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"La reindustrialización de la Comunidad Valenciana requiere de los institutos tecnológicos para mejorar la competitividad de las pymes"

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El pasado 23 de julio, Fernando Saludes fue reelegido por tercera vez presidente de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit). Como empresario, es un firme defensor de que la I+D+i escale posiciones tanto a nivel público como privado, ya que se trata de una cuestión de avance social, no solamente empresarial. Su compañía, Industrias Saludes, es experta precisamente en innovar para ir adaptándose a los escenarios siempre cambiantes. No en vano cuenta con 125 años de historia, en los que Fernando representa a la cuarta generación.

¿Cómo ha ido evolucionando la empresa en materia de innovación para adaptarse a los nuevos tiempos?

Nosotros somos un proyecto empresarial, familiar e industrial de largo recorrido. La evolución de la compañía ha ido muy ligada a la personalidad, la pasión y vocación de los fundadores o de las personas que han liderado el proyecto en cada fase. Nuestra empresa empezó con mis bisabuelos Joaquín y Josefa. Él era el hijo pequeño en una familia de joyeros de Barcelona y amante de la técnica, mientras que ella era una mujer avanzada a su tiempo, con raíces valencianas en Buñol, y amante de la cultura y el arte. Como a mi bisabuelo le encantaban los automóviles, empezó a fabricar placas de matrícula y después comenzó a hacer señales de tráfico y accesorios para vehículos. Hablamos de antes de los años 20, cuando los automóviles comenzaban su imparable despliegue en nuestras vidas y estaba todo por hacer en el sector e infraestructuras asociadas. Su hijo, al que pusieron Arquímedes de forma bastante premonitoria, fue un inventor nato y también siguió esta senda de innovación con aciertos y errores hasta llegar a la compañía que tenemos hoy, enfocada principalmente en el sector de la movilidad inteligente, señalización, soluciones semafóricas y equipamiento urbano. Seguimos manteniendo la fabricación de placas de matrícula pero, por el camino, hemos sido desde fabricantes de juguetes (fuimos los primeros productores de cine doméstico en España después de la posguerra, con productora propia), hasta fabricantes de piezas para el sector náutico. También fuimos los creadores de los primeros cascos de motoristas de España, pioneros en la introducción del cinturón de seguridad... ¿Y por qué? Porque la empresa tuvo la suerte de contar con líderes creativos y su visión ha estado muy presente en el negocio.

Si tuviera que marcar hitos en materia de innovación en la empresa, ¿cuáles serían?

Mi bisabuelo fue pionero en la seguridad vial en España. Era una persona a la que le encantaba la tecnología, viajaba todo lo que podía y se adelantó en la introducción de la retrorreflectancia en la seguridad vial, ya que a finales de los años 20 patentó e introdujo en el mercado unos sistemas de vidrios ópticos para lograr que las señales de tráfico fueran reflectantes. Esto es una cosa que ahora es muy normal, pero entonces las señales eran pintadas e introducir esta nueva propiedad permitía verlas con mucha mayor claridad y anticipación. Años más tarde, la empresa 3M lo estandarizó en las láminas reflectantes que se ven en muchos elementos y mejoran de forma fundamental la seguridad vial. Aquello fue un salto muy importante. Otro hito se produjo con mi abuelo Arquímedes y mi tío Joaquín, y es que fuimos los primeros en introducir los cascos de motorista en España en los años 50, adelantándonos casi 40 años a la obligatoriedad normativa de su uso. Además, se atrevieron con un sector muy diferente, como el cine doméstico, allá por 1944, 30 años antes de la irrupción del cinexin. Llegaron a tener productora propia de contenidos junto al pionero de la animación Pérez Arrollo y un acuerdo de distribución en exclusiva con Disney en España, pero aquello, en un momento dado, dejó de tener recorrido y derivó en una fábrica de juguetes. Y el tercer hito lo asociaría a mi padre. Hablamos de una "rara avis" porque era el menor de tres hermanos por lo que no estaba predestinado a continuar el negocio familiar. Sin embargo, al fallecer sus hermanos mayores, tuvo que hacerse cargo de la empresa. Él es un amante de la cultura, un apasionado del arte y del diseño. Toda esa pasión la vertió en la empresa. Introdujo el diseño en una empresa del metal a finales de los 70 comenzando una excelente colaboración con Daniel Nebot y el grupo La Nave, lo que nos permitió, por ejemplo, idear y fabricar las primeras barras portaequipajes del mundo con anclajes de plástico. También desarrollamos una gama de mobiliario urbano de diseño disruptivo (bancos, papeleras, fuentes, etc...) que fue pionera y tuvo mucho éxito a nivel nacional y europeo. Nos adelantamos bastante en una industria que no estaba acostumbrada a incorporar el diseño. Por último, con mi padre y con mi incorporación a la empresa hemos introducido el factor tecnológico y una mayor conexión e interacción con el ecosistema innovador. Dimos un salto importante en 2004-2005, creando la génesis de lo que luego fue la unidad tecnológica de Saludes y empezamos a desarrollar señalización electrónica y semafórica hasta convertirnos en proveedores principales de semáforos, ópticas de semáforo, pulsadores para los peatones, avisos para invidentes y sistemas inteligentes de movilidad.... En la potenciación de este camino es donde estamos ahora mismo.

Como presidente de Redit, además de empresario, ¿qué nivel de innovación en general tienen las empresas valencianas?

Yo creo que las empresas valencianas tienen un buen nivel de innovación, pero aún insuficiente. Tenemos muchas pymes y empresas muy dinámicas que están apostando desde hace tiempo por la innovación y algunas que son líderes en sus sectores nacionales e internacionales. Es verdad que por el tamaño de nuestras pymes y por la escasa profesionalización en algunos sectores quizás hemos jugado en desventaja con otras regiones, como puede ser Alemania, Francia o Reino Unido, donde cuentan con unos sistemas y estructuras de apoyo a la innovación y a la tecnología mucho más potentes y desarrollados. Yo creo que las empresas han ido superando esas barreras poco a poco y que tienen la innovación en mente entendida como una manera de pensar y abordar los procesos y productos de una manera diferente. En este sentido, Redit y las asociaciones empresariales están haciendo mucha didáctica al respecto. Las empresas tractoras también están jugando un gran papel para que las más pequeñas innoven. En la medida en que haya políticas mucho más a largo plazo, eso ayudará a que el ecosistema vaya cuajando. Yo creo que, comparado con el resto de España, tenemos un ecosistema bastante sólido y dinámico, pero podría ser mayor, si tenemos en cuenta la creatividad y la iniciativa que tenemos en la Comunitat Valenciana.

¿Qué papel juega el Ivace en la innovación de las empresas valencianas, y cómo ha influido también en los proyectos de su empresa?

El papel que juega IVACE+i es fundamental porque hoy en día es la entidad que, de la mano de los Institutos Tecnológicos, está más cerca de las empresas en sus proyectos de innovación y capacitación tecnológica. Nosotros desde el comienzo hemos colaborado con ellos. En cuanto surgieron ambos agentes, las empresas que teníamos la genética de la innovación, nos hemos apoyado intensamente en ellos. Recientemente hemos trabajado mucho para mejorar la compañía con proyectos de digitalización y mejora de procedimientos y procesos en planta. El apoyo de IVACE+i ha sido fundamental para ayudarnos en nuestras estrategias de renovación y mejora de equipos productivos y también en proyectos innovadores para nuestras líneas de futuro. Sin su apoyo, hubiera sido muy difícil que algunas de estas iniciativas hubieran visto la luz. Contamos también con el CDTi, otro gran instrumento de nuestro país, pero IVACE +i es una herramienta fundamental para las empresas de la Comunidad Valenciana que quieren comenzar a innovar y a las que queremos seguir manteniéndonos en este camino.

¿Qué papel juega Redit en la capacidad de innovar de las empresas valencianas?

En el caso de Redit, estamos ante un claro caso de éxito en colaboración público-privada en España y más concretamente en la Comunidad Valenciana. Cuando visitamos las principales regiones de referencia, tienen modelos de innovación y tecnología consolidados y con una larga trayectoria que han ido evolucionando. Hace poco estuvimos en Suecia, por ejemplo, y ellos hablan de que hacen política industrial desde 1600. Redit, con sus más de 50 años de trayectoria, fue pionera en España. Fue la primera red de centros tecnológicos que se lanzó y ese éxito es de todos los actores -tecnólogos, empresarios, gobiernos e instituciones- que en las distintas fases han acompañado e impulsado el proyecto. Es un activo estratégico, tanto como el Puerto o el Corredor Mediterráneo. A veces en nuestra propia tierra no somos plenamente conscientes de lo que tenemos, pero cuando sales fuera y ves lo difícil que es para las empresas acceder a estas cotas de innovación y tecnología o talento sin tener estas infraestructuras, te das cuenta de que es un activo muy preciado que hay que cuidar y potenciar. Las regiones de referencia que se están posicionando en materia de innovación y tecnología tienen este tipo de modelos y los potencian. Para las empresas, los centros tecnológicos de Redit son su departamento de I+D+i, ya que no suelen contar con la capacidad ni el músculo que requiere innovar. Los centros también son muy útiles a las empresas más grandes ya que les ayudan a escalar proyectos y complementan lo que ellas no tienen. Además, ofrecen una gran cantidad de servicios de alto valor añadido y una amplia infraestructura formada por una red de prácticamente 200 laboratorios, que conforman la red española con más acreditaciones de ENAC. También les ayudan tanto en el ámbito nacional, como en el europeo, que es el más cercano a nuestra realidad, y en el internacional, donde las dificultades son más manifiestas. Además, los institutos tecnológicos son una herramienta estratégica de la administración por ejemplo para la reindustrialización, que requiere de estos agentes para mejorar la competitividad de las empresas, sobre todo de las pymes. Y, sobre todo, cuando hablamos de REDIT, hablamos de impacto económico, con una aportación de renta al PIB Valenciano de 775 M€; impacto en talento, con más de 16.000 puestos de trabajo altamente cualificados; impacto fiscal, con 346 M€ generados para las arcas públicas; e impacto social, estimado en 3.883 M€, lo que supone un retorno a la sociedad 11,63 veces mayor a la inversión realizada.

¿Cómo ha influido en su empresa la colaboración con los centros tecnológicos?

Siempre hemos creído en ellos. De hecho, fuimos socios fundadores de AIDIMME, desde sus inicios como AIMME, Instituto Tecnológico Metalmecánico, y nos hemos apoyado en ellos intensamente en muchos proyectos.

¿Destacaría alguno en concreto?

Por ejemplo, cuando iniciamos el camino en movilidad inteligente en 2004, viniendo de una empresa del metal, no teníamos departamento electrónico. En este caso, el apoyo que recibimos de AIDIMME para poner en marcha parte de las nuevas líneas de señalización electrónica fue fundamental. Nos apoyamos en ellos y en el Instituto Tecnológico de la Energía, el ITE. Ahora estamos trabajando con ellos para evolucionar nuestros productos de gama semafórica, por ejemplo. Para nosotros que éramos ajenos al mundo de la electrónica y de la movilidad conectada, el apoyo de los centros tecnológicos ha sido importantísimo para arrancar en ese nuevo sector.

¿Cree que la innovación debería estar más presente, por ejemplo, en los presupuestos públicos y de las empresas?

Tenemos un problema de percepción social y eso, al final, se ve reflejado en los presupuestos. Yo entiendo que en los presupuestos priman una serie de partidas donde hay mucha sensibilidad social y que son muy necesarias como sanidad, educación, o servicios sociales, pero no debemos olvidar que si no apostamos por la I+D+i nos jugamos el futuro. Cuando haces una comparación con las principales regiones de referencia en materia de innovación y tecnología, como Suecia, que es el líder europeo y segundo a nivel mundial en gasto de I+D+i, te das cuenta de que para ellos es una prioridad absoluta. El beneficio social y el reparto de la riqueza en un mundo global se tiene que generar en base a la innovación, la industria y la tecnología. Las naciones que apuestan fuertemente por eso tienen la capacidad de tener un mayor nivel de vida, una mayor renta per cápita y más productividad. Esto hace que puedan redistribuir la riqueza cuando lo necesitan. El problema viene cuando no sigues el ritmo de inversión de otras regiones y, poco a poco, te vas quedando fuera. Nosotros tenemos una dinámica de interlocución muy buena con la administración y es un tema que hemos puesto sobre la mesa, ya que vivimos en el 2024 un ajuste presupuestario. De cara a los Presupuestos de 2025, deberíamos volver al nivel presupuestario previo de 2023, e impulsarlo cada año de forma constante para multiplicar el impacto positivo que tiene la red de institutos tecnológicos en nuestras empresas y sociedad. Con este Consell hemos visto una gran oportunidad de consolidar y aprovechar todo el potencial que ofrece la red para converger con las regiones de referencia en materia de I+D+i y tecnología.

¿Cuáles son los principales retos de futuro para Redit?

Yo aspiro a que Redit sea la red de centros tecnológicos de referencia a nivel nacional y europeo. Ese es el objetivo. Para lograrlo necesitamos estabilidad y un impulso presupuestario continuado en el tiempo por parte de la administración autonómica valenciana, ajena a los ciclos políticos, para que los centros puedan focalizarse en su razón de ser, que es generar conocimiento, tecnología, innovación y alianzas de alto valor añadido, y transferirlo intensamente a nuestras empresas ayudándolas a mejorar su competitividad y posicionamiento en el mercado. Nos va el futuro en ello.