La fe de Giménez tumba, sobre la bocina, a un correoso RB Leipzig
El Atlético de siempre, el de estos últimos años, es uno de esos equipos que sólo se sienten cómodos jugando en el filo, al límite, que sólo en el frenesí de los últimos momentos, de las situaciones agónicas, es capaz de sobrevivir. Así es mucho más divertido, la verdad. No extraña que los aficionados rojiblancos se sientan especiales porque esta forma de ser te hace sentir vivo.