El Prado exhibe un autorretrato perdido de Rosario Weiss, discípula de Goya
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El Prado exhibe un autorretrato perdido de Rosario Weiss junto a las efigies de los mejores artistas españoles de su tiempo. La obra de esta gran pintora romántica, fechada en 1841 y adquirida recientemente por el museo, se exhibe en la sala 62A del edificio de Villanueva . Este autorretrato, con el título 'La atención' , se creía perdido y ha sido identificado gracias a un dibujo que se conserva en el Museo del Romanticismo. Esta obra, en la que la artista se representa a sí misma como una alegoría de la Atención -con una mirada penetrante y una expresión que refleja su profunda introspección-, fue concebida junto a otra pintura con la que hacía pareja, igualmente autorretrato, una alegoría del Silencio perteneciente a la colección del Ayuntamiento de Burdeos. Fue presentada en una exposición de la Société Philomatique de Burdeos en 1841, tras la cual 'El silencio' pasó a la colección del Ayuntamiento de la capital francesa, pero 'La atención' desapareció hasta ahora. Su incorporación a las colecciones del Prado supone un nuevo paso en el compromiso del museo por visibilizar el papel de las mujeres artistas y enriquecer así el discurso sobre el arte español del siglo XIX. Además, este descubrimiento supone un hito en la recuperación del legado de la artista , figura de gran interés en la historia del arte español. Esta adquisición se encuadra en una política de recuperación del legado de las pintoras españolas anteriores al siglo XX, iniciada en 2020, que ha permitido incorporar y exhibir nuevas obras de artistas como Antonia Bañuelos (1856-1926), Carlota Rosales (1872-1958), María Blanchard (1881-1932) o Aurelia Navarro (1882-1968). Weiss, discípula de Goya , vivió con el maestro aragonés durante su niñez, en el exilio en Burdeos, ciudad en la que coincidió con una jovencísima Rosa Bonheur. Desarrolló un talento singular en una época en que las mujeres artistas se enfrentaban a numerosas barreras. A pesar de su prematura muerte a los 29 años , dejó un conjunto de obras que destaca por su especial sensibilidad para el retrato y su originalidad a la hora de componer escenas, a veces de un militante sentido político. El autorretrato muestra a una joven Rosario Weiss en la plenitud de su talento . La obra revela la maestría de Weiss en el retrato y su capacidad para profundizar en la psicología del modelo, y en este caso sobre sí misma. La presencia de la pintora en las salas del Prado con una obra a la altura de su singularidad cumple un deseo largamente acariciado por esta institución, que adquirió ya, en 2013, uno de los más bellos dibujos conocidos de la pintora: 'Retrato de una dama de Burdeos' y que ya le había atribuido un retrato de la colección -'Los duques de san Fernando de Quiroga'- en 2008, copia hecha por la pintora a partir de un original de otro artista. La incorporación de su autorretrato a las salas dedicadas al arte del siglo XIX perfecciona la imagen que el museo proyecta de la pintura de los años isabelinos y suma la representación de la mejor pintora romántica de su tiempo.