Que vuelva la primavera a la educación
Pienso en los jóvenes que se pierden como las hojas muertas cuando la educación está ausente. El viento se las lleva. Se dice que la forma más fácil de tomar una ciudad es abriendo las puertas para que el propio enemigo se introduzca en ella.
Fue el caso de Troya. Las enormes murallas de la ciudad más rica de su tiempo, situada en el lugar más estratégico, no garantizaron su defensa. La astucia derribó la muralla más alta del mundo. La ignorancia es el caballo que utilizan los astutos.
Traslado esta reflexión a la crisis educativa y de aprendizaje, asentada en los países de América Latina y el Caribe. “La mayor crisis en un siglo”, según el Banco Mundial.
Los datos del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por su sigla en inglés), publicados a finales del año pasado, así lo confirman: el 75 % de los alumnos se encuentran por debajo del nivel básico de competencia en matemáticas y el 55 %, en lectura. Al comparar los resultados en matemáticas con la media de la OCDE, el déficit equivale a cinco años menos de escolarización.
El Banco Mundial afirma que esta “profunda crisis de aprendizaje” viene de antes de la pandemia. El bajo rendimiento ya estaba presente. En el 2019, el 53 % de los niños que teminaron la escuela primaria en América Latina y el Caribe no podía leer ni entender un texto simple.
El porcentaje llegó al 64 % tras el cierre de las escuelas en la región. Existe una preocupación por los niños en edades para la educación infantil y por los escolares de segundo a sexto, porque es la etapa de la vida en que se adquieren competencias básicas de lectura y escritura.
Menciona el Banco Mundial que los resultados del rendimiento “son preocupantes para la prosperidad y la cohesión social de la región, ya que una mano de obra con escasa formación no es competitiva”.
Otro informe revela que “uno de cada cinco estudiantes de sexto grado en América Latina y el Caribe no alcanza el mínimo de comprensión lectora”. Implica un retroceso de diez años.
Los estudiantes de estos países sufrieron los cierres de escuelas más largos del mundo. Un área, asimismo, con el mayor grado de desigualdad. La menor participación de las autoridades políticas y sociales tuvo una incidencia en la violencia y la delincuencia.
Según el informe Situación de la pobreza de aprendizaje a nivel mundial del 2022, América Latina y el Caribe se sitúan como la segunda peor región, por debajo de África subsahariana. Diecisiete millones de niños y adolescentes se vieron privados de educación presencial durante uno de cada dos días efectivos de clases. Ello abrió el portillo para el abandono de los estudios por rezago académico, afirman los expertos.
De acuerdo con Jaime Saavedra, director de desarrollo humano para la región del Banco Mundial, se debe invertir también en la formación de los educadores.
La autora es administradora de negocios.