Vitamina C: por qué no conviene mezclarla con el café y las formas de aprovechar todos sus beneficios para el organismo
La vitamina C es un nutriente esencial para el organismo, conocido por sus múltiples beneficios. Sin embargo, hay ciertas combinaciones alimenticias que pueden interferir con su absorción. En particular, mezclarla con café puede reducir su efectividad.
Comprender estas interacciones y aprender a incorporar la vitamina C de manera óptima en nuestra dieta es clave para maximizar sus propiedades.
Por qué no conviene mezclar la vitamina C con el café
La cafeína puede interferir en la absorción de la vitamina C, un nutriente clave para diversas funciones biológicas.
Según la científica María Mercedes Sánchez, de laboratorios Marnys, es recomendable esperar entre media hora y una hora después de haber tomado café antes de consumir alimentos o suplementos que contengan vitamina C.
La vitamina C no solo es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico, sino que también desempeña un papel crucial en el desarrollo y la reparación de tejidos.
Además, es esencial para la absorción del hierro, especialmente el hierro no hemo, que se encuentra en fuentes vegetales. Esto es especialmente importante para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana, donde el consumo de hierro puede ser más limitado.
Asimismo, la vitamina C es vital para la síntesis de colágeno, lo que contribuye a la cicatrización de heridas y al mantenimiento de la salud y elasticidad de la piel.
Cómo aprovechar los beneficios de la vitamina C
Para maximizar los beneficios de la vitamina C en tu dieta diaria, es fundamental asegurarte de ingerirla regularmente, ya que el cuerpo no la almacena con facilidad:
- Consumí diariamente frutas ricas en vitamina C, preferentemente cítricos como naranjas, limones, mandarinas y pomelos. También podés optar por frutillas, frambuesas, moras, arándanos, kiwis, piña, mango, melón y sandía
- Incorporá verduras a tus comidas, como morrón rojo y verde, brócoli, kale, coliflor, espinacas, berros, rúcula, acelgas, tomate y boniato, que también son excelentes fuentes de vitamina C.