Conciencia del mundo en que estamos
En este mundo donde las realidades cambian constantemente, fortalecer el sistema de defensa pasa a ser un objetivo primordial para un país como el nuestro. Solamente con mirar los hechos de los últimos años, como la guerra entre Armenia y Azerbaiyán, la invasión de Rusia a Ucrania -provocando una guerra que se encuentra alcanzando los tres años-, y el ataque masivo de Hamás a Israel -provocando otra guerra-, vemos acontecimientos que configuran un mundo inestable que debemos estar preparados para afrontar.
Haciendo foco en nuestro país, en los últimos años he escuchado en ocasiones, el siguiente planteo: ¿para qué queremos Fuerzas Armadas, si nunca vamos a estar en guerra?
Esto a mi juicio es absurdo, tanto que la respuesta lamentablemente la produjo la propia realidad. ¿Quién podía imaginar en estos tiempos, el conflicto bélico más importante desde la Segunda Guerra Mundial en territorio europeo? Los conflictos no avisan con la década de anticipación que se requiere para tener un sistema de defensa adecuado. Entonces, mantener la Defensa Nacional es fundamental para la Argentina, el octavo país más grande del mundo (sexto si se incluye la Antártida) con una diversidad de recursos estratégicos determinantes en energía, proteínas, elementos clave para la era de la IA, y que por citar una situación real y actual; en este momento tiene una potencia militar con capacidad nuclear ocupando una parte del territorio soberano hace casi dos siglos, habiéndonos invadido cuatro veces desde 1806. A esto se le suman los desafíos de la geopolítica, los mismos que llevan a todos nuestros vecinos a permanentes inversiones en sus sistemas de defensa.
Todo esto invita a tener una Defensa Nacional acorde, con capacidad de disuasión, que se constituya en una herramienta de la política internacional acompañando los esfuerzos de nuestros diplomáticos. La Defensa es sin dudarlo, como un seguro, que cuando lo necesitemos debe estar listo para actuar. Tenemos que repetir hasta tener muy claro, que el rol principal de la Defensa Nacional, es asegurar el cumplimiento efectivo de la soberanía nacional en todo el territorio multidimensional soberano, como la última reserva de fuerza de la Nación.
Roles complementarios
Adicionalmente, en tiempos de paz nuestras Fuerzas Armadas pueden desempeñar tareas secundarias de altísimo valor para la ciudadanía. Por ejemplo, en marzo de 2020, la pandemia del coronavirus que azotó a todo el mundo, obligó al Estado a poner todos sus recursos para preservar la salud de sus habitantes. Desplegaron el operativo Manuel Belgrano I seguido del Manuel Belgrano II, cumpliendo distintas misiones, como fue la repatriación de ciudadanos argentinos varados en el exterior, aportar toda la logística para la vacunación efectiva de la población, despliegue de cocinas de campaña mitigando el efecto del encierro, y brindando apoyo logístico a las Fuerzas de Seguridad superadas por la situación extraordinaria que fue la pandemia. La pandemia no avisó, como no avisan otras situaciones que se presentan en el mundo y requieren atención inmediata.
También podemos recordar que el año pasado, como consecuencia del ataque terrorista de Hamas a Israel, muchos ciudadanos argentinos necesitaron repatriación, pero sólo aeronaves militares podrían ingresar a la zona de guerra y allí actuó nuestra Fuerza Aérea alistando como pudo sus escasos medios, para cumplir la misión de rescatar a nuestros compatriotas. Misión que fue cumplida con éxito.
Las Fuerzas Armadas argentinas están junto a la población civil, como quedó demostrado una vez más en ocasión del desfile militar del pasado 9 de Julio, masivamente acompañado por la población en una mañana helada. Y las jornadas de la Fuerza Aérea, y las presentaciones en distintas ciudades del interior. Son las Fuerzas Armadas de la Patria y la inmensa mayoría de la gente así lo siente.
¿Y cuál puede ser el próximo desafío para nuestro sistema de Defensa Nacional? Imposible saberlo, pero hay que estar preparados, veamos el costo para la mismísima OTAN de no haberse preparado a tiempo. No cometamos ese error.
No estamos ajenos al mundo
Ahora bien, si en menos de cinco años nuestras Fuerzas Armadas se han visto en acción en múltiples ocasiones, eso demuestra que nuestro país no se encuentra ajeno a este mundo tan cambiante. Por eso es necesario de manera urgente, incorporar equipamiento moderno y adecuado a nuestras necesidades, ya que en este momento tenemos limitaciones que quedaron muy expuestas en los últimos años.
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Un ejemplo de esos faltantes lo vimos al comienzo de la pandemia, con el tema de la disponibilidad de los aviones Hércules, porque la extensión de nuestro territorio condiciona las operaciones cuando se dispone de pocas unidades en línea de vuelo. Otro ejemplo es la falta de transporte de pasajeros de carácter estratégico, en los últimos años incorporamos un avión Boeing 737, lo cual ayudó mucho, pero son capacidades que piden a los gritos ser ampliadas para poder cumplir las misiones de manera más efectiva.
Un tema de suma importancia que muy tardíamente se subsanó este año fue la incorporación de un sistema de armas supersónico, en este caso estamos hablando del F16 Fighting Falcon. Una situación insólita para este país, haber estado casi diez años sin un avión supersónico, dejando prácticamente desprotegidos nuestros cielos ante cualquier eventualidad. Ese material nos permite disuadir cualquier intento de incursión área en nuestro territorio y brindar cobertura área a nuestras tropas en caso de ser necesario, es parte del concepto integral de la Defensa.
Mucho aún por hacer
Para disponer de un sistema de defensa adecuado aún resta mucho más. Pero limitándonos a lo más urgente, podemos señalar la debida atención al personal de las fuerzas, tanto en salarios como adiestramiento, y la recuperación de la capacidad submarina acorde a las características de nuestro territorio marítimo. Esto le permitiría a nuestra Armada cumplir su misión más adecuadamente, con un sistema de armas fundamental de carácter estratégico cuyo empleo en una situación de crisis resulta decisivo.
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Las necesidades de nuestras Fuerzas Armadas son enormes, son décadas de desinversión. Es importante, a partir de lo planteado, comprender que, para cumplir con la misión encomendada por el poder político en situaciones de crisis, prácticamente no habrá tiempo de preparación. Presentada la situación, ya no hay tiempo de nada, hay que afrontarla con el personal y el material que haya en el momento. El mismo equipamiento acorde, sumado a una política adecuada de personal para las Fuerzas, son decisivos para mantener el adiestramiento y la capacidad de respuesta de nuestra Defensa Nacional.
También es importante en un repaso general, la integración con aparatos militares de otros países. Por ejemplo, la participación destacada de nuestras Fuerzas Armadas en la coalición que participó en la Guerra del Golfo (1990-1991), donde las revalorizó y les abrió un camino de contante mejoramiento en su preparación al estar en contacto con fuerzas armadas de varias potencias. Dando a su vez lugar a nuevos desafíos como las misiones de paz de la ONU (por ejemplo, Haití o Chipre).
Finalmente, resulta vital aportar logística y personal a nuestras bases en la Antártida para ejercer la soberanía al mismo tiempo que colaborar con los estudios científicos y la preservación del ecosistema. No hay lugar para el oportunismo ni el cortoplacismo, necesitamos una estrategia largo plazo que pueda garantizar la una Defensa Nacional efectiva, en cualquier parte de nuestro territorio y en cualquier momento. Entendamos que no se puede contratar un seguro para cubrir un evento, después que el mismo ya se haya producido.