Kamala Harris acorrala a Trump y frena los temores de los demócratas

Si había alguna duda de que Kamala Harris pudiera hacerle frente a Donald Trump, quedaron despejadas en su primer debate el martes por la noche. Puede que sea el último. El hecho de que Harris terminara el cara a cara pidiendo otro lo dice todo. Veremos si Trump se arriesga a un segundo encuentro a 55 días de las elecciones.

Desde cualquier indicador objetivo, Harris ganó el debate; incluso algunos expertos de Fox News lo calificaron como una mala noche para Trump. Que el votante medio de Estados Unidos esté de acuerdo es otra cuestión. También se pensó que Hillary Clinton había superado a Trump en sus enfrentamientos en 2016. Pero esa victoria no se llevó a las urnas.

Dadas las circunstancias, Harris tuvo una buena actuación. En cuanto al respaldo de Taylor Swift después del debate (aunque, dado su alcance, era difícil de lograr), hay que recordar que las bendiciones de los famosos no suelen resultar decisivas. Pero Harris acalló los temores persistentes sobre su incapacidad para la pelea.

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Incluso en pleno apogeo de la convención triunfalista de Harris en Chicago el mes pasado, los delegados no disimularon sus temores ante el inminente enfrentamiento con Trump (de hecho, era la primera vez que se veían las caras). El historial de Harris en los debates incluye victorias y fracasos estrepitosos.

La noche del martes podría haber sido desastrosa, pero Harris supo aprovechar los 90 minutos. Aunque es probable que el boom de su popularidad se haya frenado, vale la pena imaginar el curso probable de la historia si hubiera sido Joe Biden, no Harris, quien hubiera subido al escenario el martes por la noche.

No es la primera vez que los demócratas pueden agradecerle al cielo que Biden insistiera en un debate anticipado en junio. Eso les dio tiempo para presionar a Biden para que bajara su candidatura después de su errática actuación. Con Harris, los demócratas tienen posibilidades razonables de ganar. Con Biden, se encaminaban hacia la derrota.

También vale la pena recordar los aciertos de Harris en su enfrentamiento con Trump. Su logro más importante fue evitar estar a la altura de su caricatura: la de la mujer que ríe constantemente, vacíamente ambiciosa, fuera de sus posibilidades e incapaz de terminar una frase coherente. No se pudieron observar ninguno de esos supuestos defectos.

Harris inició el debate con evidente nerviosismo, pero al cabo de unos 20 minutos, se pudo ver cómo se relajaba. Con frecuencia lograba molestar a Trump. Al mencionar que la gente abandonaba sus actos y asegurar que los dictadores de todo el mundo, especialmente Vladimir Putin, anhelaban su victoria, Harris irritó a Trump.

El único consejo en el que, según se informa, los asesores de campaña de Trump siguieron haciendo hincapié fue que no debería perder la calma. Pero Harris encontró formas de asegurarse de que así fuera. Casi se podía escuchar el gemido colectivo en la sede de Trump cuando mencionó que los inmigrantes ilegales se estaban comiendo los perros de la gente (un meme que se hizo viral en unos instantes) o cuando describió a los protagonistas del asalto al Capitolio como mártires. Es más difícil entender por qué Trump no preparó un plan alternativo al Obamacare.

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Después de la presión de los moderadores, Trump respondió que "tengo algunas ideas de un plan. No soy presidente en este momento". Trump ha tenido nueve años para encontrar una alternativa a lo que ha descrito en numerosas ocasiones como una terrible ley de atención médica. Incluso los votantes que no están muy bien informados llevan años esperando que lo haga.

Aunque se tardará algún tiempo en comprobar si la actuación de Harris cala entre los votantes estadounidenses, el debate tendrá beneficios psicológicos de inmediato. Seguramente la candidata ganará confianza en sí misma y en su capacidad para ganar estas elecciones. Tal y como dio a entender apelando a otro debate, ella también se mostrará más dispuesta a responder preguntas difíciles de la prensa.

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Sin embargo, no hay forma de escapar de la obstinada polarización de EE.UU. La candidata demócrata necesitará una ventaja de cuatro o cinco puntos a nivel nacional para tener confianza en poder conquistar estados clave. Trump podría ganar fácilmente estas elecciones por detrás.

Por el momento, sin embargo, la historia electoral de EE.UU. ha cambiado. Sin duda, volverá a cambiar, ya que el país es sumamente volátil. Pero aquellos que pidieron que Harris fuera implacable ahora serán silenciados.

Prueba de ello es cómo habló de Biden, que sigue siendo su jefe y benefactor. Fue casi brutal en su constante distanciamiento del presidente, al que le quedan cinco meses al frente de la Casa Blanca. "Te estás enfrentando a mí, no a Biden", le dijo Harris a Trump. El espectador no habría necesitado que se lo recordasen.