Científicos recogen un animal de una playa en Brasil y descubren que es inmune a los microplásticos
La contaminación por microplásticos en los océanos ha generado preocupación global debido a sus efectos perjudiciales en la vida marina. Sin embargo, un reciente estudio realizado en Brasil ha revelado que los tardígrados, diminutos invertebrados también conocidos como 'osos de agua', no ingieren estas partículas plásticas, a diferencia de otros seres vivos que habitan en entornos similares. Este hallazgo se suma a la ya impresionante lista de características que convierten a los tardígrados en organismos extraordinarios.
El estudio, liderado por la zoóloga Flávia de França, de la Universidad Federal de Pernambuco, se llevó a cabo en una playa brasileña donde los investigadores analizaron muestras de meiofauna (pequeños organismos que viven en sedimentos marinos). La investigación, publicada en la revista PeerJ, ha puesto en evidencia la sorprendente capacidad de los tardígrados para evitar la ingesta de estas partículas.
¿Cómo encontraron un animal inmune a los microplásticos?
El equipo de científicos recogió muestras de sedimentos poco profundos en una playa en Brasil, un ambiente donde habitan diversos organismos diminutos. En estas muestras, encontraron 5.629 organismos diferentes, incluyendo nematodos, gusanos segmentados, platelmintos y, por supuesto, tardígrados. A estos invertebrados se les sometió a un experimento en tanques que replicaban su entorno natural, añadiendo 100 gramos de sedimento que contenían microplásticos en diferentes concentraciones.
El objetivo era observar si los microplásticos serían ingeridos por estas criaturas. Tras un periodo de exposición, los resultados fueron contundentes: todos los organismos, excepto los tardígrados, habían ingerido microplásticos. Este descubrimiento sorprendió a los científicos, ya que demuestra que los tardígrados poseen una resistencia única frente a la contaminación por microplásticos.
El único animal que no ingiere microplásticos: ¿por qué?
La respuesta a esta resistencia se encuentra en la anatomía de los tardígrados. A diferencia de otros organismos, cuentan con un sistema digestivo peculiar que les impide ingerir partículas sólidas. El aparato de alimentación de estos invertebrados incluye un tubo bucal con un estilete, una estructura que utilizan para perforar y succionar, en lugar de consumir a sus presas enteras. Este mecanismo podría ser la razón por la que los tardígrados no ingieren microplásticos, según sugiere el estudio.
No obstante, es importante mencionar que existen diferentes tipos de tardígrados —alrdedor de 1.300 especies—, y no todos tienen el mismo sistema digestivo. Por lo tanto, aunque este estudio ofrece una valiosa visión sobre la capacidad de algunos tardígrados para evitar los microplásticos, aún se desconoce si todas las especies de tardígrados comparten esta inmunidad.
¿Por qué los microplásticos están en todos los seres vivos?
Desde que se empezó a estudiar el impacto de los microplásticos, se ha descubierto que estas diminutas partículas están presentes en casi todos los organismos, desde plantas hasta animales, e incluso en seres humanos. Llegan al océano a través de diversas fuentes, como la descomposición de productos plásticos, y se dispersan por todo el ecosistema marino. Una vez en el agua, son fácilmente ingeridos por los organismos marinos, iniciando su viaje a través de la cadena trófica.
El estudio dirigido por Flávia de França también encontró que organismos como los turbelarios y los gastrotricos, que habitan en el mismo ambiente que los tardígrados, habían ingerido microplásticos. Esto sugiere que estas partículas pueden transferirse entre diferentes niveles de la cadena alimentaria, con efectos potencialmente dañinos para la salud de los organismos marinos y, en última instancia, para los humanos.
Aunque aún no se conocen con certeza todas las consecuencias de la exposición a los microplásticos, algunos estudios ya han identificado efectos negativos, como la disminución de la fertilidad en ciertas especies. A medida que la investigación avanza, se espera comprender mejor cómo los microplásticos afectan la salud de los organismos vivos y desarrollar estrategias para mitigar su impacto.