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Октябрь
2024

Galicia apuesta por «ser pionera en tecnologías cuánticas» en seis años

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Abc.es 
Hace más de treinta años, Galicia hizo una gran apuesta por una tecnología aún en pañales, con la creación del Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga). Hoy, con una inversión de 56 millones de euros, este referente internacional en tecnología cuántica se embarca en una nueva etapa con la que la Comunidad espera situarse a la cabeza del sector antes de llegar a 2030. Además de sumar unas nuevas instalaciones en Santiago de Compostela, el objetivo es reforzar y ampliar las capacidades del centro, que cumple una función crucial: poner a disposición de la comunidad investigadora y del tejido empresarial gallego un recurso fundamental en el desarrollo científico y la innovación mediante un servicio público. Ya el año pasado, con la instalación del QMIO, este centro se erigió como uno de los más relevantes del panorama europeo: se trata, ni más ni menos, del computador cuántico más potente del sur del continente es una institución pública, y del único que está físicamente instalado en España, como explica la presidenta del Cesga y también directora de la Axencia Galega de Innovación, Carmen Cotelo, en conversación con ABC. Forma parte de la Red española de Supercomputación, que cuenta con 14 nodos distribuidos por todo el Estado y que, en su conjunto, recibe 63 millones de euros del PERTE Chip. De estos fondos, Galicia ha captado el 75% para embarcar al Cesga en esta nueva fase , que, además de sumar un nuevo edificio, permitirá cubrir las nuevas necesidades relacionadas con la inteligencia artificial con el desarrollo de un nuevo supercomputador, el cuarto de su generación: el Finisterrae IV. El Cesga presta servicio tanto a entes públicos como a empresas privadas con servidores de cálculo de diferentes arquitecturas. Por un lado, dispone de una generación de supercomputadores, nacida en 2007 bajo el nombre de FinisTerrae: en aquel entonces, alcanzó la posición número 100 en la lista de los 500 ordenadores más potentes del mundo. Actualmente, presta servicio el FinisTerrae III, y próximamente, gracias a esta inversión, contará con uno nuevo: el FinisTerrae IV, que además de proporcionar potencia computacional adicional, permitirá, entre otras cuestiones, operar con inteligencia artificial. Su diferencia con un computador cuántico como el QMIO es, a efectos prácticos y a muy grandes rasgos, la potencia: este último permite hacer cálculos mucho mayores, de forma simultánea y en menos tiempo. Ambas tecnologías trabajan «conjuntamente»: «parte de lo que el supercomputador no es capaz de resolver, por una falta de capacidad que haría que tardase años en hacerlo, se pasa al computador cuántico». «Lo que queremos es, en el computador cuántico, resolver los problemas que hoy en día son irresolubles», resume Cotelo. Su uso está abierto tanto a entidades públicas como privadas, que, previa inscripción, pueden acceder a los servicios del Cesga. Los usuarios, explica Cotelo, son «de todo tipo», desde el CSIC a «cuentas de formación» , y los cálculos que realizan son para prácticamente todos los ámbitos: desde la predicciones meteorológicas de Meteogalicia a ámbitos como la salud, la física, la química o las matemáticas, entre otros. En resumen, las infraestructuras de computación permiten hacer simulaciones de procesos que se dan en la naturaleza y albergar y gestionar grandes cantidades de datos. Y mediante el Cesga, tanto el tejido empresarial como el investigador de la Comunidad tiene acceso a este servicio público, crucial en el desarrollo científico. Se trata de una tecnología «fundamental» pero «poco conocida», lamenta Cotelo. «Cuando se habla de este tipo de inversiones, todo el mundo piensa en una gran máquina, colocada en un edificio específico con requisitos técnicos muy altos que puede resultar muy caro. Y es así. Pero realmente se hace para dar un servicio público a las universidades, centros de investigación, centros tecnológicos y empresas que están desarrollando aplicaciones o tratando de resolver problemas y retos en ámbitos como la salud o el clima que requieren simulaciones y cálculos científicos que demandan muchísimo cálculo», explica la directora del centro. E s «la única forma de avanzar rápido y no frenar» a los investigadores y al tejido innovador gallego, evitando que la falta de recursos que convierta en un «cuello de botella». Y es que, tal y como indica, «aunque algunos equipos puedan tener un clúster de ordenadores propio», cuando se trata de cálculos tan grandes «no es suficiente; tardarían muchísimo tiempo en hacer los cálculos y, en algunos casos, ni siquiera es posible». Ahora, el centro viene de recibir la mayor inversión de su historia, 56 millones de euros –47,4 millones procedentes del Mecanismo de recuperación y resiliencia, en el marco del PERTE Chip, y el resto de la Administración autonómica– para la construcción de un edificio que albergará las nuevas infraestructuras tecnológicas. Con la previsión de estar finalizado en 2026, se situará en un solar de A Sionlla, en Santiago, con una superficie de más de 9.100 metros cuadrados, de los que se construirán 5.800. El objetivo es ambicioso. Completamente alineados con la estrategias europeas, en el Cesga están trabajando por «ser pioneros y estar a la cabeza» de las tecnologías cuánticas «de aquí a dentro de seis años, en 2030». Y es que tal y como explica Cotelo, la meta es tener un «ecosistema muy potente», y «actuar» ya: «si actuamos tarde, vamos a ser usuarios. Si actuamos ahora, vamos a ser parte activa y tener la oportunidad de ser competitivos». Una cuestión imprescindible para tener un ecosistema científico e investigador «potente».