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Октябрь
2024

Pogacar clausura un año mágico con el Giro de Lombardía

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Abc.es 
Un rayo vestido de blanco y los siete colores del arcoíris atraviesa la frondosa frontera entre Italia y el sur de Suiza, la verde región de los lagos que se desbordan con la lluvia cerca de Como. El Lago Maggiore, Lugano, Como o Lecco, allí donde la vida florece por el agua en abundancia. Es Tadej Pogacar en otro solo sinfónico , monumental, cierre de la temporada mágica, el mejor curso de la historia que se recuerda en el ciclismo desde Eddy Merckx en 1972. Son 25 victorias a cual mejor: la Lieja-Bastoña-Lieja, el Giro, el Tour, el Mundial y, como clausura, el quinto monumento, clásica de las hojas muertas, otoño maravilloso en el Giro de Lombardía. Esa indumentaria blanca con las franjas en rojo, naranja, amarillo, verde, añil, azul y violeta honra el ciclismo con una honestidad y una ambición inusuales. La hegemonía de Pogacar ha anulado la emoción de las carreras para mayor gloria propia y de su equipo, el UAE de los Emiratos Árabes que en Lombardía tuvo trabajo extra para colocar a su emperador en posición de ataque. Se esfumaron 21 ciclistas, un pequeño pelotón que puso contra las cuerdas a Pogacar y al UAE. Gente muy buena en la fuga y bien coordinada que exigió el máximo de la escuadra financiada en Abu Dabi. Christen, Hirschi, Majka y Adam Yates se dejaron la piel para reducir la desventaja en la clásica más montañosa del calendario. El Giro de Lombardía cambia de recorrido cada año, aunque siempre transita por la zona de los lagos, de Como a Bérgamo o a la inversa. Pero son siete puertos y mucho flujo de ascensión en las seis horas y pico que dura la carrera. La escapada empieza a subir con tres minutos a la iglesia patrona de los ciclistas, Madonna del Ghisallo, la única capilla en el mundo con más bicicletas y maillots que efigies religiosas. Son nueve kilómetros y la tanqueta de Pogacar ya baja la temperatura: dos minutos. En el paso decisivo, la Colma del Sormano , donde Evenepoel casi se rompe la crisma hace unos años, el asunto se vuelve asumible. Un minuto en un puerto de 13 kilómetros. A 48 kilómetros de la meta, en la rampa más dura del Sormano, Pogacar se lanza al vacío. Es la mitad de distancia que en su asalto al campeonato mundial, pero nadie duda de que es el tamiz que separa la paja del grano. Nadie se molesta en seguir a Pogacar, ningún valiente aspira a mantener ese ritmo infernal en la arrancada poderosa. Evenepoel y Enric Mas deciden defenderse a distancia. Lo ven, lo tienen a tiro durante varios kilómetros, confían en la paciencia. Pero no hay manera. En la cima del Sormano el esloveno ya junta un minuto de renta. El descenso y lo que queda hasta Como es un desgaste psicológico para Evenepoel, el único que persigue con convicción. Es el mejor contrarrelojista del mundo, pero las piernas no le alcanzan para frenar a la bestia. «El plan era este», dice relajado Pogacar con su última pieza del año.