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El líder checheno Kadirov acusa a tres legisladores rusos de orquestar un complot para asesinarle

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El líder checheno Ramzán Kadirov ha acusado este miércoles a los legisladores rusos de las regiones vecinas de Daguestán e Ingusetia de conspirar para asesinarle, y les ha amenazado con un [[LINK:INTERNO|||Article|||66c4dfd24cbfb0e4b1a25f3d|||«enfrentamiento de sangre»]] en caso de que no demuestren su inocencia. «Hay testigos, personas a las que les ordenaron [el asesinato], les preguntaron cuánto querrían por una orden», denunció Kadirov durante una reunión con las fuerzas de seguridad chechenas retransmitida en su canal Telegram.

El líder checheno señaló al senador daguestaní Suleiman Kerimov y a dos diputados de la Duma Estatal, Bekkhan Barakhoev, de Ingusetia, y Rizvan Kurbanov, de Daguestán, como responsables del presunto complot. «Si no demuestran lo contrario, declararé oficialmente que existe un conflicto de sangre», zanjó. En Chechenia, las rencillas de sangre se refieren al acto de vengar un insulto grave de un enemigo matándolo a él o a sus parientes.

En la misma reunión, Kadirov también acusó a los tres de ser responsables de un tiroteo ocurrido en septiembre en la oficina moscovita de Wildberries, el mayor minorista en línea de Rusia. Es la primera vez que el caudillo checheno, estrecho aliado del presidente ruso Vladimir Putin, hace comentarios sobre el tiroteo, en el que murieron dos guardias de seguridad de etnia ingush. El crimen se produjo dos meses después de la fusión entre Wildberries y otra empresa privada, Russ –supuestamente propiedad del senador daguestaní y oligarca Kerimov–, en un acuerdo que, según la prensa rusa, contaba con el respaldo del Kremlin.

Vladimir Bakalchuk, marido de Tatyana Bakalchuk, directora ejecutiva de Wildberries, se opuso al acuerdo. Con su esposa respaldada por Putin, Bakalchuk unió fuerzas con Kadirov para bloquear la fusión, y supuestamente asaltó la oficina junto con otros hombres, entre ellos varios chechenos. Posteriormente fue acusado de asesinato, acusación que él niega. Kadirov nunca ha reconocido públicamente que sus hombres estuvieran implicados en el tiroteo. En cambio, describió tales afirmaciones como intentos de «enfrentar a naciones enteras por disputas domésticas».