El plan secreto de los españoles para repartir América entre las potencias: un peruano estuvo a la cabeza
La invasión de España a América a partir del siglo XVI. Tras el viaje de Cristóbal Colón en 1492, supuso el inició de un proceso de exploración, conquista y asentamiento en los territorios del continente americano, lo que posteriormente sería conocido como la América Española. Esto implicó el dominio político, económico y cultural de las tierras americanas por más de tres siglos.
En el año 1818 resultó crucial para la supervivencia del Imperio español. Tras años de conflicto, las fuerzas realistas comenzaban a verse presionadas por los avances de Bolívar y San Martín. España, agotada, no lograba enviar suficientes tropas ni barcos para reforzar a sus generales leales, aunque aún conservaba el control sobre gran parte del continente. En este contexto surgió uno de los planes más enigmáticos y poco conocidos respecto al futuro del dominio español en América: el plan del Duque de San Carlos, embajador de España en Londres.
¿Cuál fue el plan de los españoles para repartir América?
San Carlos, originario de Perú y amigo cercano de Fernando VII, llevaba años intentando atraer el respaldo británico o, al menos, que el gobierno de Reino Unido dejara de apoyar clandestinamente a los rebeldes mediante aventureros y comerciantes ingleses. En el verano de 1818, frustrado por los escasos resultados de sus gestiones, redactó un extenso informe sobre la crítica situación en América española y las medidas que, según su criterio, debían adoptarse. Dirigido directamente a Fernando VII, en lugar de enviarlo por correo, San Carlos encargó a su secretario, Joaquín Campuzano, entregar el documento en persona al Rey en Madrid.
Carvajal-Vargas fue el principal negociador del Tratado de Valençay, mediante el cual Napoleón, tras su derrota, devolvía la corona de España a Fernando VII. En 1814, regresó a España junto al monarca y, tras la restauración del absolutismo y la derogación de la Constitución, fue designado Secretario de Estado, equivalente al cargo de Primer Ministro. No obstante, en menos de un año cayó abrupta y misteriosamente en desgracia, siendo destituido y enviado a un retiro privilegiado como embajador en Viena.
¿Cuál fue la causa de que no haya prosperado el plan para repartir de América?
La causa de la ruptura entre el duque y el rey, quien hasta ese momento le había otorgado plena confianza, fue tan enigmática en su época como lo es hoy para los historiadores. Aunque su destitución se llevó a cabo con formalidades corteses, el decreto justificaba de manera ambigua la decisión aludiendo a la «cortedad de vista» del duque, una expresión que muchos han interpretado como una crítica velada a sus capacidades, más que como una referencia a un defecto físico.
Independientemente de la causa de su caída en desgracia, el duque de San Carlos continuó sirviendo lealmente a Fernando VII en los encargos diplomáticos que se le asignaron. En 1817, fue trasladado de Viena a la embajada en Londres, donde hizo grandes esfuerzos para frenar el apoyo clandestino que los británicos brindaban a los movimientos independentistas en América española.
Ferviente absolutista, fue nuevamente destituido en 1820 tras el triunfo de la revolución liberal en España. A pesar de ello, actuó como agente secreto de Fernando VII y contribuyó a persuadir a Francia para enviar la expedición de los Cien Mil Hijos de San Luis, cuyo objetivo era restaurar el absolutismo y poner fin al régimen constitucional español. El duque nunca regresó a España, y pasó sus últimos años en la embajada en París, donde falleció en 1828. Según algunas crónicas, su muerte fue provocada por una indigestión de langosta durante un banquete.