Uno de los mayores complejos de presas del mundo ha sido destruido. Los ganadores: las tribus indígenas de la zona
Entre Oregón y California se encuentra uno de los ríos más importantes de Estados Unidos. A lo largo de 410 kilómetros, el río Klamath fue durante miles de años el sustento de los pueblos indígenas norteamericanos. Durante más de 7.000 años, estos grupos se han asentado en la cuenta del Klamath, pero el río también alimentó a las tribus nómadas de la zona.
Todo se regulaba a la perfección. Los salmones eran grandes y numerosos, por lo que había alimento de sobra para todos, y los castores construían presas naturales que ayudaban a moderar la fuerza de las inundaciones. Pero, entonces, tuvimos que intervenir. Primero, acabando con los castores, lo que provocó un descontrol en esas inundaciones. Segundo, con la industria.
En 1850 se descubrieron depósitos de oro en varios ríos, siendo el Klamath una de las fuentes más importantes y uno de los protagonistas en la llamada ‘fiebre del oro‘. Unos años después, se construyó la primera presa. Se trató de una obra para controlar el cauce, pero a esas primeras presas de madera le siguieron otras enfocadas exclusivamente a la producción de energía hidroeléctrica.
Estas represas eran fundamentales para alimentar ciudades, granjas y minas de los dos estados, pero la consecuencia fue terrorífica para las tribus indígenas debido a que alteraron por completo la migración del salmón. Muchos ejemplares del salmón chinook, trucha arco iris y salmón coho (catalogada como especie amenazada) murieron y otros no volvieron. Durante más de 20 años, la represa del Klamath ha sido protagonista en una guerra para restaurar el río y, tras años de polémicas, en 2023 se inició su demolición.
Ahora, esa demolición se ha completado, suponiendo una amarga victoria para quienes llevan años esperando que esto suceda.
Décadas de lucha para derribar las presas
El conjunto de presas del río Klamath tiene más de 100 años de historia. En 1919 se construyó la primera, la presa de Link River. Era un dique de tablas de madera que elevó la desembocadura del lago Upper Klamath unos cinco metros y estaba enfocada a la mejora de la comunicación de suministros en una floreciente industria maderera.
Sin embargo, sobre 1930, esta industria entró en declive y comenzó el llamado ‘Proyecto de Recuperación de Klamath’. ¿Cómo lo abordaron? Construyendo dos presas en el río, amén de otras adicionales en los afluentes, para explotar el agua en la agricultura. No fue el único proyecto de aquella época, ya que el más importante fue el que emprendieron las energéticas PacifiCorp y California Oregon Power Company.
Entre las dos, construyeron otras tres presas hidroeléctricas y, aunque las anteriores ya habían tenido un impacto en la zona, las hidroeléctricas fueron fatales. Tuvieron un impacto altísimo en la mencionada vida del salmón, afectando tanto a la migración anual como, evidentemente, a las poblaciones que estaban asentadas en el tramo inferior del río.
En BBC, Brook Thompson, de la tribu Yurok, cuenta que el Klamath era su «tienda de comestibles». En 2002 se produjo una especie de apocalipsis del salmón, cuando unos 70.000 ejemplares adultos murieron repentinamente y se amontonaron en las orillas del río. Los informes apuntaban a un culpable: el bajo caudal que la presa Iron Gate (una de las cuatro de esa parte baja del río). Algunas especies se desplomaron el 90%. Otras, hasta el 98%.
Ese trágico día para los salmones y la tribu fue la gota que colmó el vaso. Thompson comentó que «la muerte del salmón significaba la muerte de nuestro sistema. Todos estamos conectados y derribar estas represas era una situación de vida o muerte para nosotros». Pero no era sólo la falta de alimento: la subida de la temperatura y calidad del agua provocó el crecimiento de algas tóxicas en dos de las represas, lo que dio lugar a advertencias sanitarias. En 1990 ya se empezaron a ver campañas para la eliminación de las presas, pero siempre recibían una negativa como respuesta.
En 2004, sin embargo, PacifiCorp solicitó al gobierno federal la extensión de los acuerdos de licencias de sus cuatro centrales hidroeléctricas en el río por otros 50 años. Los activistas se opusieron, pero en 2009 se firmó un trato entre tribus, agricultores, pescadores, activistas y el propio gobierno para trabajar en una solución para la situación del río.
Para renovar la licencia, PacifiCorp debía instalar escalas para peces que permitieran a los salmones recorrer sus vías migratorias, pero tras la estimación de costos, vieron que esas modificaciones costarían más que su participación en la demolición de las represas. En 2008 el gobierno y PacifiCorp llegaron a un acuerdo para empezar a demoler estas presas si los estudios científicos de la zona eran favorables en lo que a una recuperación del río se refiere.
Y, afortunadamente para las tribus, así fue.
La visa se abrirá paso
El proyecto de demolición, con un costo estimado de 450 millones de dólares y una obra titánica (Iron Gate, por ejemplo, tenía 53 metros de altura y ahora es un cúmulo de piedras), comenzó en noviembre de 2023 con la demolición de la primera de las tres represas. Menos de un año después, el proyecto se ha completado y el Klamath quiere recuperarse.
Desde las tribus esperan que la población de salmones se recupere poco a poco una vez el río se haya repuesto por sí solo y todo vuelva a la normalidad previa a las presas. Lo que necesita ayuda es la vegetación, concretamente unas casi 1.300 hectáreas de tierra que habían estado cubiertas por agua debido a los embalses.
Para ello, y como leemos en BBC, entre 2018 y 2021 se contrataron cuatro equipos de recolección de semillas, siendo ancianos de las tribus en su mayoría, para recolectar semillas nativas a mano. Consiguieron recolectar unos 900 kilos de semillas pertenecientes a 98 especies que fueron enviadas a viveros, donde se reprodujeron y se enviaron a instalaciones de almacenamiento, esperando el momento de la replantación. Por ejemplo, hay pinos, robles y chaparrales, entre otras muchas especies.
Con la replantación, se busca estabilizar los sedimentos de la zona y que todo ayude a la recuperación del hábitat del salmón. Concretamente, el objetivo es replantar el 90% de las tierras que antes eran embalses con una diversidad de especies para favorecer, también, la vida terrestre. Estas labores se iniciaron desde finales de 2023 justo cuando se demolió la primera presa y las técnicas de replantado han combinado desde la siembra manual hasta la que emplea helicópteros.
Joshua Chenoweth es un ecólogo y miembro de la tribu que está gestionando el proyecto de revegetación y, aparte de indicar que recolectar tal variedad de semillas fue complicado, también ha señalado que muchas de las zonas se han replantado a mano porque es «la herramienta de restauración más eficaz» y que sólo utilizan los helicópteros cuando las condiciones son peligrosas para los operarios.
Los primeros frutos ya se están viendo, con flores y vegetación donde antes sólo había tierra seca y poblaciones de animales como mariposas que pueden ayudar a la propagación de las plantas.
Una vez se complete el proceso, la Resource Environmental Solutions supervisará la zona durante cinco años y calificará la recuperación como exitosa si se cumplen los siguientes criterios:
- Riqueza de especies.
- Cobertura vegetal suficiente.
- Escasez de especies invasoras
- Recuento positivo de tallos en las zonas forestales (que serán las más complicadas)
Y la buena noticia para los salmones -y las tribus- es que se estima que, de cara a 2061, la población del amenazado salmón chinook se recupere en un 81%. Eso sí, queda camino por delante para recuperar tanto el terreno como un río que, alguna vez, fue el tercer productor de salmón más grande de la costa oeste norteamericana.
Imágenes | Earth Observatory, Garrett Fitzgerald, Dmitry Azovtsev
En Xataka | España está destruyendo más presas y azudes que nadie en Europa. Son buenas y malas noticias
–
La noticia
Uno de los mayores complejos de presas del mundo ha sido destruido. Los ganadores: las tribus indígenas de la zona
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
.