El tráfico de aletas de tiburón, un delito que crece en el Perú
En la última década, nuestro país se ha convertido en escenario ideal para el tráfico de aletas de tiburón, una práctica que a largo plazo podría ocasionar la extinción de distintas especies de este pez. “Perú es el principal exportador de América Latina y está dentro de los 10 mayores exportadores mundiales de aletas de tiburón”, dice el abogado ambientalista César Ipenza.
De acuerdo al documental ‘The Shark Fin Hunters’, de la cadena Al Jazeera, anualmente se captura en el mundo alrededor de 70 millones de tiburones para quitarles sus aletas. Estas terminarían siendo llevadas irregularmente a países como China y Estados Unidos. En el país asiático existe una gran demanda de estas aletas para su consumo en sopas, las cuales pueden costar más de 200 dólares y significan símbolo de estatus.
“Nosotros exportamos cerca de 400 toneladas anuales de aletas de tiburón; imagínense la cantidad de tiburones que se están extrayendo y que tienen un rol fundamental para los océanos. De esas 400 toneladas que enviamos al exterior, 300 vienen de Ecuador y 100 son del Perú”, complementa Ipenza. Efectivamente, desde Ecuador las envían ilegalmente a ciudades como Chimbote para que luego sean llevadas a otros países.
“En Ecuador está prohibida la caza o la pesca de tiburones y solo se permite la pesca incidental. Es decir, estoy pescando y atrapé uno y eso puede ser por casualidad. Sin embargo, lo cierto es que en los últimos años hemos tenido una extracción alarmante en Ecuador y casi todos los desembarques ya no son pesca incidental en la práctica, sino que es pesca dirigida para tiburones”, detalla.
A su turno, la fiscal en Materia Ambiental del Santa (Áncash), Evelyn Lamadrid, detalla que a nivel de Fiscalía empezaron a seguir el rastro de este comercio ilegal desde hace una década, cuando aún no había políticas claras en el país de cómo combatir este tráfico. Es recién en 2016 cuando Produce y el gobierno emiten un D.S. para combatir mejor este problema.
“En la zona de Piura advertimos que había bastante secado de aletas. Le llamábamos tollo (que también es un tiburón) en el año 2012, 2013. Lo veíamos siempre en Sechura, Piura y la caleta La Tortuga (Paita) y me parecía raro que no se pudiera fiscalizar o que no hubiera una trazabilidad”, manifiesta la fiscal.
“Ecuador envía las aletas en cámaras isotérmicas para ser secadas en el norte del Perú. Donde hemos podido advertir eso es en Tumbes y en Chimbote; entonces ahí secan. La mayor parte de aletas de tiburón viene del Ecuador. A ellos les sería más fácil exportar las aletas de tiburón desde Perú hacia otras partes del mundo”, añade Lamadrid. También sostiene que espera que en el futuro sus nietos puedan conocer las especies acuáticas que ella vio.
Operativos contra el tráfico de aletas de tiburón
En junio del 2023 se dio un gran golpe contra el tráfico de aletas de tiburón, el cual fue registrado en el documental periodístico mencionado previamente.
En esta intervención hecha por la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental del Santa (FEMA), con apoyo de Produce, Policía Nacional y Sunat, se allanó una vivienda en Chimbote en la que se efectuaba el secado de aletas de tiburón sin ninguna autorización. Bajo la dirección de la fiscal Evelyn Lamadrid se incautaron 182,42 kilos de aletas.
“Desde que tú entrabas al domicilio había aletas. En su lavadero, al costado de su baño; había aletas frescas, medias frescas, secas, de todo y en todos los pisos. En el segundo nivel estaban los sacos y en el tercer nivel los secaban. Nos pareció un indicio muy relevante cuando encontramos en el segundo piso una pizarra donde el responsable de este secado ponía las clases de tiburón, los precios, etc. Toda su agenda en una pizarra. (…) Y él nos da la información de que todo el pago que le hacen es en dólares”, precisa Lamadrid a La República.
La magistrada añade que si bien se vienen haciendo intervenciones importantes, se requiere más apoyo del gobierno, ya que muchas veces la PNP, que ayuda en estos operativos, no tiene ni PC o personal numeroso en algunas provincias para ayudar a combatir este delito.
La permisividad de Produce
El abogado especializado en derecho ambiental César Ipenza, junto con otros especialistas, entregó una carta a delegados en Perú de Cites, la convención internacional que protege la flora y fauna amenazadas. En la misiva les informan que la Contraloría ha detectado que desde el Ministerio de Producción (encargado de emitir permisos Cites en el país) se han dado hasta 68 permisos de exportación de manera irregular, los cuales han servido para el comercio ilegal de 40 toneladas de aletas de tiburón secas, por lo que recomienda se investigue a los funcionarios involucrados.
“Si leemos el informe de la Contraloría, vemos que las autoridades administrativas, más allá de resolver esto, están siendo cómplices; están facilitando esta situación instaurada en el ministerio de la Producción. Por otro lado, hay esfuerzos importantes, pero aislados de, por ejemplo, las fiscalías especializadas en materia ambiental, de la Sunat, etc., pero no puede hacerse mucho si es que no hay un trabajo articulado de todas las autoridades. Tanto de las autoridades del sistema de justicia, las autoridades de control, pero también las autoridades administrativas”, explica Ipenza a nuestro medio.
A su turno, desde Produce señalaron que están investigando al personal que habría facilitado estos perjudiciales permisos, atendiendo el pedido de la Contraloría.
“De acuerdo a las recomendaciones del informe de Contraloría, en el Ministerio de la Producción se han iniciado los procedimientos administrativos disciplinarios correspondientes a los funcionarios que presuntamente habrían cometido la falta. Se está culminando con la etapa de instrucción”, refirieron a La República.
Mientras tanto Ipenza confía en que Cites, como convención internacional, converse con las autoridades nacionales al respecto, y pronto se tomen medidas que detengan un tráfico que depreda el mar y daña el equilibrio ecológico.
Los operativos de la fiscal Lamadrid
La Fiscalía en Materia Ambiental del Santa, a cargo de Evelyn Lamadrid, efectúa operativos e investiga casos de este tipo de tráfico en Chimbote. “En este trabajo (los fiscales) somos eslabones en una cadena que cada vez se hace más fuerte. (…) Pero necesitamos más apoyo del Gobierno”, nos dijo.
En 2023, su labor llamó la atención de la cadena Al Jazeera, que hizo un reportaje con ella como protagonista sobre este delito. El documental, grabado con Pacha Films, ha ganado los News Emmy en la categoría mejor cobertura de clima, medio ambiente y meteorología.
“Siguiendo su trabajo, dimos con una casa en donde había gran almacenamiento de aletas de tiburón y, por nuestra parte, descubrimos una azotea en donde secaban otro número considerable de aletas. En Ecuador, hemos filmado cómo llegan los tiburones y sus aletas son cortadas para ser parte de esta cadena”, dice Luis del Valle, de Pacha Films.
El contrabando de aletas que llega desde Ecuador, por Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú
En Perú pescamos y consumimos tiburones desde hace milenios. Hoy en día se desembarcan alrededor de 10.000 toneladas anuales, que son utilizadas principalmente en el mercado interno.
A escala global, los tiburones son un grupo de peces con cerca de un tercio de sus especies en peligro debido a la sobrepesca, la pesca incidental, la contaminación y el cambio climático. El principal motor de la sobrepesca es la demanda de las aletas como símbolo de estatus en la cocina oriental. Por este motivo, desde hace más de una década las principales especies comerciales de tiburones han sido incluidas en la convención internacional que regula el comercio de vida silvestre (Cites, por sus siglas en inglés). Solo se pueden comercializar internacionalmente las aletas que cuentan con permisos emitidos por las autoridades nacionales que garantizan que el comercio no compromete la conservación de estas especies.
A diferencia de otros países, en Perú la pesquería de tiburones no está motivada por el comercio de sus aletas. Para los pescadores su principal ingreso se obtiene de la venta de la carne y las aletas vienen a ser solo un extra. Además, la regulación peruana prohíbe el ‘aleteo’ y exige que los animales lleguen a tierra firme con las aletas unidas al cuerpo.
Perú es el principal exportador de aletas de tiburón del continente, pero la mayor parte de este producto provenía de Ecuador hasta marzo de 2024. Cites ha prohibido el comercio de tiburones desde este país hasta que demuestre que su pesquería es sostenible. Sin embargo, esto no impide que ingresen carne y aletas de contrabando a Perú y se les haga pasar como material de origen nacional. Con ello se regulariza el producto ilegal y se genera una competencia desleal con la pesca local, pues ante el exceso de oferta los precios de las aletas son menores.
En el frente interno aún subsisten algunos problemas, ya que Produce no cuenta con el procedimiento para emitir permisos para los tiburones capturados fuera de las doscientas millas de dominio marítimo. Además, el sistema de trazabilidad y corroboración de la información de sustento no reúne las condiciones para garantizar que las aletas tengan origen legal. El principal afectado sigue siendo el pescador artesanal que no puede vender su producto legalmente y que encima debe competir con el contrabando procedente de Ecuador. Es urgente que Produce, con apoyo de otras autoridades, detengan el tráfico de aletas de tiburón reforzando el control de los desembarcos y sus procesos internos para asegurar que los permisos para el comercio internacional sean emitidos de manera correcta y oportuna