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Sí, Hasan Nasrala era un asesino y Hizbulá son terroristas

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No deja de sorprender que una parte de la opinión pública árabe considerase a Hizbulá como la vanguardia de la lucha contra Israel y su sanguinario y fanático líder Hasan Nasrala un héroe, el mundo es un lugar mejor sin este monstruo. La terrible y tozuda realidad es que son y, lamentablemente seguirán siendo, la vanguardia del execrable y barbárico régimen iraní. Lo que es del todo inaudito es que ciertos líderes políticos y no pocos opinadores profesionales se colocan entre la indignación impostada por los ataques a los mandos y cuarteles generales de la organización terrorista y una engolada e inmoral equidistancia equiparando las acciones de un estado contra una organización tan bestial como eficazmente letal por su disciplina, fanatismo, estructura, financiación y sofisticado armamento. No se puede hacer un juicio moral sin poner la cuestión en perspectiva y sacando las cosas de contexto lo que no hace sino justificar la barbarie de 42 años de sangrienta historia de “los barbudos” como se les conoce en El Líbano.

Los ataques a los feudos y cuarteles de Hizbulá que siguieron a la audaz operación de inteligencia contra más de 3.000 mandos y operativos de alto nivel de la organización les ha dejado seriamente afectados, la paranoia sobre la seguridad de sus comunicaciones, de sus cuarteles generales, lugares clandestinos de reunión e incluso sus domicilios, ha hecho que Hizbulá haya entrado en modo pánico desquiciante pero no nos engañemos sigue siendo extremadamente peligrosa aunque su capacidad militar esté seriamente mermada y su sistema de mando y control, por ahora, descarrilado. Los ataques lanzados contra Israel han sido a la desesperada y a ciegas para no mostrar debilidad.

Los certeros golpes de la aviación israelí con información precisa de sus servicios de inteligencia contra sus principales sedes comandantes los ha dejado descabezados. Han atacado con cazas F-15 del 69 Escuadrón armados con bombas “destroza-bunker” BLU-109 con sistema de guiado inteligente JDAM (Joint Direct Attack Munition) de casi una tonelada (2000 libras). Nasrala estaba reunido con lo que quedaba de su Estado mayor, más bien los sustitutos de los eliminados, en sus cuarteles generales subterráneos, localización que habría sido revelada por una fuente de alto nivel iraní captada por el Mossad. Lo que no tiene sentido es el comunicado oficial de Israel “hemos ajustado cuentas”, no, no se han ajustado cuentas, se ha hecho justicia contra un criminal que ha logrado proyectarse como un héroe invencible, escudo de los árabes frente a Israel. El entusiasmo por Nasrala se repartía entre sus incondicionales chiíes (no todos) los comprados, captados o amedrentados, además el número de adeptos de Hizbulá suele ser inversamente proporcional a la distancia que les separa de los “barbudos”.

Además de Nasrala, Israel han logrado eliminar al número dos de la organización Ali Karaki, que sustituía al sanguinario Fuad Shukr, que ya había sido alcanzado en un bombardeo similar el 30 de julio. La cúpula de Hizbulá estaba compuesta por nueve comandantes de la máxima confianza de su líder Nasrala, no queda ninguno de alto nivel. Hay quien ha denunciado ataques en zonas que no están dominadas por Hizbulá, conviene subrayar que Hizbulá tiene aliados casi incondicionales en otras comunidades incluso entre algunos (una minoría) de Maronitas Católicos seguidores del General Aoun (expresidente de la República Libanesa), el otrora archienemigo de Siria protegido de Israel y hoy aliado de Hizbulá y lacayo del régimen sirio de Bashar Al Asad, en esos barrios cristianos algunos comandantes de Hizbulá tenían domicilio/escondite.

Hizbulá no es una organización terrorista al uso es una estructura para-estatal, con una rama política que tiene 15 diputados de 128 totales que tiene el Parlamento libanés, tiene una red de hospitales, escuelas, guarderías y escuelas coránicas. Tienen un servicio de inteligencia y una policía propia, pero se dedican también a todas las actividades criminales imaginables, producción y tráfico de drogas, de armas, explosivos y personas, secuestro, extorsión e intimidación de propios y extraños. Tiene unidades militares perfectamente estructuradas, armadas hasta los dientes y bien entrenadas, casi todos ellos con experiencia de combate en el Líbano, en Siria, en Iraq y donde se lo requiera su hermano mayor y amo supremo el régimen iraní. La organización hunde sus tentáculos en la fibra social y económica del país y es difícil sustraerse a su influencia y dominio, opresión y amenaza, aunque se viva en zonas no dominadas por Hizbulá, su largo brazo de amenaza y asesinato llega a cualquier rincón del país e incluso al extranjero, donde han cometido atentados contra disidentes, libaneses de otras confesiones, ciudadanos e intereses israelíes, occidentales, estadounidenses e incluso españoles (atentado contra el restaurante El Descanso en 1985) o Argentina (Embajada de Israel marzo de 1992 y asociación Judía Argentina AMIA julio de 1994).

Hizbulá es una organización monstruosa, que nada tiene de heroica, ni resistente, no lucha por la liberación de su país (Israel tiene ocupado únicamente el territorio de las granjas de Shebaa apenas 30 Km2), a Hizbulá le importa muy poco la causa palestina y su hermandad contra natura con Hamás (organización yihadista sunní) es exclusivamente por la coincidencia de enemigo. De hecho, Hizbulá sirve de correa de transmisión de la financiación y armamento iraní de Hamás. Hoy se sabe que antes de los brutales ataques del 7 de octubre contra Israel, en Beirut se reunieron Hizbulá, Hamás y la Guardia Revolucionaria de Irán para planificar y coordinar los ataques (este extremo es una información publicada por el prestigioso diario Wall Street Journal, no precisamente un rumor).

Las fuerzas especiales israelíes han empezado con sus operaciones en el sur del Líbano, los carros de combate se están preparando en la frontera norte para lo que se dice será: “una incursión limitada en el tiempo”. No se pueden cometer los mismos errores de 2006, Israel no consiguió acabar con Hizbulá, se retiró y contribuyó con ello a afianzar la engañosa impresión de la imbatibilidad de la organización terrorista. En esta ocasión la estrategia ha sido bien distinta, ataques de precisión a mandos de alto nivel y de segundo rango, creando así confusión y pánico que llevaron a su cúpula a cometer errores de seguridad que les costaron muy caros. El objetivo de una operación limitada debe ser de eliminar o al menos debilitar las capacidades ofensivas de Hibullah (cohetes, misiles, carros de combate, artillería, drones y fuerzas especiales) y retirarse. El Líbano es uno de los paíse más densamente poblados del mundo y sus zonas urbanas pueden convertirse en verdaderas trampas perfectas para la guerrilla urbana, un escenario para el que está preparado Israel pero que prolongaría muchísimo en el tiempo la operación con el riesgo de un incremento exponencial de víctimas civiles.

Los barbudos se esconderán en zonas residenciales y cerca de colegios y hospitales (como hace Hamás) para usar a civiles inocentes de escudos humanos. La capacidad ofensiva de Hizbulá ha sido seriamente afectada, pero sus capacidades defensivas y de guerrilla urbana y más en su propio territorio y con unidades con experiencia de más de una década de guerra en Siria, puede convertirse en una verdadera pesadilla. Es el momento de escuchar a los generales que están aconsejando esto y de no caer en la tentación de usar esta operación con fines de política interna. Lo que está en juego es mucho más importante que unas elecciones, son las vidas de civiles inocentes, (israelíes y libaneses) de soldados israelíes y de perder la oportunidad de dejar seriamente noqueado aun peligrosísimo enemigo y por extensión a sus amos iraníes.

No estamos ante monjas de la caridad, ni una ONG de prístinas intenciones, son unos fanáticos que profesan una ideología totalitaria y sanguinaria, el yihadismo, y que cometen, sin el más mínimo rubor, más bien con orgullo y chulería del iluminado, actos criminales, atentados terroristas y toda clase de execrables delitos. Son, además, unos mafiosos, que carecen de escrúpulos, moral, límites o compasión. Que Occidente y algunos medios estén informando u opinando con excesiva laxitud de esta Organización terrorista, no hace más que desnudar los graves problemas que nuestras sociedades tienen para diferenciar el bien del mal, confundirse de enemigo y perdonar a los que, si no se pone remedio, pueden se nuestros verdugos de mañana, literalmente el día de mañana.