El misterio de Elena Ferrante busca su destino con el final de 'La amiga estupenda'
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Elena Ferrante decidió escribir 'La amiga estupenda' (Lumen) para retratar la ciudad de Nápoles en los años sesenta, atravesada por las mafias, la violencia y el horror de la pobreza, pero con un atisbo de luz a través de las vidas de Elena Greco y Lila Cerullo. La escritora italiana, que sigue sin desvelar su identidad, no era consciente de que cinco años más tarde, cientos de niños, muchos de ellos de barrios desfavorecidos, estarían haciendo cola para dar vida a Lila y Elena y convertirse en los protagonistas de 'La amiga estupenda', la serie de Max que hoy estrena su temporada final. La ficción adapta el éxito literario más importante de las letras italianas de los últimos tiempos, número uno en el ranking de 'The New York Times' de los mejores libros del siglo XXI. La serie sigue a Elena y Lila, dos pequeñas amigas de un humilde barrio, a lo largo de su vida. En la temporada anterior la serie reflejó los cambios de los años setenta, la aparición del movimiento feminista y la lucha de clases. Elena logró huir del barrio y la pobreza, se casó con Pietro, un académico, y se mudó a Florencia para tener el mundo a su alcance, aunque la maternidad y la vida en casa cuidando de los suyos agotaron su creatividad. Gracias a los movimientos sociales, Elena puede escribir su siguiente libro, aunque al mismo tiempo motivada por el deseo de aprobación de su marido. Enmarcada entre Turín, Florencia y Nápoles, esta última entrega de la saga 'Dos amigas' lleva a la pantalla 'La niña perdida', última novela publicada, en la que estas dos amigas vuelven después de haber tomado caminos distintos. Elena regresará a Nápoles en busca de un amor de juventud que vuelve a florecer. Allí se encontrará con Lila, que también es madre y ha triunfado, a su modo, en un negocio local. Dos mujeres y dos vidas radicalmente distintas. Elena es una señora culta y Lina una mujer de barrio y reacia al refinamiento, aunque la inteligencia y la intuición están de su parte. Hasta ahora eran las actrices Margherita Mazzucco y Gaia Girace quienes interpretaban a Elena y Lila en su adolescencia, pero estas napolitanas han crecido y ahora son Alba Rohrwacher e Irene Maiorino las que dan vida a estas dos mujeres. «Hasta ahora las historias de mujeres habían sido contadas por hombres y creo que contar con una directora tiene una fuerza irracional y una mirada muy particular frente a la violencia que sufrían», asegura Irene Maiorino a ABC, que interpreta a Lila. La cineasta italiana Laura Bispuri está detrás de esta última temporada, que ha tenido por delante el gran reto de cambiar el reparto. El público acogió con generosidad a Mazzucco y a Girace y no ha sido fácil encontrar a un reparto distinto. «Teníamos que encontrar actrices con un lenguaje parecido y que mantuvieran la esencia», indica la directora. La amistad entre Elena y Lila se va transformando conforme pasa el tiempo. Después de un tiempo alejadas en el que ambas se han desarrollado a su manera, el regreso de Elena al pueblo despierta en ella recuerdos que creía haber olvidado. Todo ello en un marco social complejo, como era la ciudad de Nápoles en los setenta, donde a pesar de los avances, la violencia seguía traspasando la vida de sus habitantes. « Hay un cierto tipo de violencia que cambia con respecto a cada época, pero aún queda mucho por hacer en nuestra sociedad . Hay ciertos escenarios que por desgracia son universales y aunque en nuestra época están edulcorados a través de aparentes actitudes de respeto, siguen escondiendo una gran descortesía como ocurre con la igualdad de género», indica Alba Rohrwacher. Para la actriz es fundamental la labor de escritura de Ferrante y pone en valor su obra, que se ha convertido en un referente para muchas mujeres. «Es capaz de narrar personajes que, partiendo de su especificidad y de peculiaridades de la época, se convierten en universales. De hecho, estos personajes se han convertido con el paso del tiempo en símbolos a los que muchas mujeres se han referido y con los que muchas mujeres han encontrado la manera de expresar su propia voz en un mundo en el que predominan los hombres». Elena Ferrante puso las palabras en su libro y Saverio Costanzo hizo lo mismo para la serie. El guionista ha velado por reflejar en los diálogos entre Elena y Lila el horror de la violencia, el miedo de las mujeres y la falta de apoyo para poder desarrollarse profesionalmente. «Italia ha sido un país muy misógino. Ha sido muy difícil ser mujer. Aquí, además, hablamos del sur de Italia que es muchísimo peor», indica Costanzo. La literatura ayuda a iluminar el pasado y poner remedio al presente, un logro que reconoce en las novelas de Elena Ferrante pese a que ese nombre es un seudónimo y su identidad, el secreto mejor guardado de las letras italianas: «Hasta ahora no había historias contadas por mujeres porque se ocultaban. Lo que marca la diferencia entre Elena Ferrante y otras muchas novelas escritas por mujeres sobre ellas es que la palabra no estaba preparada en ese momento para centrarse en su ambición y Ferrante lo consigue». Además, asegura que el hombre actual debería estar capacitado para hacerlo también: «Un hombre moderno es alguien que debería poder relacionarse con historias femeninas al igual que con historias sobre hombres. Hay una parte femenina dentro de mí mismo».