El día en que empezaron a florecer las ‘vegetarianas’
El día 10 de octubre de 2024 será recordado como único e inolvidable para todos los coreanos. Existen varias razones: por un lado, nuestro eterno anhelo de que Corea del Sur se convirtiera en un país con un Premio Nobel distinto al de la Paz por fin se cumplió. Esta larga espera data del año 2000, cuando el expresidente Kim Dae-jung recibió el premio por su política presidencial para disminuir el conflicto que tenemos con Corea del Norte. Por otro, Corea del Sur recibe finalmente reconocimiento mundial por su literatura después de aproximadamente diez años de esperanza compartida a nivel nacional con otros autores coreanos, como el poeta Ko Un, el escritor Hwang Sok-yong y la poeta Kim Hyesoon. A mi parecer, la concesión del Premio Nobel de Literatura a la autora Han Kang con su trilogía de nouvelles, La vegetariana, no solo simboliza el dolor de ser mujer y vivir como mujer en la sociedad coreana sino la simpatía y la comprensión sensible del mundo.Aunque muchos conocen a la autora Han Kang, nacida en Gwangju, en el suroeste de Corea, en 1970, como novelista, su carrera comenzó con cinco poemas que publicaron en el volumen de invierno de Munhak-gwa-sahoe (en español, sería Literatura y Sociedad) en 1993. Después de un año, en 1994 comienza su carrera en la prosa, recibiendo algunos premios nacionales de Corea, como el concurso literario primaveral de Seoul Shinmun en 1994 (un premio literario para los autores principiantes coreanos muy reconocido) con su nouvelle Ancla roja. No es sorprendente su talento literario ni su persistencia en el mundo de las letras, considerando que su familia se dedica a la escritura. Su padre y sus dos hermanos también son autores en Corea del Sur.Sin embargo, si tuviera que elegir un momento significativo previo a la noticia de hoy, ese momento sería cuando la autora surcoreana ganó el premio internacional Man Booker en 2016 con la edición traducida al inglés de La vegetariana que trajo a la autora hasta el Premio Nobel de Literatura. Antes del premio internacional Man Booker, Han Kang no recibió la atención que merece. En el ámbito crítico de la literatura coreana, de vez en cuando sus libros han sido analizados, pero esto no es comparable con la cantidad de trabajos que se han hecho posteriores a su traducción.En una entrevista coreana en febrero de 2016 Han Kang mencionó una experiencia a sus 13 años de edad que transformó su visión sobre la vida. Es este entonces la autora empezó a cuestionarse el valor humano. Su padre, Han Sung-won, le mostró una foto de las víctimas de la matanza gubernamental en el movimiento democrático de Gwangju contra el mantenimiento gubernamental de la dictadura por el expresidente Chun Doo-hwan, después de la muerte del expresidente Park Chung-hee. Según la autora coreana, esta experiencia ha sido el leitmotiv de La vegetariana en el que ella explora a través de la corporalidad femenina el valor de la humanidad. Si recorremos las obras de Han Kang, encontraremos una fuerte crítica evocativa a la sociedad coreana que, pese al desarrollo, sigue en la dinámica patriarcal. En este contexto la autora revisita el valor humano de las mujeres destacando la dificultad y agonía que las rodea. Sus obras evocan una aparente sociedad donde no hay salida ni apoyo. En La vegetariana Yeong-hye emite un grito mudo, “Nadie puede ayudarme./Nadie puede salvarme./Nadie puede hacerme respirar”. Su intento de suicidio, la desnudez y su metamorfosis vegetal representan su esfuerzo simbólico por liberarse de la jaula patriarcal. Su libertad se consuma a través de la metamorfosis imaginaria de Yeong-hye al árbol. Considerando estos aspectos, la evaluación de la Academia Sueca sobre las obras de Han Kang, “su intensa prosa poética que se enfrenta a traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, recupera todo el sentido y llama la atención al valor de las humanidades en la crisis mundial. A este respecto, este Premio Nobel de Literatura funcionaría como una advertencia a la sociedad coreana, donde no ponen la merecida atención en las humanidades, persiguiendo el desarrollo científico y tecnológico. A la luz de este reconocimiento literario del valor humano, espero con mi corazón que todas las ‘vegetarianas’ del mundo tengan la oportunidad de florecer, tal como lo ha hecho nuestra autora Han Kang.AQ