El PSOE se reúne con Junts en Suiza para intentar reconstruir el acuerdo con Puigdemont
La delegación socialista, encabezada por Santos Cerdán, aterrizó este viernes en Suiza para reunirse con Carles Puigdemont y su equipo
El Gobierno asume que Puigdemont está lejos de volver a ser su socio: “Todo ha cambiado desde la investidura de Illa”
Una delegación del Partido Socialista encabezada por su secretario de organización, Santos Cerdán, aterrizó este viernes en Suiza con la misma misión que lo hizo hace aproximadamente un año: negociar con Carles Puigdemont el apoyo al Gobierno de sus siete diputados en el Congreso. Entonces, aquellas conversaciones cristalizaron en la ley de amnistía y en la investidura de Pedro Sánchez. Pero desde el verano esa colaboración parlamentaria de los independentistas catalanes se ha truncado. Según fuentes al tanto de la organización de ese encuentro consultadas por elDiario.es, lo previsto era que se produjera una primera cita este mismo viernes por la tarde y se retomaran los contactos el sábado.
Desde que se ha retomado el curso parlamentario, acontecimientos políticos como la investidura de Salvador Illa, o judiciales, como la decisión del Tribunal Supremo de excluir de la amnistía al expresident, han empujado a los de Puigdemont a ejercer de oposición al Ejecutivo y a unir sus votos a los de PP y Vox para tumbar medidas trascendentales del Gobierno. Y la reunión para la que la delegación socialista viajó este viernes a Suiza, coinciden ambas partes, puede resultar decisiva para calibrar hasta qué punto esa situación es reconducible.
En las horas previas a la cita entre Santos Cerdán y Carles Puigdemont las expectativas manejadas en Ferraz y en la Moncloa no eran demasiado optimistas. El ambiente político que se respiró durante la semana en el Congreso tampoco invitaba a otra cosa. Después de anunciar su abstención a una propuesta sobre vivienda, Junts cambió a última hora el sentido de su voto y unió sus siete diputados a los del PP y Vox para tumbar la tramitación parlamentaria de esa propuesta e infligir otro castigo más al Gobierno. Un movimiento al que han sucedido amenazas explícitas del propio Carles Puigdemont en sus redes sociales sobre su disposición a volver a votar en contra de las medidas legislativas de Pedro Sánchez si no se producen cambios en la relación política entre ambas formaciones.
La nueva reunión en Suiza se produce, por tanto, en plena resaca de esa última zancadilla parlamentaria al Gobierno pero también en vísperas de otra votación clave: la de la senda de estabilidad que tendrá lugar el próximo jueves. Tumbada ya por Junts, PP y Vox a finales del mes de julio, el Consejo de Ministros volvió a aprobarla el pasado 10 de septiembre para una segunda intentona. Según datos del ministerio de Hacienda, de que salgan o no adelante esos nuevos objetivos de estabilidad depende un margen fiscal para comunidades autónomas y ayuntamientos de hasta 11.500 millones de euros en los dos próximos años.
Los apoyos para los Presupuestos
Más allá de esas cifras, trascendentales para la contabilidad de los gobiernos autonómicos y locales, el impulso a una nueva senda encierra un importante mensaje político. Sacarla adelante supondría para el Ejecutivo de Pedro Sánchez un balón de oxígeno respecto a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2025 que Moncloa quiere impulsar antes de final de año y para los que resulta imprescindible, como para casi todo, el apoyo de los siete diputados de Junts.
En el PSOE, sin embargo, prefieren ir paso a paso. Conscientes de las dificultades que implica depender de Carles Puigdemont para tener o no mayoría en el Congreso de los Diputados, los socialistas asumían esta semana que, antes que nada, la cita con el expresident iba a convertirse en un fuego cruzado de reproches que el líder de Junts ya empezó a airear en público en los últimos días.
“Perder el respeto a quien tiene los votos que necesitas y no sudar la camiseta intentando ganártelos en cada votación es el camino más directo al fracaso. Lo reitero: estas eran las reglas del juego que expusimos desde el primer día, por lo que no se pueden hacer los asombrados. ¿No se negocia un decreto, una ley, un nombramiento? Entonces nuestro voto no pueden darlo por supuesto. El nuestro, no”, publicó Puigdemont en sus redes después de que su grupo votara en contra de la proposición de ley sobre vivienda.
Desde Junts insisten en que la advertencia que lanzaron a Pedro Sánchez al principio de la legislatura, la de “sudar la camiseta” en cada votación, se mantiene vigente para ellos. “Nosotros negociamos pieza a pieza. Si cumples, cumples. Y si no, no hay votos. Que lo entiendan, que no tienen mayoría. Nosotros a cambio de nada, nada. Y a cambio de todo, mucho”, avisan desde el grupo parlamentario de los independentistas catalanes.
De lo que intenta demarcarse Junts es de la tesis del Gobierno de que, en realidad, lo que ha hecho virar a Puigdemont su relación con el PSOE no es ningún incumplimiento del Ejecutivo sino una doble frustración. La de que el Supremo le impida por ahora acogerse a una ley de amnistía que él mismo y su equipo contribuyeron a redactar y, sobre todo, la de quedar excluido de la gobernabilidad de Catalunya por el pacto entre el PSC y ERC.
“Todo ha cambiado desde la investidura de Salvador Illa”, señalan desde el equipo de Pedro Sánchez, donde también se mantienen expectantes ante los resultados de la reunión de este viernes entre Cerdán y Puigdemont. “Esperamos que recapaciten. Tienen que digerir que Illa es president y darse cuenta de que no es sostenible situarse siempre al lado del PP y de Vox”.
Reproches al expresident
Aunque la misión de la delegación socialista desplazada a Suiza es templar los ánimos e intentar reconducir una situación política que en la práctica aboca a la legislatura al bloqueo, no faltan tampoco los reproches de los de Pedro Sánchez al expresident catalán. Alegan en el PSOE que ellos han cumplido “punto por punto” todo lo comprometido con Puigdemont y han asumido para ello “un coste político que casi nadie se hubiera atrevido a afrontar”.
Por eso, el mensaje que trasladan a sus interlocutores en Suiza es el de que la profundización del autogobierno en Catalunya y la vigencia de la ley de amnistía solo están garantizadas con un gobierno progresista. Y que cualquier hipótesis de abrir la puerta a la derecha sería, por tanto, dañino para el conjunto de los catalanes y para el propio Puigdemont.
Para intentar blindar la estabilidad del Ejecutivo de los vaivenes de Puigdemont y de un posible fracaso del intento de reconstrucción de puentes con Junts, Pedro Sánchez mantiene en público y en privado que la legislatura va para largo y que, incluso sin Presupuestos, hay Gobierno garantizado “para rato”. Así se lo dijo a sus parlamentarios esta semana en la reunión del Grupo Socialista y así se lo dijo también al lehendakari, Imanol Pradales, en su reunión de este viernes en la Moncloa. “La impresión es que el presidente Sánchez tiene ganas de continuar con una legislatura larga”, dijo Pradales en rueda de prensa tras verse con el presidente.
El líder del Ejecutivo vasco aseguró además que Sánchez puede contar con la colaboración de su partido para “jugar a favor de la estabilidad en el estado” porque, en su opinión, “es buena para poder seguir avanzando en cuestiones que afectan a la mejora del autogobierno para los vascos”. Y por eso deslizó incluso la disposición a echar una mano en la interlocución con Junts. “La relación entre el Gobierno español y Junts tendrá sus propios canales pero nosotros siempre hemos intentado favorecer que se mantenga la estabilidad política en el estado”, aseguró.
En el equipo del presidente manejan como una opción real que los puentes con Puigdemont resulten de momento imposible de reconstruir. Y aún así reiteran que el horizonte de Pedro Sánchez no es otro que seguir. Hasta que Junts se avenga colaborar, o hasta que aguante una legislatura en modo bloqueo.