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2024

El ingeniero de la UNI que fundó Saco Oliveros, el colegio con más medallas internacionales: inició con 2 aulas y 38 alumnos

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Cada año, al menos un estudiante de Saco Oliveros es noticia por destacar en algún concurso internacional. Sin embargo, pocos conocen el origen de este centro de estudios primario y secundario, en el que hoy estudian alrededor de 32.000 jóvenes peruanos, o que fue fundado por un ingeniero de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Empezó con dos aulas y apenas 38 alumnos, y hoy cuenta con 50 sedes en todo el Perú.

La institución educativa ha conseguido 740 medallas para el país: 320 de oro, 320 de plata y 190 de bronce, en competencias deportivas e intelectuales como ajedrez y matemáticas.

El ingeniero de la UNI que fundó Saco Oliveros

En 1965 nació Wilmer Carrasco Beas en la localidad de Yungay, departamento de Ancash. Pasó su niñez en el centro poblado de Ucuchá, a 26 kilómetros de Huaraz. A los cinco años, vio con asombro como un gran terremoto arrasó y destruyó las casas de adobe de la localidad, dejando más de 70.000 fallecidos y 20.000 desaparecidos.

Por aquel tiempo, se construía gran parte de las vías del Callejón de Huaylas. Ver cómo los obreros realizaban el trabajo de asfaltado, coletas y sifones en su aldea le causó una grata impresión.

“Construyeron el puente de mi pueblito, quedé admirado por lo que hacían los ingenieros”, contó en una entrevista exclusiva para La República.

Luego de terminar la secundaria, ingresó a la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (UNASAM) de Huaraz. Sin embargo, una huelga prolongada no le permitió culminar el primer ciclo y ello terminó motivándolo a migrar a Lima con 17 años.

Cuando tenía 13, falleció su padre y su madre tuvo que tomar las riendas de su hogar con cinco hijos varones. Al ser el segundo mayor, decidió trabajar en lo que mejor sabía: las matemáticas. Por ello, una vez en la capital, se desempeñó como profesor en la academia Newton con los cursos de álgebra y trigonometría junto a uno de sus hermanos, quien ya vivía en la ciudad.

“Compartíamos la habitación y aproveché para prepararme y poder ingresar. Mientras estudiaba en la UNI dictaba clases. Mis estudios fueron seis años porque uno de huelga me retrasó. Antes era así, los estudiantes reclamaban, el personal tomaba la universidad y la cerraba por meses”, indicó.

Ingeniero civil y profesor preuniversitario

Wilmer finalizó sus estudios en 1990, cuando se produjo el 'Fujishock'. El país vivía una hiperinflación y los precios estaban por las nubes.

“Terminando la Universidad no había opción para un ingeniero, menos aún para uno recién egresado. Las construcciones se vinieron abajo, fue una época muy difícil. Entonces, seguí haciendo lo que más sabía, ya tenía seis años de experiencia”, recordó.

Ingeniero Wilmer Carrasco en el colegio Saco Oliveros Monterrico. Foto: Difusión LR / Fiorella Bazán.

El primer Saco Oliveros

Luego de dictar clases en las academias Trilce y César Vallejo, fue profesor en el Centro Cultural peruano soviético, academia de la Unión Soviética que ofrecía becas a los cinco mejores estudiantes para estudiar en dicho país. No obstante, cuando se desintegró la Unión Soviética, la academia también.

 En 1992, el Centro peruano Soviético llamó a Wilmer para que dirija la academia, que ahora pasaría a ser denominada rusa.

“Acepté ser director y en el 96 me dicen que la Academia iba a cerrar, pero que podían alquilarme el local. En ese momento pensé que era mi oportunidad”

Cada verano enseñaba a estudiantes de secundaria reforzamiento de matemáticas, por lo que vio aquella ocasión como una oportunidad para abrir una escuela. Es así como, con apenas dos aulas, con 38 alumnos (20 de tercero y cuarto, y 18 de quinto) se fundó el primer Saco Oliveros.

La mayor crisis y el resurgir

A diferencia de otros centros educativos, Saco Oliveros destaca por tener estudiantes que ingresan a universidades o por su participación en competiciones internacionales. En 1997, Marilyn Mondragón ingresó a la Universidad Nacional del Callao (UNAC) y se convirtió en la primera alumna de tercero de secundaria en ingresar a una institución nacional. Actualmente, alumnos de cuarto y quinto grado de primaria han ingresado a la UNAC.

El segundo colegio se inauguró en San Juan de Miraflores. Sin embargo, cuando todo parecía ir ‘viento en popa’, 16 de los 32 profesores renunciaron para trabajar en el colegio que Wilmer considera “la competencia”, dejando la institución debilitada.

La situación pudo terminar con Saco Oliveros, de no ser porque contó con el apoyo de amigos y excolegas, con quienes reconstruyó el colegio.

“Hay dos momentos en los que las capacidades salen a relucir: cuando te ves en el precipicio o cuando tienes una gran inspiración. Bueno, una cosa llevó a la otra”, indicó.

La reconstrucción implicó que los colegios Saco Oliveros tengan sus propios libros y, especialmente, su propio sistema: el sistema helicoidal.

Competir internacionalmente

Ese mismo año se impulsaron cuatro colegios. Además, los alumnos comenzaron a competir, no solo a nivel nacional, sino también internacionalmente, inicialmente en torneos de ajedrez y matemáticas. Actualmente, doce escolares de Saco Oliveros han sido primeros a nivel mundial en la primera disciplina y cada año estudiantes de esta institución representan al Perú en competencias de Matemática, Física, Química, Biología, ajedrez, vóley, informática y astronomía.   

“En matemática somos el único país iberoamericano, ni siquiera como colegio, sino como nación, que ha obtenido dos medallas de oro en una Olimpiada Mundial”, enfatizó.

Por otro lado, muchos alumnos estudian becados en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Estados Unidos), la mejor universidad del mundo, y en países como China, Rusia, Singaur y Corea del Sur.

Wilmer Carrasco Beas, ingeniero civil de la UNI. fundador de Saco Oliveros. Foto: Difusión LR / Fiorella Bazán.

¿Saco Oliveros estuvo a punto de ser una universidad?

Aproximadamente hace 11 años, la Asociación Educativa Saco Oliveros planeó abrir una universidad. El Gobierno había aprobado cinco carreras, entre las que se encontraban Administración de Negocios Internacionales, Ingeniería Informática y Contabilidad. El proyecto se ubicaría en el Callao y contaba con la autorización para las autoridades. Sin embargo, cuando la infraestructura estaba avanzada en un 70%, el Congreso de la República decretó una norma que impidió la construcción de centros de educación superior por un periodo de cinco años.

“Dijeron 5 años, pero pasaron 7, 8, 9 y al final el local lo destinamos para un colegio. Tal vez en un futuro retomemos ese proyecto”, mencionó.

El secreto del éxito

Wilmer Carrasco reveló a La República que el secreto de su éxito se debe al compromiso que mantiene con un equipo confiable, que cuenta con libertad para desarrollarse sin depender de su persona. Asimismo, indicó que ha sido importante invertir a largo plazo.

“Nosotros no pensamos en que esto vamos a obtenerlo de aquí en meses o un año, trabajamos a tres a cinco años. Casualmente, asistí a una conferencia de empresarios en la cual decían lo que adolecemos los empresarios peruanos es eso, que somos cortoplacistas”

Saco Oliveros ha conseguido 740 medallas internacionales: 320 de oro, 230 de plata y 190 de bronce. Hoy, exalumnos trabajan con estudiantes en proyectos de biología, informática y desarrollo científico.