España averiada
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La Historia de una nación no necesita que los ciudadanos se enorgullezcan de ella. Ni mucho menos que pidan perdón; basta con que sepan asumirla entera , con sus luces y sombras, y que aprendan a reconocerla con comprensión racional y perspectiva serena. Ni España ni los españoles tienen que arrepentirse ni solicitar a nadie su indulgencia por haber cambiado el mundo en la epopeya de América. Ocurrió, simplemente; hubo muchos episodios de gloria y algunos de tragedia, como los hubo de civilización y de guerra, de progreso y de esclavitud, de grandeza y de miseria. Y tanto allí como aquí es menester aceptar con naturalidad la memoria y la herencia de un proceso de características necesariamente complejas cuyo mayor... Ver Más