«No es una moda, llevamos un mes con destrozos en los coches»
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No les ponen rostro. Pero vándalos son . Pueden llamarse Samuel e Ismael, Pedro y Arturo o Joaquín y Diego. Los imaginan encapuchados. Portando, con maliciosa sonrisa, a altas horas de la noche, los botes de espray de un lado a otro de la calle Cerecinos , en el distrito de Usera. Quizá sean más de dos, y haya una figura femenina entre ellos. O sean mayoría mujeres. A lo mejor tienen dieciséis o veinte años. O treinta y cinco. No tiene siquiera que tratarse de un grupo y delinquir en pandilla. «Igual es sólo un niñato» . No les ponen rostro. Pero anhelan ponérselo. Quieren nombres y apellidos. Y soluciones. Porque desde hace dos semanas, quienesquiera que sean –o... Ver Más