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Октябрь
2024

Este juego de mundo abierto de Nintendo fue un prodigio técnico: Rememorando Zelda: A Link to the Past

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El juego de acción y aventura de Super Nintendo sorprende por su escala y ambición aunque hayan pasado más de 30 años desde su estreno original

Fue uno de los videojuegos más ambiciosos no solo de la mítica SNES, sino de la propia Nintendo, y una de las grandes sensaciones de los años 90. Cualquiera que se ponga a jugar hoy en día a Zelda: A Link to the Past podrá comprobarlo. En el ridículo espacio de un mega cabía un mundo abierto sorprendente, el cual era un auténtico prodigio de la programación al albergar tal cantidad de localizaciones, mazmorras y recorridos en general.

Una de las características más fascinantes de su concepto jugable es la inclusión de dos mundos: el Overworld y el Darkworld, que estrenaron la dualidad luz-oscuridad que veríamos posteriormente en otros juegos de la saga Zelda como Ocarina of Time (con el viaje en el tiempo), Twilight Princess (con el reino crepuscular) o el propio A Link Between Worlds, que está considerado como su secuela directa. Podíamos viajar de un mundo a otro, algo que daba lugar a rompecabezas como nunca habíamos visto prácticamente en ningún otro videojuego… o al menos no de esa manera. Gracias a un artilugio, el Espejo Mágico, era posible viajar entre mundos para resolver puzles y alcanzar puntos inalcanzables.



Lo más sorprendente es que estos mundos eran uno reflejo del otro, incluso a nivel técnico, y de hecho los sprites cambiaban solo de diseño, con el objetivo de ahorrar memoria en el cartucho y hacer realidad tal prodigio de la programación. Si comparas ambos mapas, te darás cuenta de ello. La mayor parte de árboles, cadenas montañosas y ríos están en el mismo lugar, solamente modificando algún mapeado de bits o código de color. Era un diseño magistral que hoy en día sigue sorprendiendo.



Más allá de esto, este desarrollo fue uno de los más ambiciosos de Nintendo por la época, y se notaba… Tras el éxito del juego de NES, la confianza de Shigeru Miyamoto en la marca era brutal, y puso a su lado a trabajar al mítico Takashi Tezuka, además de a Kensuke Tanabe, quien ejerció las labores de guionista. Estrenado al poco tiempo de aparecer la máquina, fue uno de esos lanzamientos que demostraban cuánto merecía la pena pasar de los 8 a los 16 bits. Los movimientos de Link eran fluidísimos y el juego te sorprendía con algunos efectos, como el de la tormenta nada más comenzar, que te dejaban sin aliento.

Por supuesto, no todo tenía que ver con lo técnico. El combate marcó un antes y un después con esta entrega, con una fluidez nunca vista y la introducción del icónico ataque giratorio. Las mazmorras se volvieron temáticas, con una mayor variedad de objetos y por tanto una complejidad jugable nunca antes vista. Todo era como una versión 2.0 de lo visto en NES, incluso en la trama, con la ampliación del trasfondo relacionado con la Trifuerza y los sabios que sellaron a Ganon en el Reino Sagrado. Aquí se comenzaba a escribir de verdad la leyenda que serviría como base narrativa de futuras entregas.



Por todo esto es tan importante Zelda: A Link to the Past, y por todo esto es muy recomendable que lo juegues si aún no lo has hecho. Y no deberías preocuparte por el hecho de que hayan pasado más de 30 años desde su estreno, porque podemos confirmarte que se juega extraordinariamente bien incluso en la actualidad. Lo tienes disponible en Nintendo Switch Online, aunque en realidad existen un montón de opciones de jugarlo, porque forma parte del catálogo de SNES Mini, estuvo en la Consola Virtual, existió una versión para Game Boy Advance y por supuesto siempre puedes desempolvar la Super Nintendo original si es que la posees.