Ejército también estima que Hamás ha cambiado en los últimos meses sus instrucciones con respecto a los secuestrados, ordenándoles que los asesinen si existe la posibilidad de que tropas israelíes los traten de rescatar. Esta decisión, dicen, fue motivada por la operación militar de junio que rescató a cuatro rehenes, matando a unas 200 personas, combatientes y civiles, así como por el asesinato en agosto de seis rehenes cuando las tropas los estaban buscando. Por eso las familias llevan once meses diciendo que solo un acuerdo los traerá de regreso.

Mientras, y a pesar de los muy efectistas y simbólicos asesinatos de los archienemigos de Israel, Yahya Sinwar en Gaza y el secretario general de Hizbulá en El Líbano, Hasán Nasralá, ambas organizaciones continúan con sus guerras. Hamás, descabezado por ahora y con sus batallones desmembrados, sigue emboscando al Ejército israelí y reteniendo a más de 100 israelíes, vivos y muertos. Hizbulá, con su liderazgo también decapitado, continua lanzando misiles contra el norte de Israel sin parar, causando bajas humanas y materiales y quemando los bosques y a sus habitantes. En Israel muchos se preguntan si el gobierno realmente tiene un objetivo realista en esta guerra, además de la implausible «victoria total».