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Сентябрь
2024

Todo lo bueno que tiene la historia costarricense

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El proyecto de Rodrigo Chaves, de la fracción oficialista y de los políticos y empresarios que lo sostienen se vuelve cada vez más descarado, y su radicalización se hará peor a medida que se acercan las próximas elecciones, como él mismo anunció la semana pasada.

El mandatario informó también sobre su propósito de destruir la historia costarricense de los últimos 75 años, es decir, retroceder el calendario hasta el año 1949, cuando, según él, se instauró “el sistema que tanto daño le hace al país”, y comenzar una cuenta nueva.

Si bien no es la primera ocasión en la que alude al principio de la Segunda República —en junio habló en términos similares—, ahora fue más directo en afirmar que todos los gobiernos anteriores no trajeron sino males al país.

De seguido, mencionó al PLN y al PAC, pero, gulp!, no le quedó más remedio que mentar también, aunque de modo cohibido, al PUSC, una parte del cual le ayuda proveyéndole de personal para ocupar embajadas y tratar de copar las juntas directivas de las instituciones públicas o semipúblicas, como en la CCSS y el Banco Popular.

Apartando esa rareza, el gran objetivo de los ataques del oficialismo, sin embargo, sigue siendo el Partido Liberación Nacional (PLN).

No es gratuito ni deriva únicamente del resentimiento de Chaves contra el que fue el partido de su padre, según reveló, cuando en la pasada campaña electoral afirmó que su progenitor custodió el jeep del expresidente Pepe Figueres durante el llamado “desfile de la victoria”, tras la guerra civil de 1948.

Su campaña contra el PLN también proviene de que, a pesar de los cambios históricos y del fin del bipartidismo tradicional, la agrupación verdiblanca sigue apareciendo en los estudios de opinión con la “simpatía” sólida del 29 % de la población, según la más reciente encuesta del CIEP. Y es la historia que hay detrás de ese apoyo sólido al PLN en varias comunidades y sectores lo que Chaves y sus aliados pretenden socavar.

No repetiré los hitos que, 75 años atrás, e incluso desde los gobiernos liberales, dieron origen a instituciones claves para la sociedad costarricense, como la educación pública gratuita —por tanto, debidamente financiada— y obligatoria, el sistema público universal de salud o la CCSS, que hicieron posible la existencia de una sociedad con capas medias y movilidad social, pero bien sabemos que esos logros corresponden a los partidos tradicionales tanto como a los partidos y movimientos sociales que, con su crítica, contribuyeron a mejorarlos.

Sin embargo, a diferencia de estos, lo que Chaves pretende no es el diálogo con la historia, sino su borrado, con el fin de reescribirla a su conveniencia.

A los triunfadores de 1949, con todos sus defectos, no se les ocurrió arrasar con los éxitos anteriores de liberales y calderonistas, porque la historia no se trata nunca de consecuciones caudillistas, sino siempre de la sociedad construyendo a la sociedad. Y estoy segura de que esto es lo que la población costarricense con memoria histórica reconoce en el PLN y otros partidos.

Tradición y crítica

Como ocurre con el llamado Proyecto 2025 de la ultraconservadora Fundación Heritage, en los Estados Unidos, que Trump ayudaría a poner en efecto si ganara las elecciones de noviembre, aquí se busca instaurar una república autocrática integrista “a la tica”, que amenazaría la separación de poderes y las libertades civiles.

Esto explica que el oficialismo intente copar las juntas directivas y socave constantemente a las instituciones contraloras y administradoras de los recursos públicos.

También explica que se inviertan cada vez más recursos en las redes sociales del oficialismo para refrescar los casos de corrupción pasados, pero de modo selectivo, sin mencionar a quienes son hoy sus aliados y se embarraron las manos.

Se entiende mejor por qué las rutas del Ejecutivo consisten en dejar que se desmoronen la educación y la salud pública, pues los gobiernos autoritarios necesitan del borrado de la historia, de la desilustración de la población y de la exacerbación de los resentimientos, sean justos o injustos, para acumular poder y fundar su propia república rousseauniana.

Por algo la propaganda de la Casa Presidencial acentúa ahora su enfoque en la infancia y le relata cuentos alternativos, como hizo recientemente la presidenta ejecutiva de la CCSS, bajo investigación hoy de la Fiscalía por inventar también, al parecer, contrataciones alternativas con los recursos de la entidad.

Una cosa es reinterpretar críticamente la tradición, como han hecho los movimientos sociales y políticos a lo largo del tiempo. De hecho, el conocimiento se amplía gracias a los horizontes críticos de la tradición, que dialogan entre generaciones (Hegel, Heidegger, Arendt, Nietzsche, Benjamin, Foucault, Gadamer, Habermas, Ricoeur, Koselleck), y de los cuales el feminismo (Pizan, Méricourt, De Gouges, Beauvoir, Irigaray, Amorós, Tristán) es, quizás, el más desafiante.

Pero todos ellos reconocen la necesidad de interactuar con el pasado, no de cancelarlo, para poder construir país e historia.

Esto es algo completamente distinto de lo que pretenden Chaves y el oficialismo. Lo suyo es el desconocimiento de la cultura y el arrasamiento de la memoria. Ya va siendo hora de refrescar, con orgullo, todo lo bueno que tiene la historia costarricense.

maria.florezestrada@gmail.com

La autora es doctora en Estudios Sociales y Culturales, socióloga y comunicadora. Twitter @MafloEs.