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Октябрь
2024

Miguel Zenón: “el jazz no tiene fin, siempre habrá alguien haciendo algo diferente”

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Con 17 discos como líder, uno de ellos ganador del Grammy como mejor álbum de jazz latino, el talento del saxofonista Miguel Zenón también ha recibido reconocimiento con becas de las fundaciones Guggenheim y MacArthur. Hace algunos años fue distinguido con el Premio Achava Jazz porque, de acuerdo con el jurado, “la música del cuarteto de Miguel Zenón es una mezcla perfecta de la música folclórica latinoamericana y el jazz”, cualidad que lo ha situado como una de las figuras preeminentes del jazz latino.El músico ofrecerá dos conciertos con su cuarteto en el club Jazzatlán de Ciudad de México los días 14 y 15 de octubre, acompañado por el pianista Luis Perdomo, el contrabajista Matt Penman y el baterista Henry Cole. Los reconocimientos son muy positivos, asegura Zenón en entrevista. “No sólo nos ayudan a llegarle a los oídos de un público más extenso, sino que también nos da un poquito de gasolina, considerando el trabajo que implica realizar todos estos proyectos. El Premio Achava Jazz de Alemania se enfoca en proyectos de grupos que combinan elementos musicales que desembocan en el jazz, que es básicamente lo que he estado haciendo en los últimos 20 años. Lo que yo hago tiene elementos de jazz, de la música de mi país, de diferentes partes de Latinoamérica y otras partes del mundo. Los reconocimientos son bonitos, pero hay que seguir trabajando. Yo sé que todavía hay mucho por hacer”.A los 11 años empezó sus estudios en una escuela especializada en música, donde desde el primer día los alumnos tenían que elegir su instrumento. “Honestamente —dice entre risas—, creo que yo quería tocar el piano, pero quedaba disponible el saxofón, creo que la viola y el oboe, no recuerdo, y el saxofón me pareció más familiar por la música popular y todo eso. Lo escogí no porque quisiera tocar el saxofón, sino porque quería tocar algo”. Cuando finalizaba su estancia en la Escuela Libre de Música, como no había en Puerto Rico donde hacer estudios universitarios de jazz, decidió que era tiempo de irse a Estados Unidos. “Me enfoqué en la Berklee College of Music de Boston considerada en ese momento la escuela más especializada en jazz. Yo vengo de una familia de clase trabajadora, así que me tomó como año y medio reunir el dinero que necesitaba. Ya en la primavera de 1996 me fui a Estados Unidos para estudiar en Berklee y después vine a Nueva York a cursar una maestría y desde entonces vivo acá”. —¿Qué músicos fueron importantes para que te abrieras paso en la escena del jazz de Nueva York?Súper importante fue Danilo Pérez, el pianista panameño que vive en Boston y que, casi desde mi llegada, se convirtió en mi mentor, y después el saxofonista David Sánchez, también puertorriqueño, mi mentor en Nueva York. Ellos eran mi norte en términos artísticos por lo que habían hecho como músicos latinoamericanos dentro del jazz. Después de ser mis mentores, ahora son mis colegas y amigos muy cercanos. Ellos fueron esenciales en mi desarrollo temprano: me abrieron puertas, me contrataron para sus proyectos y me presentaron a otras personas. —¿Cómo defines tu estilo?Desde que terminé mis estudios universitarios se me hizo bien claro que yo necesitaba encontrarme a mí mismo, encontrar mi identidad como un músico latinoamericano, puertorriqueño más específicamente, viviendo en Estados Unidos y tratando de tocar jazz. Necesitaba encontrar qué significaba eso y me di a la tarea de entender más lo que era mi país, entender más lo que era mi cultura, la esencia de mis tradiciones y eso se empezó a combinar con muchas de las cosas que me interesaban del jazz, la música clásica y otros géneros. Así fui creando un tipo de dirección que se sintió natural y que me representaba. —Tú llevas los beneficios de la música a comunidades rurales en Puerto Rico a través del programa Caravanas Culturales. ¿Qué significa para ti este proyecto?Este es un programa que comenzó en 2011 con la intención de hacer un tipo de inversión cultural en Puerto Rico utilizando el jazz, en este caso, para predicar la idea de que el acceso a la actividad cultural es esencial para cualquier sociedad y que este acceso no debe estar limitado a cierta clase social.Organizamos algunos conciertos gratuitos en las áreas rurales del país, llevamos músicos e instrumentos y organizamos los conciertos alrededor de una figura histórica, como puede ser Miles Davis, Ornette Coleman o Charlie Parker y damos charlas sobre la historia del jazz o las vidas de los músicos que homenajeamos en nuestros conciertos. También involucramos a los músicos jóvenes de la comunidad, a quienes entrenamos en la improvisación para que toquen con nosotros en el concierto y les damos una beca para comprar instrumentos o tomar clases. Este es el proyecto que más recompensas me ha dado, más allá de todos los premios, porque sientes que realmente estás aportando algo a tu país. —¿Qué efecto tienen estos conciertos en las comunidades?Tocamos para un público para el cual el jazz literalmente es algo que nunca han escuchado, es algo totalmente nuevo. Un testimonio del poder de comunicación que tiene la música es que luego del concierto venga un niño o una persona de edad avanzada y me diga: “mira, yo nunca en mi vida había escuchado tu nombre, nunca había escuchado la palabra jazz. Pasé por aquí y vi que había un concierto gratuito, entré, me encantó y quiero seguir aprendiendo sobre esto”. Esto me dice que todo ese tipo de tabúes que tenemos de que el jazz es una música difícil, poco accesible o que es para el oído educado, son parámetros que nosotros mismos creamos, porque a la hora de la hora la música es universal. —¿Por qué haces música?La razón por la que yo hago música es para tratar de expresarme de una manera honesta y que el oyente me vea a mí mediante mi música. El punto para mí es que yo no puedo hacer música pensando en la cantidad de discos que voy a vender, porque estaría en el negocio incorrecto, inclusive haciendo el tipo de música incorrecta. Busco hacer música que conecte con el oyente de una manera honesta y que hable como si fuera yo mismo, pero que también rete al oyente, que le haga tomar un paso más dentro de la música. —¿Qué músicos te inspiraron a enfrentar los retos que implican ser más creativo?Ya he mencionado a Ornette Coleman, Miles Davis, Charlie Parker y puedo agregar a Duke Ellington, John Coltrane, etcétera. Podríamos seguir hablando de la historia del jazz y todos son súper admirados. Ya mencioné a músicos latinoamericanos que fueron puntuales para mí, como David Sánchez y Danilo Pérez, pero también soy de los que piensan que, cuando las cosas están demasiado cerca de nosotros, es difícil ver las cualidades especiales de la música que se hace hoy en día.Sin embargo, pienso que quienes hacen esta música actualmente pueden ser geniales e igual de inspiradores, por lo menos para mí, que Miles Davis o Charlie Parker. Te podría nombrar a saxofonistas como Joe Lovano, Steve Coleman o Chris Potter, y músicos de otros instrumentos o compositores que me mantienen inspirado. Ellos te hacen ver que esto nunca se acaba. El jazz no tiene fin, siempre habrá alguien haciendo algo diferente, tratando de mejorar. Cuando uno se va poniendo un poquito más viejo, este tipo de cosas te mantienen inspirado y con ese fuego que uno tenía a los 17 o 18 años. PCL