Necesidades educativas especiales: «Muchas familias piensan que no hay que decirle al niño qué pasa, pero el menor se da cuenta»
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TDAH, dislexia, altas capacidades, discapacidad intelectual… Muchos padres se sienten absolutamente perdidos cuando su hijo tiene necesidades educativas especiales. La noticia suele caer como un jarro de agua fría en estos hogares y el diagnóstico trae consigo un tsunami que afecta al día a día de la familia, a las relaciones de pareja, con el resto de hermanos si los hubiese, al trato de los propios padres con el niño… Tania Pasarín-Lavín, doctora en Educación y Psicología y Especialista en Investigación e Innovación Educativa Adir (Universidad de Oviedo), ha intentado con su libro 'Mi hijo es extraordinario' (editorial mr) poner un poco de luz en todos los desafíos que surgen y ofrece herramientas para que las familias puedan acompañar de la mejor manera posible a su hijo en este camino. Mientras tanto, en su cuenta de Instagram @ser_maestra ofrece contenido divulgativo sobre necesidades educativas especiales e inclusión. Su lema: «Cualquier persona es mucho más que una etiqueta y, dándole el apoyo necesario, puede brillar con luz propia». ¿Cree usted que hoy en día hay un mayor número de niños con necesidades educativas especiales? Creo que hay más investigación y que las dificultades se detectan mucho más por profesores, padres, orientadores… Estamos en la sociedad de la información y el conocimiento llega más. También es posible que tenga que ver el cambio de la clasificación de necesidades en la ley educativa. El último se realizó en 2020 con la LOMLOE, y ahí se ve cómo van ampliándose las categorías. No creo que haya más que antes, pero sí que puedo decir que hay más atención puesta en ella porque estamos más preparados. Las familias con hijos extraordinarios, se sienten muy perdidas. No hay un itinerario claro a seguir, ni médico, ni escolar… Por eso este libro resulta muy necesario. Creo que es un sentimiento común, porque nadie prepara a los padres y madres para que sus hijos vayan a tener una necesidad educativa, es algo de lo que no se habla. En cuanto a los pasos que dar, este no es en la actualidad un proceso interdisciplinar, que mezcle la Sanidad con la Educación. Estos dos sectores no están conectados realmente. Es necesaria la relación entre el gabinete de psicopediatría, psicología o pedagogía y el colegio pero no existe una relación abierta, imprescindible para trabajar cualquier dificultad con el menor. El maestro tiene que ir en la misma línea que el profesional terapéutico, y al revés. En España la inclusión real es una realidad en pocos colegios. Cada vez estamos más sensibilizados, cada vez hay más docentes preparados…. De hecho la ley anterior habla de un diseño universal para el aprendizaje para todas las personas, pero cuesta porque no hay recursos. Sobre todo en la educación pública hacemos lo que podemos. Va a depender más de que el docente que toque esté formado y preparado, y de que el equipo directivo esté sensibilizado e implicado y ponga las herramientas necesarias. Es una lotería y es triste que tengamos que depender de eso para que nuestros hijos estén bien atendidos pero es así: tan pronto tienes en primero y segundo de Primaria un docente maravilloso que tienes a otro que no está implicado. Los centros escolares no suelen estar tan abiertos como los centros a trabajar de la mano. Se está luchando mucho por esta unión… pero no hay recursos. Los colegios tienen mucha burocracia, y como digo, al final es más quien quiere, que quien puede. En definitiva, ¿hay poco apoyo real para las dificultades educativas? No creo que haya poco apoyo. Lo que hay es poca relación entre especialistas y no hay recursos: el médico está hasta arriba, como para hacer reuniones entre profesor, psicólogo. u otros especialistas. ¿Cuál sería la recomendación que le hace a los padres cuando tienen un hijo, como usted dice, 'extraordinario'? Tras la identificación del colegio, llega la etiqueta. Sucede a menudo que de pronto te dicen que tu hijo tiene autismo, hiperactividad, o altas capacidades, y cambiamos la forma de tratarle, con más delicadeza, condescendencia, como con miedo. Pero cuidado, tu hijo sigue siendo el mismo que ayer. O sea que trátalo igual que ayer. Creo que eso sería lo más importante, además de ponerte en marcha y buscar las herramientas para poder apoyarlo en las dificultades que tenga o pueda tener en un futuro… Muchas familia se lamentan por esto y te dicen que no saben qué hacer. Mi consejo es: busca herramientas, fórmate, aprende… Pero sobre todo, ten en cuenta que sigue siendo el mismo niño, lo único que te han dicho es un nombre y eso no cambia nada… Muchas familias no lo aceptan y otras lo ocultan. Efectivamente. Pasa mucho, es inevitable. Como padres, tenemos miedo a todo. Si ya teniendo un niño considerado, digamos, 'estándar', tienes miedo a todo, imagínate con un niño con necesidades educativas especiales. Pero hay que buscar las herramientas para que no sea así. Sugiero buscar apoyo familiar, redes de apoyo que te entiendan y recursos. Muchas familias no se dan cuenta de que prácticamente en cualquier ciudad o pueblo hay una asociación para cada tipo de enfermedad o necesidad. Y sí, es verdad que otras familias lo ocultan, dependiendo de la necesidad del niño o la niña, sí. Hasta que se dan cuenta de que era necesario para que su hijo prospere y tenga los apoyos necesarios para tirar adelante y para que tenga los recursos que se merece, básicamente. Y esto es importante porque cualquier necesidad educativa (autismo, discapacidad intelectual…) necesita un apoyo, incluso el menor de altas capacidades, aunque creamos que va a ser muy inteligente, los necesita. Llega el diagnóstico a casa. ¿Cuál es el siguiente paso a dar? A esa madre o a ese padre les diría: 'Ponte en marcha, no te paralices, fórmate y lucha porque tu hijo tenga lo que merece por derecho'. Me refiero a especialistas de pedagogía terapéutica, AL y otros recursos de apoyo en el colegio, como que el tutor prepare materiales específicos para ese niño, cambie la metodología… etc. ¿Cree usted que es necesario hablar con el niño de la necesidad que presenta? Mucha gente cree que no es necesario hablar con el niño de esa necesidad o piensa que hay que esperar a que sea un poco mayor… pero realmente el niño se está dando cuenta de que tiene esa necesidad. Un niño que no para quieto se está dando cuenta de que el resto sí para quieto… O un niño con altas capacidades ve que entiende las cosas de una manera diferente a sus compañeros. Ellos saben que son diferentes, habrá que explicarles el por qué. ¿Cómo se puede enfrentar la familia a ese momento tan delicado? Hablaremos desde el amor y desde la normalización de que todos somos diferentes: 'tú tienes unas habilidades y no por ello son peores…». Es fundamental pedir ayuda, que te ayude un psicólogo, un psicopedagogo, el propio maestro... o la persona que veas que está más preparada para ello. ¿Cómo ve el futuro de los niños de necesidades educativas especiales? Esperanzada. Estos niños tienen su sitio. Vamos hacia el buen camino, lentamente, despacio, pero cada vez estamos más preparados y formados. El futuro es más de color y no tan gris. Defiendo que mucha gente está en contra de las etiquetas, pero ahora mismo sin una etiqueta no hay recursos. ¿Y la inclusión del niño con necesidades educativas especiales en el sistema ordinario? Creo que depende muchísimo del caso. Hay casos muy extremos en los que se ve claramente que tiene que estar en especial, y otros en ordinaria... Hay otro tipo de formato que se está tratando de eliminar, que es la combinada, x días en un sitio x días en otro, que permite trabajar de manera específica dos cosas muy importantes: las dificultades del niño en un lado y las habilidades sociales en otro. De todas formas, aparte de que la discapacidad y las diferentes necesidades enriquecen muchísimo al resto del alumnado, en la vida real existe la heterogeneidad. Si tú en el colegio creas un gueto de niños sin discapacidad y sin necesidades educativas, como ocurre en la concertada o en la privada, ¿qué se crea? Intolerancia, miedo a la diferencia, falta de valores y respeto a lo diferente.