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Huir de tu casa para salvar la vida, la única salvación en Florida ante la llegada de Milton

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Cerca de 20 millones de personas están en alerta ante la inminente llegada de [[LINK:INTERNO|||Article|||6705590e8478a3000722035d|||uno de los huracanes «más destructivos de la historia de Florida»]], de acuerdo con las autoridades. Milton bajó ligeramente de intensidad la madrugada del miércoles, pero por la tarde volvía a ser una fuerza de la naturaleza de categoría 4. Su intensidad se mantenía a pocas horas de tocar tierra en la costa del Golfo de Florida con vientos sostenidos de más de 200 km por hora, según el Centro Nacional de Huracanes, una velocidad que los convertía en mortales. Sus fuertes ráfagas de viento se convertían en peligrosos contenedores de escombros que, a modo de proyectiles, amenazaban con golpear y dañar a personas y hogares. El devastador huracán aún no ha aterrizado al sur de la Bahía de Tampa ni al norte de Saratosa, donde en principio se le espera. De los 67 condados del estado de Florida, 52 estaban bajo advertencia de huracanes y recibían mensajes de desalojo a través de las redes sociales, «¡Finalice sus planes de desastre, cargue sus dispositivos y siga acatando las órdenes de los funcionarios locales!». La alcaldesa de Tampa, Jane Castor, era más directa, «si te quedas en una de las zonas de evacuación, vas a morir», dijo en una entrevista con la cadena CNN, además de hablar de «algo histórico».

El presidente Joe Biden canceló ayer su visita a Angola y un viaje que tenía previsto a Alemania, donde iba reunirse con el grupo de donantes de armas a Ucrania. Su equipo aseguraba que el mandatario se quedaba en Estados Unidos para gestionar la respuesta a Milton y supervisar los esfuerzos que todavía se están llevando a cabo para arreglar los destrozos del huracán Helene, que hace dos semanas devastó esta zona del país y según la empresa de análisis CoreLogic supondrá unos daños valorados entre 30.000 y 47.500 millones de dólares. «No creo que pueda estar fuera del país en este momento», ha dicho Biden. En un evento este miércoles, el líder estadounidense dijo que parecía «la tormenta del siglo», y su equipo confirmó que tanto él como su la vicepresidenta Kamala Harris «están recibiendo información sobre los preparativos de la Administración para salvar vidas ante el huracán Milton», además aseguraron que ambos también recibían «actualizaciones sobre la respuesta actual a los impactos del huracán Helene en todo el sureste».

El miércoles había localidades con casas tapiadas con maderos en los que se leía «pray for us» (recen por nosotros) y enormes sacos de arena en los que se confiaba para frenar la entrada de agua a las viviendas. Los inquilinos habían dejado atrás sus hogares para poner su vida a salvo. Los bomberos de las zonas en mayor riesgo ya habían dicho que «no podremos ayudar a los residentes que no abandonen las zonas de evacuación ahora». Pero escapar a las garras de Milton también se complicaba. Según datos de GasBuddy, casi 1.400 gasolineras de Florida se habían quedado este miércoles sin suministro para abastecer a las millones de personas que trataban de huir por carretera de las zonas en peligro. La compañía Uber estaba ofreciendo viajes gratuitos desde los refugios y hacia ellos para ayudar a quienes no tuvieran vehículos para desplazarse. Además, el miércoles a primera hora, el aeropuerto de Orlando suspendió todos sus vuelos. Por la noche le seguía el de Palm Beach, Saratosa, el Internacional de Tampa y el Aeropuerto Internacional Southwest Florida, en Fort Myers, que cancelaban todas sus operaciones hasta el jueves por la noche por lo menos. Más de 300 centros de atención médica en el estado de Florida habían sido evacuados, entre ellos 17 hospitales y 63 residencias de ancianos, mientras los trabajadores públicos preparaban fuertes barricadas ancladas al suelo para impedir que las fuertes corrientes inundaran las estancias.

Lo que permanecía abierto y sin desalojar, dispuesto a hacer frente a Milton, es la prisión del condado de Manatee, justo al sur de Tampa. Allí unos 1.200 reclusos y el personal de la cárcel tenían orden de quedarse en sus puestos a pesar de encontrarse en una de las áreas más propensas a las inundaciones. «Tenemos suministros», aseguraba el ayudante del sheriff, Brandon Harvey, «y una cárcel de dos pisos por lo que podemos subir al segundo si el primero se inunda». Lo mismo ocurría en la cárcel del condado de Pinellas donde, a pesar de las órdenes de evacuación inmediatas, los cerca de 3.100 reclusos y 800 miembros de personal de prisiones debían permanecer en el centro carcelario.

En la tarde del miércoles, cuando se acababa el tiempo, el alcalde de Orlando aseguraba que muy pronto empezarían a notarse aún más los efectos de la llegada de Milton y ya había terminado el tiempo de moverse, pero estaba orgulloso de las labores de sus equipo y ciudadanos. «Hemos hecho todo lo posible para prepararnos», aseguraba en una rueda de prensa. «Ahora ya estamos en esa etapa de espera y agazapados». Por su parte, el Departamento de Salud de Florida alertaba a los afectados de que evitaran nadar en las aguas inundadas para prevenir el riesgo de infecciones por Vibrio, una bacteria que vive en las aguas costeras y que puede representar varios riesgos para la salud si es ingerida o entra en contacto con una herida abierta.